![Monumento a Jovellanos, en Oviedo](https://img.lavdg.com/sc/8Qs9OStS9ky3p9u0RJNEcsgCZFQ=/480x/2023/12/01/00121701437062738904778/Foto/on.jpg)
Vecinos de la zona exigen una actuación urgente para evitar males mayores
01 dic 2023 . Actualizado a las 14:52 h.El abandono que sufre el patrimonio artístico y cultural asturiano no es un asunto baladí. Bien sea por el paso del tiempo o por la acción del ser humano, los bienes inmuebles situados en espacios públicos están cada vez más deteriorados. Su mal estado de conservación en algunos casos llega a tal punto que incluso llama la atención de viandantes o turistas.
En Oviedo son varias las construcciones de las que se ha apoderado la maleza o cuyos materiales están cada vez en peor estado. Sin ir más lejos, la fábrica de armas de La Vega se encuentra ya en la lista roja de patrimonio, al estar en peligro su futuro, arquitectónicamente hablando. El monumento a Jovellanos, situado en la calle homónima de la ciudad, va también por el mismo camino.
Vecinos de la capital asturiana alertan de que una de las piedras de cantería que conforman dicho monumento lleva tiempo «sacada» de su posición original. Además, no solo está desgastada, sino que también, para más inri, la roca invade espacio público, ya que «cada vez está más encima de la acera».
De no colocarla cuanto antes, esto podría traer algún que otro problema. Para empezar, si se rompe, encontrar una pieza similar que la reemplace no sería tarea fácil. Las piezas de cantera, tal y como aseguran los vecinos, son «difíciles de encargar». En el caso de que alguien por algún casual se tropiece con ella, dado que ocupa parte del paso, podría traer consigo severas lesiones. Por este motivo, exigen una actuación cuanto antes.
Este monumento en homenaje al escritor, jurista y político ilustrado gijonés, Gaspar Melchor de Jovellanos fue levantado en Oviedo, en 1789, a petición de la Junta General del Principado. Una obra, proyectada por el arquitecto del Museo del Prado Juan de Villanueva, que fue destruida parcialmente en la década de los 20 del siglo XIX. Tras reformar el monumento y colocarlo en una hornacina de la muralla, en el año 1940 se decidió adosar el mismo al Monasterio de San Vicente, un emplazamiento que a día de hoy es su ubicación actual.
El monumento se compone de asientos con cuatro alcachofas a cada lado, los escudos del Principado y la casa Jovellanos y un canapé con una inscripción latina de 428 letras de bronce, doradas a fuego. Sobre la inscripción se encontraba la corona real.