Mónica Perela, la Marie Kondo de Oviedo: «Tener ahorros para cubrir un mínimo de tres meses de gastos fijos da una tranquilidad tremenda»

LA VOZ DE OVIEDO

Mónica Perela, responsable del proyecto Mrs. Cleanor.
Mónica Perela, responsable del proyecto Mrs. Cleanor.

«Pon un orden nuevo» es el primer libro de esta organizadora profesional, conocida en redes sociales como Mrs. Cleanor, que se fija en espacio, tiempo y dinero para crear una atmósfera que nos aporte «paz» y mejore nuestra calidad de vida. Estos son sus principales trucos para tener los tres ámbitos a raya

02 nov 2023 . Actualizado a las 10:19 h.

Hace una década que un pico de trabajo obligó a la avilesina Mónica Perela a poner orden en su vida. Necesitaba sacar más tareas en menos tiempo y acabar con las jornadas interminables. Así fue como comenzaron las lecturas sobre productividad y gestión del tiempo, hasta que cayó en sus manos La magia del orden, de Marie Kondo. La famosa gurú japonesa llamó su atención y empezó a profundizar en la organización. Lo primero fue su armario, después el de su marido, luego hizo lo propio con familiares y amigos y la diversión era tal que apostó por convertirse en organizadora profesional y compaginarlo con su trabajo de asesora por cuenta ajena. Más conocida como Mrs. Cleanor en redes sociales, acaba de publicar su primer libro, Pon un orden nuevo en tu espacio, tu tiempo y tu dinero. Una herramienta con la que inculcar el poder casi sanador de la organización en la sociedad.

Desde hace más de seis años trabaja con particulares y empresas como organizadora profesional, adaptando su método al «ritmo de vida» de sus clientes, también tiene un pódcast y ha recogido su método en algo más de 200 páginas. Se apoya en la premisa de la propia Marie Kondo de «tener cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa» y defiende el equilibrio entre espacio, tiempo y dinero, porque «de nada sirve tener ordenada la casa si tenemos una agenda que nos sobrepasa y no llegamos a fin de mes».

—¿Qué nos ha enseñado Marie Kondo?

—Hay una cuestión que comento en el libro a raíz del último libro de Marie Kondo, en el que se dijo que hasta ella se rendía. Marie Kondo no se rinde, porque tiene un negocio tremendo. ¿Qué es lo que pasa? Hay que saber leer entre líneas. Puedes coger herramientas, pero toda su filosofía no la puedes llevar a la práctica aquí, porque somos de otra manera. Yo no inculco el minimalismo ni que hay que tener menos cosas, cada uno que tenga las cosas que quiera tener. Si quieres tener mucha ropa, tenla, pero bien organizada para poder acceder a ella fácilmente. De la filosofía de Marie Kondo me quedo con lo más práctico y lo demás no lo cuestiono, porque dar las gracias a la ropa de la que te vas a desprender aquí no tiene sentido. Lo que sí digo es que cuando vayas a tirar algo pienses el motivo y saques un aprendizaje. ¿No pones una prenda naranja porque no te favorece? Pues no la compres de ese color para la próxima. Marie Kondo, en su último libro, es más práctica. No todo tiene que estar perfecto todo el tiempo. La casa tiene que estar vivida, no tiene que ser de revista. Pero, por lo menos, sí seguir su máxima de que haya un sitio para cada cosa y que cada cosa esté en su sitio cuando no se está utilizando. 

—Habla de poner orden en el espacio, en el tiempo y en el dinero. ¿Es importante el equilibrio en las tres áreas?

—Es importante el orden en las tres, porque son las tres áreas alrededor de las que gira nuestra vida. Da igual que tengamos las cosas en orden si tenemos una agenda que nos sobrepasa y si no llegamos a final de mes. ¿De qué te sirve tener una casa muy bien organizada si lo demás no está en orden? En el libro repaso las tres áreas. Yo, en lo primero que puse más orden en mi vida fue en el tiempo. Veo que perdemos mucho tiempo en hacer tareas repetitivas todos los días que no nos dejan avanzar hacia nuestros objetivos: por ejemplo, tener que buscar el teléfono, las llaves y el bolso antes de salir de casa. Hay gente que tarda un minuto y gente que tarda cinco. Luego no tienes tiempo para tomar un café. En el trabajo igual, tenemos que buscar una forma más efectiva de trabajar: un archivo en el que sea fácil de localizar todo, una buena gestión del correo electrónico… Muchas veces, en trabajos de oficina perdemos muchísimo tiempo en la gestión del correo y hay tareas que no compensa el tiempo que nos llevan con la rentabilidad que le vamos a sacar. Entonces, para mí es muy importante hacer una buena gestión de las tareas del día, no tener en la cabeza todo el tiempo qué cosas tengo que hacer. Una buena agenda con una lista de cosas pendientes que yo vaya haciendo un seguimiento y no me ocupe la cabeza, que la tenga liberada para lo que tenga que hacer o discurrir en ese momento.

