Grupo Vetusta, 80 años de entrega a la montaña desde Oviedo: «Barbaridades hemos visto todos»

LA VOZ DE OVIEDO

El decano del montañismo en Asturias cuenta con casi medio millar de socios. Algunos de sus integrantes echan la vista atrás para recordar las primeras décadas de actividad, cuando no existían los «tracks» ni Wikiloc, rememorar anécdotas y valorar la situación actual
08 may 2023 . Actualizado a las 09:42 h.Hubo un tiempo en el que practicar montañismo era una verdadera «aventura». No había tracks, Wikiloc no marcaba el camino hacia la cumbre ni cuánto tiempo se tardaba en alcanzar y los equipos eran totalmente rudimentarios. Eso sí, al contrario que en la actualidad los pueblos tenían más vecinos a los que recurrir en busca de orientación y experiencia. En aquel momento, ir de monte «estaba mal visto» por una parte de la sociedad, que no consideraba el senderismo o la escalada como algo «lúdico, deportivo y saludable», más bien un peligro innecesario. Pero la montaña siempre tuvo sus aficionados, muchos y muy fieles. Aun cuando eran necesarias horas de viaje en autobús por «caminos de cabras» para poder comenzar un ascenso.
Echar la vista atrás llena de emoción y recuerdos a los socios del Grupo de Montañeros Vetusta, que este 2023 cumple 80 años y es el decano del montañismo en Asturias. Se constituyó en Oviedo, en marzo de 1943, tras el empeño de varios montañeros que antes de la Guerra Civil formaban parte de otros grupos que fueron disueltos. En un homenaje a Horacio Rivero tras haber conquistado el Pico Urriellu, surgió una unión sólida que el paso de los años no ha roto. Eran los años de posguerra, una época «muy muy difícil» en la que «a veces las excursiones programadas no se podían hacer porque no había gasolina». Lo recuerda Elisa Villa, que lleva décadas de montañismo a sus espaldas en el seno de este grupo.

El Vetusta ha sido testigo de los avances sociales y, con ellos, de la forma de enfrentarse a la montaña. Tita González es una de las socias más mayores. A sus 88 años, puede presumir de haber sido la primera mujer presidenta de un grupo de montaña. Entró en 1961 junto a su hermana y dos amigas, cuando los hombres eran mayoría en este tipo de actividad. «Pensamos que era algo que íbamos a dejar cuando quisiéramos, pero ya en aquel momento alguien dijo "no, esto no se deja"». Así fue, porque aunque Tita esté alejada ya de las cumbres sigue muy ligada al grupo.
La vinculación del Vetusta con los Picos de Europa es inquebrantable. El Urriellu está en su escudo y muchos de sus socios no recuerdan «una vida sin Picos». Allí se desarrollan muchas de las anécdotas de las primeras décadas del grupo. «Nosotros a Bulnes llegábamos siempre de noche, íbamos a casa de la tía Gucinda y había que llevar tabaco, pasteles, café y revistas, nos hacían sopas de pan y les pagábamos la cama, nunca querían pero siempre lo hicimos, íbamos a ayudarles», recapitula Tita. En la misma línea van los recuerdos de Jorge López, socio reciente del Vetusta aunque montañero de siempre y por influencia familiar: «Me acuerdo siendo muy crío, cuando empecé en el monte con mi padre, que fuimos con unos amigos a Bulnes. Mi padre condujo hasta Poncebos y uno de ellos dijo "para ahí en la pescadería". Paró, compraron dos kilos de sardinas, echaron la bolsa a la mochila y cuando llegamos a Bulnes tocaron a la puerta de una casina y se los dieron. No te quiero contar cómo comimos en esa casa y la experiencia que vivimos allí».
En definitiva, «la relación de Picos de Europa con el Grupo Vetusta fue muy importante por la relación personal que había entre socios, pastores y vecinos en general», resume Fernando Collía, otro de los socios del octogenario club de montaña. Tal fue el vínculo que durante la década de los 60 y de los 70, desde el propio grupo se organizaron cabalgatas para que los Reyes Magos llegaran a los pueblos, muchas veces entre la nieve. Después se hicieron convivencias con pastores de manera anual, algo que motivó que «el año pasado el grupo Vetusta recibiera un homenaje de los pastores de Picos de Europa precisamente para recordar esa relación», apoya Felipe Mota, expresidente. «Los nietos de aquellos pastores tienen en la memoria aquella relación, hasta extremos familiares», cuenta Elisa Villa. «Para mí son familia», subraya Tita González.

