La casa de los Llanes se reduce ya a un cascarón vacío, mientras las últimas tormentas amenazan con derribar lo que queda de la fachada
25 feb 2021 . Actualizado a las 13:02 h.En pleno centro de Oviedo, la casa de los Llanes, antaño un elegante palacete frente a la Catedral, se ha convertido en un cascarón vacío. Después de décadas de litigios y abandono, apenas queda la fachada que, además, resultó dañada con los últimos temporales de principios de este año.
Un grupo de operarios intentaba ayer asegurar de alguna manera los restos del palacete, también llamado Casa Maqua, en la plaza de Alfonso II El Casto. En su momento fue un edificio en forma de L alrededor de la capilla de la Balesquida y con salida a la plaza Porlier, pero ya no existe más que la fachada.
La historia de la casona es larga y, en los últimos años, muy penosa para el catálogo patrimonial ovetense. Según la ficha urbanística municipal, fue diseñada en el año 1774 por Fray Pedro Martínez y construida 34 años más tarde. Durante la Guerra Civil sufrió algunos daños, aunque no graves, y en 1942 se reconstruyó levantando un piso más, que se elevaba sobre la Balesquida. Gozaba de catalogación, aunque no de la máxima protección patrimonial.
Su última dueña, Isabel Maqua, legó el edificio a la Iglesia en 1961 con la idea de que fuera una casa sacerdotal, pero el Arzobispado decidió venderla a una empresa promotora en 2002 y hacer caja (182 millones de pesetas), lo que provocó el rechazo de los sucesores de Maqua por incumplimiento del deseo de Maqua, y el consiguiente litigio.
Al mismo tiempo, también intervino la constructora contra el Colegio de Notarios de Oviedo, que ocupa el otro edificio contiguo puesto que, en su opinión, al realizar su propia rehabilitación había invadido en parte la casa de los Llanes.
Todo ello ha generado una indefinida parálisis del proyecto. La constructora no pudo levantar de nuevo el edificio y, en cambio, se vio obligada a derribar hace exactamente diez años lo que quedaba por el riesgo de colapso que podía afectar a los edificios colindantes.
Según la ficha urbanística, en ese solar se podrían ubicar oficinas y, en la planta baja y primera, comercio u hostelería. La planta añadida no se podría volver a levantar y también se deberá conservar la fachada barroca. Si para entonces queda algo de ella, claro.