
Crónica del derribo histórico de un gran templo gótico y un convento de la orden en pleno centro de la ciudad
07 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.España aún se lamentaba de la pérdida de sus colonias y Asturias despertaba a la revolución industrial. Era el año 1902 cuando se cometió uno de peores, entre muchos, de los crímenes urbanísticos de Oviedo: el derribo del convento de San Francisco. Se trataba de un gran complejo medieval que ocupaba el espacio donde hoy está la Junta General del Principado y mucho más, en el rectángulo delimitado entre el Campo San Francisco y la calle Rosal, la actual calle Fruela y Santa Susana.

Aunque los frailes ya llevaban en Oviedo cerca de 200 años, es en el siglo XV cuando se levanta la iglesia gótica, que sufriría posteriores modificaciones, y un primer claustro adosado al lado sur. La invasión de los franceses durante la guerra de Independencia causó daños al complejo y la desamortización de Mendizábal, en 1837, traspasa el terreno a la Diputación.
Así, la Administración creó un gran jardín botánico para la Universidad e instaló un hospital provincial y un museo arqueológico. Otra lamentable ruina, la de la iglesia de San Juan (ubicada donde hoy está el colegio de Abogados y antiguamente complejo palaciego), San Francisco acoge esa parroquia.

Cada vez más deteriorada, a finales del XVIII la iglesia amenaza ruina y aunque hubo voces contra su derribo, la piqueta acabó con ella. Algunos elementos se exhiben en el museo Arqueológico, pero la mayor parte de las viejas piedras desapareció, seguramente reutilizada en otras obras. El 23 de marzo de 1900, la Diputación y el Arzobispado venden la iglesia por 60.000 pesetas y al mismo tiempo la Administración cede un solar para el nuevo templo de San Juan. Dos años más tarde, la decisión se consuma: comienza el derribo y con ello el fin de otra parte histórica de la ciudad.
