La Diputación intentó recuperar el antiguo centro provincial de Llamaquique, muy dañado durante la Guerra Civil, pero fue imposible
21 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.En la esquina de la calle Santa Susana y lo que hoy es la avenida de Galicia, junto al Campo San Francisco, estuvo antes de la Guerra Civil el gran Hospital-Manicomio Provincial de Oviedo, un complejo que ocupaba unos 80.000 metros cuadrados. Fue, en su momento, un moderno edificio en términos sanitarios. Pero tras el conflicto, las autoridades decidieron derribarlo y trasladar la actividad asistencial a otros puntos de Oviedo. Hoy no queda ni rastro de él.
Según el archivo histórico del Principado, el antiguo convento de San Francisco (también derribado a finales del siglo XIX), albergaba el hospital, pero «se había quedado pequeño». En 1882, la venta del convento sirve, precisamente, para construir el nuevo centro de Llamaquique.
El encargo del proyecto recayó en Javier Aguirre, recién nombrado arquitecto provincial, cuyo diseño fue Medalla de Oro en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 y un «referente en la época», según la Real Academia de la Historia. Constaba de cinco pabellones en tres plantes y más de 400 camas, que incluía tanto la atención hospitalaria general como la psiquiátrica.
En el verano de 1937, el Hospital Provincial formaba parte del llamado «cerco a Oviedo», dentro de la zona sublevada y asediada por las tropas del Gobierno republicano. Un intenso bombardeo acabó con el edificio, que estaba en primera línea y servía como búnker. «Para entonces, los enfermos mentales, que compartían instalaciones con el resto de los enfermos, ya habían sido trasladados al nuevo Hospital Psiquiátrico, que entró en funcionamiento 1933 en la llamada finca de La Cadellada».
Durante la Guerra Civil, señala el Archivo Histórico, se improvisaron numerosos hospitales, tanto en el bando republicano como en el bando de los sublevados. «En la zona republicana, mientras los servicios propios de Hospital Provincial se instalaron en Covadonga y algunas secciones del mismo en Fuensanta (Nava), los enfermos psiquiátricos se trasladaron al Monasterio de Valdediós. En el bando de los sublevados, al no poder disponer del Hospital de Llamaquique, destruido por los bombardeos de 1937, los enfermos y heridos en los combates fueron trasladados a hospitalillos improvisados en varias zonas de la ciudad (iglesia de San Isidoro, Casino Mercantil, Residencia Provincial de Niños, Escuelas Miaja, Popular Cinema, Cuartel de Asalto, Hospicio y Orfanato Minero).
Todos ellos duraron poco, salvo el del Instituto de Puericultura y el instalado en el Convento de las Salesas, que acabó convirtiéndose en Hospital Militar propiamente dicho, hasta que en 1946 fue inaugurado el edificio del mismo en la zona de Pumarín.
Nunca se recuperó
Al terminar la guerra, la Diputación intenta reconstruir el Hospital de Llamaquique, pero «el organismo encargado de acometer estas obras -la Dirección General de Regiones Devastadas- no autoriza la reconstrucción del hospital destruido porque la finca de Llamaquique estaba afectada por el plan de urbanización de la ciudad de Oviedo». Además, estaba tan deteriorado, que hubiera sido necesario reconstruirlo por completo. Por lo tanto, se derriba lo que queda y la Diputación acepta la construcción de un nuevo hospital provincial en Buenavista.
Actualmente esa zona está ocupada por el edificio que es sede de UGT (en la plaza del general Ordóñez, los edificios oficiales de la plaza de España y varios bloques de viviendas de lo que hoy son las calles Santa Teresa y Charles Darwin (Alférez Provisional).