El ovetense que ha recorrido medio mundo en bicicleta: «Ha sido una experiencia espectacular»
LA VOZ DE OVIEDO
Lucas Álvarez ha pedaleado durante cinco meses por diferentes países de nuestro planeta. Aunque no ha conseguido dar la vuelta al mundo debido a que el tiempo se le echaba encima, el pasado 26 de noviembre logró cumplir un reto con el que soñaba desde hace años. Cuenta cómo ha sido la aventura y los problemas a los que tuvo que hacer frente
14 dic 2023 . Actualizado a las 09:35 h.No hay mayor placer en la vida que superarse a uno mismo. Tener esa capacidad de automejora no solo reporta beneficios a nivel físico o psicológico sino que además contribuye a vivir una vida más plena. Y sino que se lo pregunten a Lucas Álvarez. Al ovetense de 34 años se le metió entre ceja y ceja que debía de hacer una ruta en bicicleta mucho más larga de las que estaba acostumbrado a hacer. Tras conseguir cinco meses de permiso en su trabajo decidió que para «quitarse la espina» podría aprovechar todo ese tiempo en dar la vuelta al mundo. Después de mucho esfuerzo y hacer un enorme sacrificio lo ha conseguido.
«Ha sido una experiencia espectacular. Vi paisajes impresionantes y conocí además a muchísima gente. A nivel personal también me ha servido para darme cuenta de muchas cosas, aprendí sobre todo a no depender de esas espinas porque al final lo más importante es intentar hacer las cosas», asegura Lucas Álvarez, quien estuvo un total de 141 días pedaleando alrededor de nuestro planeta tierra. Con una media de entre siete y ocho horas diarias recorrió cerca de 14.000 kilómetros. «No me dio tiempo a más porque entre que se hacía de noche y que las horas del día son las que son, el día que más tiempo tuve en bici fue diez horas», detalla.
El ovetense partió el pasado 9 de julio de su localidad natal y puso rumbo a Francia. Una vez en el país galo siguió pedaleando hasta llegar a Suiza. Y de ahí a Austria, donde al aterrizar con su bicicleta en Viena tuvo que decidir si continuar su ruta por los países nórdicos, que era su idea original, o ir hacia Estambul. Tras sopesarlo eligió la segunda opción dado que «hasta ese momento llevaba realizados menos kilómetros de los que pensaba que podía llegar a hacer, no por cansancio sino porque se acaba el día».
Recorrió además Alemania, Eslovaquia, Hungría, Serbia, Bulgaria y Grecia antes de llegar a Estambul. Ya en la ciudad turca, después de conocer la misma, cogió un avión y puso rumbo a Canadá. Cuando llegó al país norteamericano decidió andar en bicicleta hasta Estados Unidos, donde pedaleó desde la capital, Washington D.C., hasta Nueva York. También lo hizo por Colorado, Utah, Arizona, California, Oregón y Washington.
Después de conocer buena parte de Estados Unidos, el ovetense deliberó que era el momento de ir al continente asiático. Voló hasta Japón y recorrió el país de norte a sur con su bicicleta. De ahí partió hasta Vietnam, donde estuvo varios días antes de coger un vuelo y poner fin a su aventura. Se planteó ir hasta Tailandia porque aún le daba tiempo a hacerlo pero prefirió que el último trayecto hasta llegar a casa fuese pedaleando. Y así lo hizo. Una vez que aterrizó en Madrid, cogió su bici y puso rumbo a Asturias. «Me prestó mucho más», asegura.
Aunque realmente no consiguió dar la vuelta al mundo tal y como se planteaba, dado que al viajar en avión para cambiar de continente perdió «mucho tiempo de estar en bicicleta», a Lucas Álvarez no le ha quedado para nada mal sabor de boca. Y tampoco tendría porqué ya que al final ha hecho una auténtica hazaña. Motivo por el cual, no tiene «ninguna sensación» de haber dejado «algo pendiente». «Entre uno y otro no pude ir a Sudamérica ni tampoco a África pero bueno no pasa nada. Ha sido una experiencia increíble», confiesa.
En la mayoría de los países que visitó, el ovetense durmió en la tienda de campaña que porteó durante todo el viaje. Como además en un principio tenía pensado recorrer las zonas más frías del planeta iba equipado al respecto para poder dormir a la intemperie y en cualquier sitio. Se alojó en cámpings y también hizo acampada libre. Por supuesto, pasó alguna que otra noche en habitaciones de hotel. «En Camboya, por ejemplo, al ser muy baratos no me merecía la pena andar buscando un sitio donde poner la tienda», asegura antes de señalar que gracias a una web de ciclistas de todo el mundo le resultó mucho más fácil encontrar donde alojarse.