Y, ¿de qué medios disponían? En las primeras décadas todo era rudimentario. Desde los medios de transporte hasta la ropa y el calzado. «Las primeras botas que tuve fueron de esas de baloncesto, de tela. Luego llegaron las Chirucas, que a mí me duraban 15 días justos en Picos, una semana en el macizo central y otra en el occidental. Fue la primera marca española de montaña y también eran de tela», recuerda Tita. En la misma línea, Elisa asegura que su primer equipo invernal fueron «tres jerséis y un impermeable, lo que tenía a mano en casa en ese momento». Los hombres utilizaban «pantalones de pana», evoca Fernando Collía antes de asegurar que en los 60 surgió una sección de esquí: «Iban a Pajares con equipos rudimentarios, las ataduras eran con cable y los esquís de madera pesaban una tonelada», ironiza.
Cómo hemos cambiado
La popularización del coche y la mejora de las carreteras supuso un punto de inflexión para el montañismo. También cambiaron los pueblos, con cada vez menos vecinos. Y hasta las propias montañas y la forma de vida en ellas. «En los primeros años sobrevivían, había mucha miseria», recuerda Tita. Pero en aquellos momentos, «el montañismo era una maravilla», confiesa. «Cambió todo, sobre todo la forma de ser de la gente que va, el pasar por los pueblos y no saludar, no te haces una idea de lo que se aprende hablando con un paisano o una paisana de un pueblo», lamenta Tita González. «Es cierto que la gente lleva sus tracks y sus cosas, basa la relación con el monte en la tecnología y como que ya no necesitan tanto parar y preguntar a la gente», apoya Fernando Collía.
Además de ese cambio social, el expresidente del Grupo de Montañeros Vetusta Jesús González Llavona asegura que lo que cambió fueron «los alrededores», principalmente los sistemas de transporte. «Hay que recordar que cuando íbamos a Covadonga teníamos que ir a Ribadesella en tren, allí cogíamos el autobús hasta Covadonga y subíamos andando a los lagos, cambió eso y la relación con la tecnología, nuestro enemigo número uno era la niebla y ahora ya no es problema si llevas GPS», cuenta González Llavona.
Por último, ha evolucionado la propia montaña. «A la alta montaña antes subía muy poca gente y ahora vas y están los senderos hechos. En la media montaña pasa un poco lo contrario, antes había caminos en uso por las majadas y ahora los caminos tradicionales son una aventura», explica Felipe Mota.

De la «aventura» a la seguridad
En la actualidad, el Grupo de Montañeros Vetusta está formado por unas 450 personas, un número que ha ido variando a lo largo de las décadas. Organizan excursiones de manera periódica, tanto a nivel regional como nacional e internacional. En la memoria de los socios están muchos de estos viajes. «Es muy difícil elegir uno, porque han sido muchos», explica Elisa Villa. «Yo disfruté en muchísimas salidas, tampoco podría quedarme con una», apoya Jesús González Llavona. Han recorrido Asturias, pero también han pasado semanas en los Pirineos, se han ido a los Alpes, a los Balcanes, a los Cárpatos, al monte Tubqal de Marruecos y hasta al Gran Cañón del Colorado (Estados Unidos).
«Por mucho que conozcas el recorrido y que exista Wikiloc, cualquier ruta que vayamos a hacer un domingo en los días previos la van a visitar y a recorrer los que lleven la ruta, en ocasiones varias veces. Se graba, nosotros no trabajamos con «tracks», por supuesto que no, tienes que llevarlo todo muy controlado»
Todas estas salidas grupales se organizan al detalle. Antes, recuerda Fernando Collía, cogían el autobús y no había una persona que llevase la ruta. «Bajábamos del autobús y decíamos "por aquí", era más aventura», recuerda. Eso sí, en la actualidad todo es más «profesional». «Una de las cosas que caracteriza al Vetusta hoy día es la fama que tiene en cuanto a seguridad, en cuanto a organización en todas las excursiones», asegura Jesús. «En una palabra, que nadie se quede solo ni se pierda», confirma Felipe Mota. «En las grupales llevamos una emisora delante y otra detrás como mínimo, a veces más por el medio», comenta Elisa Villa. Además, cada ruta o ascenso ha sido preparado previamente por los que se encargan de ella de forma voluntaria: «Por mucho que conozcas el recorrido y que exista Wikiloc, cualquier ruta que vayamos a hacer un domingo en los días previos la van a visitar y a recorrer los que lleven la ruta, en ocasiones varias veces. Se graba, nosotros no trabajamos con tracks, por supuesto que no, tienes que llevarlo todo muy controlado», explica Felipe Mota.