«Mínimo, tienes que tener ahorrados entre tres y seis meses de tus gastos fijos, que tú sepas que, pase lo que pase, tus próximos tres meses están cubiertos; eso te da una tranquilidad tremenda»

Luego, el tema del dinero es muy importante y viene muy vinculado a mi profesión. Ahí conjugo el papel de asesora con el de organizadora. Vi que, a nivel doméstico, nos faltan muchos conocimientos, no nos enseñan a gestionar el dinero y muchas veces te metes en gastos de los que no eres consciente y al final aparece el «no llego a fin de mes». Yo he llegado a oír: «Es que si se me avería el coche este mes, no sé qué voy a hacer, porque no tengo dinero para arreglarlo». En esas situaciones, con un poco de planificación y con un colchón de emergencia, vas a poder quitarte la preocupación de la cabeza. Si tú ya sabes que vas a llegar a final de mes porque tienes un colchón de ahorro, ya no estás preocupado por eso, entonces, toda la energía que pones en eso queda liberada para hacer otras cosas e incluso para pensar en otras fuentes de ingresos o en otras soluciones. No tener ese pesar ni estar todo el día penando por el maldito dinero. Si tú haces tu colchoncito y sabes que tienes tus gastos fijos cubiertos, tienes esa tranquilidad, cada uno con el nivel de seguridad en el que se sienta cómodo. Pero mínimo, tienes que tener ahorrados entre tres y seis meses de tus gastos fijos, que tú sepas que, pase lo que pase, tus próximos tres meses están cubiertos; eso te da una tranquilidad tremenda. Porque si eres autónomo y dejas de facturar sobremanera, pero si trabajas por cuenta ajena también te puede ayudar a tomar una decisión si no estás bien en tu trabajo. Si tú tienes un colchón y las cosas en un momento determinado no vienen bien dadas, tienes la posibilidad de buscar otro trabajo sin esa angustia. 

Cuatro trucos para empezar a poner en orden el dinero:

  • Tener dos cuentas bancarias y separar automáticamente un porcentaje de la nómina (el 10 %, recomienda Mónica Perela) para el ahorro.
  • Calcular qué cantidad de dinero necesitamos para nuestros gastos vitales: alquiler o hipoteca, luz, alimentación, etcétera.
  • Llevar un análisis pormenorizado de todos los gastos —desde una barra de pan o un café— para ver en qué se va el dinero.
  • Cancelar alguna suscripción o gasto innecesario.

—¿Cómo crear ese colchón cuando vamos tan apurados para llegar a fin de mes?

—Lo primero es pensar que no lo vamos a conseguir en un corto período de tiempo. Es un camino largo. Cuando alguien te diga en materia de dinero que hay soluciones rápidas no hay que fiarse, porque las soluciones rápidas, no son buenas. Nos va a llevar tiempo, entonces hay que empezar cuanto antes, en el momento en el que uno sea consciente de que tiene que hacer eso. Es más, yo lo haría desde la primera nómina, si nos lo enseñasen en el colegio, desde el primer trabajo o si elegimos emprender. Lo más sencillo es tener dos cuentas bancarias. También podríamos guardarlo en un sobre, pero siempre va a estar más cerca y accesible. Una de ellas sin estar vinculada a nada, sin tarjetas ni domiciliaciones, para transferir allí el 10% de tus ingresos. Sabemos el día que cobramos, pues dos o tres días después ponemos una transferencia fija y, si cobramos 1.000 euros, pasamos 100, porque vamos a vivir igual con esos 100 euros que sin esos 100. ¿Que no podemos? Pues bajamos el porcentaje. Si vamos muy pillados, lo mínimo, pero todos los meses. Es más importante la constancia y la recurrencia que la cantidad de dinero. Yo lo haría hasta en la paga de nuestros hijos, ir aportando todos los meses una cantidad e ir construyendo nuestro colchón. Para ello, lo primero es saber cuánto suman nuestros gastos vitales, lo mínimo y necesario. El alquiler o la hipoteca, agua, luz, alimentación… ¿Cuál es la cantidad mínima que yo necesito para sobrevivir sin ningún lujo? Con eso sabes que tus gastos vitales están cubiertos. Si no tenemos nada ahorrado, hay que empezar por ahí.

