Las originales piedras que aparecen por sorpresa para presumir de Asturias y su cultura
LA VOZ DE OVIEDO
El ovetense Santi Villa es el responsable de pintar esta pequeñas rocas con las que da a conocer, en tono de humor, los usos y costumbres de nuestra región
12 oct 2023 . Actualizado a las 11:00 h.Santi Villa es una de esas personas que valora y cuida mucho los detalles. Este profesor de primaria siempre busca cómo sorprender y alegrar a su entorno más cercano. Y sino que se lo pregunten a sus alumnos, a quienes tiene por «costumbre» regalar, por ejemplo, un dibujo de sus nombres cuando son sus cumpleaños o si se encuentran tristes. Hubo una vez que una de sus escolares «estaba pasando un mal momento» y para alegrarla pintó una pequeña piedra con su superhéroe favorito. Un pequeño gesto que sin ni siquiera saberlo fue el germen de Piedres nel camín, una original iniciativa con la que aparte de sacar sonrisas el ovetense da a conocer los usos y costumbres de Asturias.
A los pocos meses de decorar esa piedra Santi Villa leyó en el periódico una noticia en la que se anunciaba que un restaurante de Madrid ofrecía «fabe asturiana». Al percatarse de que lógicamente estaba mal puesto el plural de fabes y como le había «prestado» pintar aquella roca, decidió ornamentar muchas más. Pero esta vez con dibujos y mensajes para dejarlas «perdidas» por lugares turísticos de Asturias con el objeto de que los que viniesen de fuera conociesen la cultura asturiana.
«En Asturias no se dice fiesta, se dice folixa», «¿Oyisti? La sidra bébese d' un tragu», «En Asturias no te haces daño, te mancas» o «Ye Picu Urriellu, nun digas Naranco de Bulnes» son algunas de las muchas frases protagonistas de las piedras pintadas en tono de humor por Santi Villa. Con el paso del tiempo como cada vez le enganchaba más decorar pequeñas rocas y siguiendo la misma línea, aparte de dar consejos sobre la cultura asturiana, comenzó a dibujar gatos, pájaros, así como otra serie de animales. También como le gusta mucho la mina empezó a pintar pozos. De la misma manera, apostó por plasmar paisajes, la gastronomía asturiana, reivindicar la igualdad o el feminismo con sus guijarros.
«Pinto según me vaya apeteciendo, no sigo ningún patrón. Suelo inspirarme cuando leo alguna noticia, si veo alguna cosa, o si hay algún alumnos que me cuenta una anécdota. Además yo las empiezo a decorar pero no sé muy bien lo que estoy haciendo hasta que las acabo. Sé lo que voy a pintar pero no sé cómo», confiesa Santi Villa, antes de asegurar que tiene bien claro que los mensajes que quiere transmitir tienen que ser principalmente sobre Asturias o el asturiano.
En este punto, el ovetense señala que al vivir en la capital asturiana y su madre ser natural de Madrid, se crio en un entorno en el que apenas escuchaba el asturiano. «Crecí pensando que era una cosa minoritaria. Pero al crecer y trabajar en muchos colegios de toda Asturias ahí me di cuenta que el asturiano es algo real. Entonces, lo utilizo no solo para aprender yo porque me gusta sino porque como es parte de nuestra cultura tenemos que cuidarlo y mantenerlo», reivindica.
Gracias a su iniciativa, en cierta medida el ovetense ayuda a despolitizar la lengua asturiana. Al fin y al cabo, entre uno y otro son ya más de 200 piedras decoradas con sus propias manos. Y eso que lleva menos de un año decorando guijarros, pero como poco a poco va «depurando» la técnica, ahora tan solo tarda entre 60 minutos en dibujar y colorear, por ejemplo, unos gatos. En el caso de los paisajes o de los pozos de las minas para que quede bien tarda aproximadamente una hora. Si hablamos de retratos, «como soy un aficionado y no un profesional o estudiante», necesita «mucho más tiempo» para realizarlos.