De toda esta aventura, lo que más impactó a Lucas Álvarez fueron las vistas y paisajes de los que disfrutó mientras andaba en bicicleta. Principalmente, los de Estados Unidos. «Me llamó mucho la atención lo pastoso que es». En cuanto a culturas, donde más choque sufrió fue en Vietnam. «Fue una locura porque ahí va todo a lo loco, pero tampoco fue un cambio radical como si hubiera ido a un país nórdico que era uno de mis objetivos», asevera.
También le impresionó Japón. Aunque este país asiático a su juicio «está occidentalizado», «es una pasada como te trata la gente». No pudo conocer más formas de vida, dado que al empezar el viaje por Europa «cuando ya iba por la mitad del mismo no me había dado tiempo a salir de países occidentales». No obstante, durante esta aventura conoció a «muchísima gente» con la que intercambió experiencias personales. Sobre todo con ciclistas, quienes le han dado consejos sobre las diferentes rutas o le han echado una mano cuando precisaba arreglar o mantener el estado de su bicicleta.
«Es gente que también te cuenta cosas sobre el país y es otra manera de conocerlo. En Saigón por ejemplo estuve tres días y uno me llevó a probar platos, que yo desconocía. Me montó en moto y me dio una vuelta por ahí, pues es una cosa que de no ser por él hubiese sido imposible», asegura agradecido Lucas Álvarez, quien soñaba con embarcarse en esta aventura una vez que empezó a andar en bici asiduamente.
Al igual que la mayoría de la gente, el ovetense aprendió a andar en bici desde bien pequeño, pero hasta la veintena no se sintió realmente atraído por este medio de transporte. Cuando tenía 23 años, un día cogió la bicicleta de su padre y salió a dar una vuelta. Desde entonces, apenas ha parado de pedalear. Cuatro años más tarde comenzó a hacer triatlón y como la bicicleta de su progenitor se había quedado obsoleta decidió comprar la suya propia. Además, poco tiempo después, decidió hacer su primer viaje. El destino: Sevilla. «No sé por qué lo hice la verdad, por más que pienso no me acuerdo», reconoce, antes de señalar que fue el primero de muchos.
A partir de ese momento también empezó a soñar con dar la vuelta al mundo. «Empecé a leer la experiencia de gente que hacía este tipo de viajes y veía de vez en cuando algún que otro documental. Empezó a llamarme mucho la atención y al final como la gente que andamos en bici siempre queremos hacer un trayecto más largo se convirtió en algo que quería hacer. Me busqué la oportunidad para intentarlo y al final conseguí que la empresa me diera cinco meses de permiso. Calculé un poco mal porque no me ha dado tiempo a hacer el recorrido que tenía previsto pero ha sido una experiencia única», cuenta.
Vuelta a Asturias en tres días
Apenas le ha dado tiempo a recuperarse de este tute, dado que llegó a casa el pasado 26 de noviembre, y por su cabeza ya ronda la idea de hacer otro reto. En esta ocasión, asegura, que no será tan largo. «Hace tiempo cuando estaba preparándome para una carrera en Portugal, intenté dar la vuelta a Asturias en tres días con la bici, pero no lo conseguí porque para dormir por la noche llevé un saco que no era y pasé un frío de muerte. Ahora mismo puedes me da risa decir que me tuve que retirar, entonces, en verano me gustaría conseguirlo», asegura.
Consejos para aquel que quiera embarcarse en la aventura
Y por si alguien se plantea dar la vuelta al mundo en bicicleta o hacer un recorrido similar, Lucas Álvarez aconseja contactar con la gente local para que así te recomienden qué visitar, dónde comer o alojarse. «Cambia el viaje drásticamente», confiesa antes de señalar que no hay que «obsesionarse» con la fecha de llegada. «Si por ejemplo un día tenía que hacer 140 kilómetros para igualar la media, pasaba por delante de cosas y no me paraba ni a verlas. Y eso al final es absurdo, a no ser que vayas con intención de hacer un récord que ahí ya cambia la historia», detalla.
«Yo no me desvié en todos los sitios, pero en muchos sitios sí. Como entre comillas iba con cierta prisa no entré por ejemplo en los castillos del Loira porque sino no llegaba a ningún sitio, pero sí que aproveché para conocer a nivel general el lugar», cuenta el ovetense, quien ya cuenta con la experiencia suficiente para si en el futuro decide hacer otro viaje, salga «todo bien». «Esto por mucho que quieras no puedes hacer una prueba antes y eso a mi en parte me faltó, sobre todo en los aviones, pero como no hice un viaje así antes pues ya aprendí», sentencia.