
La peatonalización de Mendizábal recreará la farola de piedra que fue desmontada por Gabino de Lorenzo en 1993, aunque no su zona ajardinada
02 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Está en la memoria de muchos ovetenses. Parecía una fuente, pero en realidad nunca funcionó como tal. Era una farola de piedra con un innovador (en su época) sistema de iluminación que podía cambiar de color. Así estuvo en el centro de la plaza de Porlier desde 1929 hasta que el alcalde Gabino de Lorenzo decidió que quería modernizar la imagen de este lugar histórico y eliminó la zona ajardinada central y la farola en 1993. Gastó para ello 75 millones de pesetas de entonces.
Según cuentan las crónicas de LA VOZ DE ASTURIAS de julio de aquel año, ese monumento (al menos en teoría) se trasladaba a unos almacenes municipales que el ayuntamiento no determinó. Pero al parecer, en algún momento durante estos casi 30 años, despareció. Así parece a juzgar por el nuevo proyecto de Alfredo Canteli, que la instalará de nuevo… pero mediante una recreación inspirada en las fotos.
Es la intención del ayuntamiento, que ha licitado la obra para peatonalizar el eje de las calles Mendizábal (lateral de Porlier), Ramón y Cajal (lateral de la plaza de Riego) y Pozos. Esto incluye el cambio de pavimento y la reconstrucción de la farola decorativa de Porlier, según consta en el proyecto. Todo ello deberá ejecutarse en cuatro meses desde que se adjudique.
Lo curioso es, pese al furor peatonalizador de los años noventa del siglo pasado, esas tres calles que forman una arteria del antiguo siguieron permitiendo el tráfico rodado. En aquel momento pareció excesivo cortar la conexión del eje Argüelles-Jovellanos con la zona del Rosal, lo que ahora ve con buenos ojos Canteli.
Una plaza histórica
Según cuenta José Ramón Tolivar (Nombres y cosas de las calles de Oviedo), la denominación original de Porlier era plaza de la Fortaleza. No en vano, en la esquina donde hoy está el edificio de Telefónica se ubicó primero un baluarte medieval y luego la cárcel-fortaleza hasta que fue derribada.
En 1820, cuenta Tolivar, al inicio del Trienio Liberal, se la bautizó como en honor del militar liberal Juan Díaz Porlier y «se englobó en un principio a calle de la Balesquida y el tránsito que comunica esta plaza con la plaza Juan XXIII, innominada hasta 1963».

La fortaleza, explica, había quedado parcialmente destruida en 1716, a consecuencia de la deflagración accidental de varios barriles de pólvora. En 1818, la Diputación Provincial sufragó la rehabilitación de este edificio, arrasado durante la Guerra de la Independencia por el general Bonnet, a fin de convertirlo en cárcel.
«El centro de esta plaza se hallaba ajardinado. Este terreno tuvo hasta principios del siglo XX una superficie horizontal, con un nivel algo más alto que las aceras de la Audiencia, de tal forma que por el lado de Mendizábal estaba sostenido por un muro y servía de paseo», explica. En el año 1903, el ayuntamiento decidió allanar y ajardinar, trasladando una baranda que remataba el muro al Campo San Francisco para decorar el paseo del Bombé.