«Esto es un grupo de montañeros, no somos ni una agencia de viajes ni una empresa de multiaventura, somos gente que nos gusta la montaña y que nos juntamos para hacer montaña, todos tenemos nuestra parte de responsabilidad y se siguen generando relaciones muy estrechas porque al final estamos todos pendientes de todos», aclara el expresidente del Vetusta.
Junto a las excursiones, la gran mayoría de jueves del año hacen proyecciones en el local que el grupo tiene en el viaducto del Ingeniero Marquina de Oviedo. Actividades «para cohesionar» y también para formar. «Yo destacaría la labor formativa que se hace con la gente que se arrima, gente que igual llega y nunca hizo monte o muy poco. Esa persona aunque sea nueva automáticamente recibe consejos sobre el equipo que tiene que llevar, el monte, la forma de caminar, cómo comportarse… Eso en un grupo lo vas a aprender y al monte tienes que ir preparado, porque el accidente siempre está ahí», valora Jorge López. «Aquí se promovieron muchos cursos, de temas como andar por la nieve, seguridad, uso de crampones… Hoy en día te encuentras con gente que recibió los crampones ayer por Amazon y al día siguiente sale con ellos puestos», critica Jesús González Llavona.
«Barbaridades en la montaña hemos visto todos»
En esta línea, el expresidente del grupo Vetusta asegura que «barbaridades en la montaña hemos visto todos». Ponen ejemplos, que se dan principalmente en las zonas más turísticas como las entradas a Picos de Europa desde Asturias, Cantabria o León. «Un día hice una ruta que acabas llegando a la caseta del teleférico de Fuente Dé. Había nieve todavía, íbamos equipados y como la nieve estaba blanda llegamos sin problema. Yo vi gente ahí que si soy guardia civil me hincho a multar si es que puedo, había gente en sandalias y en chanclas por la nieve», recuerda Jorge. Todos tienen algún recuerdo de este tipo. Eso sí, Felipe Mota aclara que «son anécdotas de turistas, no de montañeros» y que hay ocasiones en las que «se juzga sin conocer».

La popularización de la montaña se ha incrementado aún más desde el confinamiento por la pandemia del coronavirus. Incluso crecieron los socios del grupo Vetusta tras los peores meses de la crisis sanitaria. Aunque la actividad ya estaba en auge con anterioridad. «Estamos en el bum de los senderos ahora, todos los días un alcalde inaugura un sendero. El problema es que se inaugura pero no se mantiene, entonces las vallas se caen, aquí tenemos la fea costumbre de romper señales…», denuncia Jesús González Llavona.
Todos los socios tienen anécdotas referidas a la masificación de algunas zonas de montaña. «La última vez que hice la ruta del Cares parecía una verbena, acabé desesperado», recuerda Jorge López. También está «hasta atrás de gente» la ruta del Alba, Peña Ubiña o los lagos de Covadonga. «Atrae lo que tiene un nombre que es famoso y puedes hacerte una foto y colgarlo en tus redes sociales», concluye Elisa Villa. Aunque el monte en Asturias es «infinito» y hay muchas zonas en las que «no encuentras a nadie». «Muchos llevamos entre 40 y 50 años haciendo monte y descubrimos sitios que no conocíamos cada nada», apunta la socia del Vetusta.

39 salidas en el año del 80 aniversario
Prácticamente todos los domingos del año hay actividades colectivas del grupo, salidas de montaña tanto a zonas de Asturias como a otras regiones y al extranjero. Este 2023 el programa está formado por 39 excursiones, la mayoría de domingo, aunque también las hay de fin de semana como la que realizarán a la sierra de Gredos en el puente de Covadonga, en septiembre.
«Tenemos un programa anual y está todo organizado», asegura Felipe Mota. Solo las condiciones climatológicas pueden cambiar los planes de los montañeros del Vetusta. «En el mes de septiembre hay unas personas que se comprometen a ser guías, proponen excursiones y se van casando en el calendario. En el mes de diciembre ya sale todo el programa para el siguiente año, perfectamente organizado», asegura Jesús González Llavona.
Forman «una gran familia» que cuenta con secciones específicas, como la de marcha nórdica o las «Andarinas», un grupo de mujeres que organizan caminatas en las que se mezcla naturaleza, cultura y merienda. Ahora, las excursiones son de mayoría femenina, al contrario de lo que sucedía cuando Tita, su hermana y sus amigas se asociaron. «Yo he ido sola de mujeres a Picos de Europa muchas veces», asegura. Para sumar anécdotas, «el grupo ha sido un First Dates andante», confiesa Felipe Mota. «Aquí tienes a uno que se casó aquí», corrobora Fernando Collía.