De todas las piedras pintadas, si tuviese que quedarse con una sería la que le regaló personalmente a una seguidora. «A esta chica se le ocurrió la idea de hacer una piedra con la cara de su abuela para regalársela a los invitados el día de su 100 cumpleaños. Me costó mucho trabajo pero me hizo mucha ilusión porque luego me mandaron un vídeo cuando vio la piedra», cuenta. También la roca en la que pintó una pareja de asturianas con la bandera LGTBI, con dos chicos asturianos abrazados al fondo y bajo el lema «Qué guapo ye querese» es otra de sus creaciones favoritas.
¿Cómo hacerse con una de estas piedras?
Basta con recorrer los puntos más turísticos de Asturias y que la suerte te acompañe para encontrarse con una de estas pequeñas rocas a las que Santi Villa no solo les da color sino también vida. Una vez que las pinta, el ovetense las esconde por los caminos que transita. Principalmente, los lugares donde más guijarros abandona son Oviedo, Pola de Siero o los pueblos de Muros de Nalón, que son las zonas que más frecuenta. Si por algún casual va a Gijón u a otro concejo de Asturias, realiza una ruta o incluso pasa por algún punto que forma parte del Camino de Santiago o aglutina muchos turistas también deja alguna de sus obras. «Depende mucho por donde ando», asegura.
Muchas veces avisa a través de sus redes sociales de que ha depositado una piedra en un camino, invitando así a encontrarla. Pero no lo hace siempre, bien porque no tiene el móvil a mano en ese momento o porque al fin y al cabo le gusta que sea sorpresa. Es por ello que siempre deposita una pequeña nota junto con la artística roca en la que señala «ye tuya, si te apetez escríbeme pa contame que la encontraste», seguido de su dirección.
«La gran mayoría de las personas que encuentran mis piedras suelen escribirme para decirme que les hizo mucha ilusión topar una. Hay gente de Madrid, Valencia y hasta de Francia que me avisaron. Algunos incluso me mandan una fotografía de ella, como una chica americana que me compartió desde California una instantánea con una piedra que había pintado yo», cuenta orgulloso Santi Villa, quien agradece la acogida que está tenido su iniciativa.
«Si sigo pintando es porque la gente es súper cariñosa conmigo. Mira, hice una piedra del túnel del Negrón donde decía que faltaban 4.102 metros para llegar al paraíso. Al final es una roca en la que el nivel artístico es bajo, pero como a nivel emocional es todo lo contrario, la gente lo valora. Con las minas me pasa igual, mucha gente me escribe para decirme que ahí trabajó su padre o su abuelo. E incluso, luego surgen conversaciones entre ellos que a mi me prestan por la vida, me hace mucha ilusión».
¿Hasta dónde tiene pensado llegar Santi Villa con sus piedras?
Si hablamos de futuro, es algo que el ovetense no tiene claro. «Todo esto me está pillando un poco por sorpresa, ni siquiera sé cuál va a ser la próxima piedra que pinte. Voy un poco a ciegas. Puedo estar una semana entera sin pintar nada y luego a lo mejor en un día pinto seis del tirón», reconoce el artista, quien lo que sí sabe con certeza es que no quiere que este hobby se convierta en una obligación. Es por ello que aunque reciba encargos no los acepta todos, excepto si le inspiran ya que no quiere que «esto pierda el sentido».
También le encantaría llegar mucho más lejos con sus piedras. «Al final soy yo solo y al cabo de la semana hago prácticamente los mismos trayectos», confiesa. No obstante, continuará sorprendiendo a turistas y viandantes con sus obras en pequeñas rocas, mientras que seguirá inculcado el respeto por la cultura, la gastronomía y la lengua asturiana a aquellos alumnos que tengan la suerte de tenerle como maestro, aparte por supuesto de mostrarles la importancia de la expresión artística.