«Si tienes ahorros eres libre para poder tomar la decisión de cambiar de trabajo, para aceptar a un cliente o no si eres autónomo… te da libertad»

—Dice que no se enseña en el colegio. ¿Por qué cree que esa cultura del ahorro no se inculca desde la infancia?

—Porque no interesa, porque el ahorro es libertad. Si tienes ahorros, eres libre para poder tomar la decisión de cambiar de trabajo, para aceptar a un cliente o no si eres autónomo… te da libertad. Aparte que si tienes ese mínimo ahorro vas a tirar menos de esos préstamos al consumo que pedimos para ir de vacaciones. Pero, ¿cómo te vas con un préstamo al consumo de vacaciones si luego lo vas a estar pagando todo el año y ya lo has disfrutado? ¿No es más inteligente apartar un dinero, irte de vacaciones con ese dinero que ya lo tienes presupuestado y es mucho más consciente? Vas haciendo tu colchón a lo largo del año y apartas un dinero para las vacaciones, para un móvil nuevo, para un coche… Pero sin créditos, cuantos menos intereses, mejor. Por eso no interesa que ahorremos.

—¿De dónde podemos quitar gastos para poder ahorrar cuando no llegamos a fin de mes?

—Lo primero que hay que hacer es revisar los gastos, porque siempre hay algún gasto que es prescindible. Pueden ser suscripciones que tenemos de un euro o de dos, que nos da apuro hasta dar de baja, pero igual es algo que ni siquiera estás usando. También con la cesta de la compra. Hay que hacer una lista de manera inteligente y no dejarse llevar en el supermercado por caprichos, que es donde se nos va más el dinero. Hay que tratar de ir ajustando.

Y para empezar, antes de hacer cualquier planificación, anotar todos los gastos que tenemos y analizar un mes completo para ver dónde se fue mi dinero. Eso es lo primero que tenemos que saber para conocer nuestros hábitos de consumo. Hay que adquirir la costumbre de pedir ticket de todo, hasta del pan, y si no, apuntarlo. No es cuestión de vivir como un ermitaño, es para ser capaz de, si no estamos teniendo ahorros, reducir nuestros gastos al máximo para conseguir ese colchón. Tenemos que ser capaces de vivir como mucha gente no está dispuesta a hacerlo, para llegar a vivir como muchos no alcanzarán a vivir. Vivimos mucho en el placer inmediato, pero igual si te quitas el cine semanal y todo lo que conlleva, dentro de dos años te vas a Cancún. Hay determinados gastos que nos dan sensación de calidad de vida e igual no nos aportan tanto y si lo redirigimos a otro sitio, quizá sí nos den eso que queremos.

«Le quitamos importancia a los beneficios que podemos obtener del orden, porque no se limita a una cosa estética, te ordena por dentro también. Tienes mucha más rapidez y mucha más claridad para tomar decisiones, porque lo tienes todo bajo control»

—¿Qué falta por hacer para inculcar la cultura del ahorro y del orden en la gente?

—Creo que la gente no es consciente de los beneficios tanto a nivel físico como emocional que nos proporcionan tener orden y consciencia de todo lo que tenemos alrededor: ser conscientes de en qué se va nuestro tiempo, de dónde se va nuestro dinero, la cantidad de cosas que tenemos en casa… Le quitamos importancia a los beneficios que podemos obtener del orden, porque no se limita a una cosa estética, te ordena por dentro también. Tienes mucha más rapidez y mucha más claridad para tomar decisiones, porque lo tienes todo bajo control. Cuando tienes una de esas tres cosas desordenadas, tardas más en tomar decisiones. Creo que no le damos la suficiente importancia porque pensamos que la mayor parte de la gente está así. Mal de muchos, consuelo de tontos. No le damos el valor que tiene. Una de las cosas que se cuestiona de mi trabajo es «¿cómo voy a traer a alguien a organizar mi casa? Eso lo tengo que hacer yo». Pero no es algo que nos enseñen y es una inversión. A día de hoy no hemos sabido transmitir los beneficios de vivir en orden.

—¿Vivir en orden mejora nuestra calidad de vida?

—Sí. Una de las cosas que me dicen los clientes cuando me voy es que les he dado paz. Pues ya está, me voy tranquila. Si uno llega a su casa y está en paz, que muchas veces es todo lo contrario, es maravilloso. 

Dos trucos para poner en orden el espacio:

  • Deshacernos de todo lo que está ocupando un espacio en casa y no utilizamos, está estropeado o ya no nos gusta.
  • Ordenar por categorías y que cada cosa tenga su sitio.

