
El único acusado por la muerte violenta de un hombre fue absuelto y desde entonces se desconocen tanto el móvil como el autor
29 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Hace pocas semanas se cumplieron cinco años de un brutal asesinato, el llamado «crimen de Salesas». Un crimen que quedó sin resolver tras la absolución del único acusado en un juicio celebrado en 2019. Mientras tanto, ninguna nueva pista apareció -o al menos no se ha hecho pública-, lo que añade más incertidumbre a los hechos.
Todo ocurrió en el mes de junio de 2017. Aparecía el cadáver de J.M.F.V, de 59 años en suelo del cuarto de basuras del edificio de la calle General Elorza junto al centro comercial Salesas, en Oviedo. El portero del inmueble descubrió el cuerpo antes de las siete de la mañana, cuando accedió para dejar los cubos de basura.
El hombre era un vecino del edificio. Junto a él, un cuchillo, unas muletas con las que se ayudaba a caminar debido a que tenía una pierna amputada, una caja de cartón acuchillada y el pasador de la correa de un reloj. J. M. F. V mostraba varias heridas de arma blanca y se descartaron la muerte accidental y el suicidio.
Toda la superficie del habitáculo estaba cubierta de sangre, según declaró entonces el jefe de la Brigada Científica. Los forenses determinaron que no había signos de lucha: el hombre había recibido sorpresivamente dos puñaladas, de arriba abajo, en pulmón y corazón que le causaron una muerte lenta debido a la hemorragia; es decir, que las heridas no eran mortales de inmediato, si hubiera recibido atención médica. Esto ocurrió entre las 3 y las 4 de la madrugada.
El pasador del reloj, según la Científica, habría pertenecido a la víctima y se lo arrancaron violentamente, aunque ese robo no necesariamente tuvo que ser el móvil del asesinato, mientras que en el cuchillo aparecieron restos de ADN de una persona aún no identificada.
La cartera del hombre no apareció en la escena del crimen, y sí algunas cuentas de rosario que él tenía en su casa, que compartía con una mujer que había sido drogodependiente y falleció poco antes que él.
Poca gente, fuera de los vecinos, conocía la ubicación del cuarto de basuras del sótano. Sin embargo, cualquiera podía a acceder porque la entrada no estaba bloqueada. Solo hubo un sospechoso entonces, un hombre que fue acusado, juzgado y absuelto por falta de pruebas en un juicio por jurado dado que no había ADN suyo en la escena del crimen, ni en el cuchillo encontrado que, por otra parte, la policía descartó como arma homicida. De modo que, desde entonces, existen muchas incógnitas por cerrar: el móvil del crimen, si fue premeditado o casual, cuál fue el arma y, sobre todo, quién lo cometió.