Historia de Pilar Lafuente, hermana de «La rosa roja», que perdió a casi toda su familia en Oviedo, fue herida y sobrevivió como niña de la guerra en la URSS
05 dic 2021 . Actualizado a las 05:01 h.En la Inglaterra de finales de los años, un periodista español exiliado después de la guerra civil enviaba noticias a la agencia Febus al tiempo que colaboraba con la BBC. Se llamaba Antonio Soto, y fue él quien descubrió la figura de Pilar de la Fuente Penaos, una miliciana del bando republicano tan activa como lo fue su hermana, mucho más famosa, Aida. Y, en realidad, según las fuentes que se atienda, habría tomado las armas siendo más joven que la «Rosa roja».
Pilar y Aida eran hijas de un pintor vallisoletano, Gustavo de la Fuente y de Jesusa Penaos. La familia se había trasladado a Oviedo, donde Gustavo dibujaba carteles para el Teatro Campoamor.
La historia de la joven Aida es conocida, al menos en lo que se refiere a su muerte, aunque la fecha es controvertida. Hay quien sostiene que había nacido en 1918 y, por tanto, fue asesinada con 14 años. Pero otras lo desmienten, y aseguran que nació en 1915, por lo que realmente tenía, en 1934, 18 ó 19 años .
No es tan conocida la de la vida de su hermana pequeña Pilar (1919), aunque resulta igualmente llamativa. Así lo contaba Antonio Soto en el diario Ahora, en 1936: «En el frente de San Esteban lucha, fusil en mano, hombro con hombro con sus compañeros, Pili Lafuente, hermana de la heroica Aida, que murió al pie del Naranco en los últimos días de la revolución de octubre. Es casi una niña, pues acaba de cumplir los diecisiete años, y su temple ya (es) de acero».
El lugar era la línea de trincheras en torno a San Esteba de las Cruces, donde las posiciones republicanas asediaban Oviedo bajo el mando de Belarmino Tomás. La menor de los De la Fuente se había unido a los milicianos pocos días después de la rebelión de Aranda en Oviedo; su padre estaba en Madrid y su madre había sido fichada y asesinada en el Campo San Francisco por el bando franquista.
Antonio Soto entrevistaba entonces a Pilar, en lo que quedó como un interesante testimonio que pasó más o menos inadvertido. «La (sic) he preguntado si quería vengar la muerte de su hermana y ha respondido sin titubeos: No; no quiero vengar nada. Quiero luchar como luchó ella. Seguir su camino. Lo interesante son las ideas, no las venganzas personales. Yo defiendo hoy lo mismo que ella defendió hace dos años».
Después, dice el periodista, la joven de 17 años hace una pausa «propia de una mujer madura» y le cuenta su historia: «Yo escapé de Oviedo el lunes, 20 de julio. Sentí la necesidad imperiosa de salir al campo y unirme a mis camaradas antifascistas para luchar contra la reacción. Dos días más tarde recibí un recado de mi madre, que había quedado en Oviedo, en que me decía: A tu hermano Daniel le han fusilado; pero no te preocupes y sigue luchando. Y aquí estoy».
Gustavo de la Fuente (padre) militaba en el Partido Comunista y, como implicado en el movimiento revolucionario, había sido sometido a consejo de Guerra en 1935, pero el proceso fue suspendido y él llegó incluso a ser elegido en la candidatura del Frente Popular para el ayuntamiento de Oviedo.
Durante el estallido de la guerra civil, el padre de los De la Fuente estaba en Madrid, donde presidía el sindicato de Profesionales de las Bellas Artes, para el que hacía carteles de propaganda. En la capital falleció antes de que acabara la contienda.
Como Pilar contaba al periodista, el 20 de julio de 1936 había sido ejecutado Daniel. Unos meses más tarde, el 6 de octubre, también es ejecutado el mayor, Gustavo, en Caso. Aún le quedan dos hermanas mayores que ella, Susana y Pilar, que sobrevivirán.
El 12 de octubre, unos días después de la muerte de Gustavo, el diario Mundo Obrero publica una reseña en la que asegura que Pilar ha sido herida. En uno de los avances de las tropas republicanas, contaba: «cuando pretendía asistir a un herido de un camión, fue alcanzada por la metralla de un mortero (…) y resultó con tres heridas: en un muslo, en el vientre y en un brazo, que afortunadamente no revisten importancia».
La familia está rota. Tras quedar huérfana y caer el frente del norte, ella es trasladada en un buque con el resto de niños de la guerra asturianos a la Unión Soviética. Allí vivió la segunda guerra mundial en la retaguardia, como tantos otros republicanos. Aprendió oficios manuales y trabajó en fábricas de Kramatorsk, Sinferopol y Tashkent. Pero finalmente, ya superada la guerra fría, quiso regresar a España, donde asistía a los homenajes anuales a su hermana.
Pero siguió luchando por sus ideales hasta que falleció en Gijón, a los 93 años de edad, el 10 de agosto de 2013.