—Hablábamos de las dos cuentas como truco económico para crear ese colchón de ahorro. ¿Cuál es el primer paso para poner orden en casa?

—Pues lo primero que hay que hacer es deshacernos de aquello que está ocupando espacio en casa y no utilizamos, está estropeado, no nos gusta… Tendemos a acumular más cosas de las que podemos tener. Otro de los trucos del orden es guardar las cosas por categorías y contenerlas, o sea, poner un límite. Por ejemplo, en el cajón de la ropa interior es recomendable tener unos organizadores con los que tú limites la ropa, porque si no, todo se mezcla y, aparte de estar desordenado, pierdes el control sobre las cosas, no sabes lo que tienes, utilizas siempre lo mismo y otras prendas se quedan al fondo del cajón. En el resto de la casa igual. Muchas veces dejamos algo ahí porque no estorba, lo dejo ahí ocupando espacio, pero ni siquiera me alegra verlo. Entonces, la primera máxima, el primer truco, es sacar de casa todo aquello que no nos gusta, que está en mal estado y que hace tiempo que no usamos. De todos los espacios.

Tres trucos para ordenar tu tiempo:

  • Planificar las tareas por escrito tanto en el trabajo como en casa.
  • Hacer un análisis similar al de los gastos para comprobar en qué se va nuestro tiempo.
  • Saber diferenciar entre lo urgente y lo importante. Tratar de delegar o quitar del medio las cosas que son urgentes, pero no importantes.

—¿Y en el tiempo?

—Primero, hacer un análisis, igual que el de gastos, de en qué se nos va el tiempo. Un día anotar desde por la mañana hasta por la noche en qué se nos ha ido el tiempo. Y tratar de eliminar todo aquello que no sume y que no nos haga alcanzar nuestros objetivos, que muchas veces hacemos cosas por compromiso porque nos cuesta decir que no. Y luego, saber diferenciar entre lo urgente y lo importante. Analizar las cosas que hacemos, porque muchas veces no vamos más allá de quitar las cosas urgentes. Todo el tiempo estamos apagando fuegos, pero las cosas urgentes para los demás pueden no serlo para mi. Tratar de delegar o quitar del medio de alguna manera las cosas urgentes que no son importantes.

—Poner orden en los tres ámbitos es un proceso que lleva su tiempo…

—Sí, todo lleva tiempo. Lo más rápido es poner orden en el espacio, porque eso es sacar cosas y es todo lo dinámico que uno quiera ser en ese descarte. Luego el tiempo, para poner orden en el tiempo hay cosas que se pueden incorporar en el día a día que podemos ver avances, pero sí que es cierto que, como va a suponer incorporar nuevos hábitos, habrá veces que se nos olvidará o no lo haremos consistente en nuestro día a día y tendremos que volver a empezar. Y el tema del dinero: hacer un colchón nos va a llevar tiempo, pero ser conscientes de nuestros gastos es más rápido. Pero bueno, en el dinero, para ver algo de orden, tres meses no te los quita nadie, porque vas a tener que dedicarle un tiempo a analizar, darte de baja de suscripciones, revisar tarifas, intentar buscar un precio más bajo de todos aquellos servicios que tienes y quitar gastos, y para eso necesitas un tiempo. Sí que lleva un proceso.

—Aparte de con particulares, trabaja con empresas. ¿Es otro mundo?

—Con empresas ahora mismo lo que estoy haciendo es dar charlas formativas y ponencias, tanto con Ikea como con Masymas. Y lo que es poner orden en empresas, pues evidentemente en función de la actividad pueden necesitar organizar unas cosas u otras: en un almacén, en un archivo, en los documentos digitales… En función de la actividad son muy diferentes.

—¿Cómo está siendo la acogida del libro y el proyecto de Mrs. Cleanor?

—Estoy muy contenta con el libro y hay mucha gente que está interesada y sé que de la gente que me sigue en Instagram hay quienes ya les gusta el orden y aún así, lo quieren para ver cómo mejorar. Y luego, personas que llevan tiempo pensando en poner orden en sus vidas. Por ahora estoy muy contenta con la acogida, aunque lleva muy poco tiempo a la venta. Y luego, entre la gente, destacaría la sensación de paz. En proyectos más complicados, de personas que no se imaginaban que iban a poder mantener ese orden, ver que pasa el tiempo y el orden sigue es un éxito. A veces estamos muy atados a cosas físicas y hay que ir manejando ese desapego. Cuando la gente se deshace de cosas dice que se libera, y además hay que dejar espacio para que entre lo nuevo.