David vence a Goliat: la historia de la mujer que ganó a un fondo buitre en los tribunales
OVIEDO
El banco vendió la hipoteca a un fondo y no se lo notificó a su clienta. Esta realizaba los pagos en la oficina de Correos en números de cuenta que le comunicaban por teléfono
11 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El reparto de fuerzas era desigual y los medios al alcance de cada uno de los contendientes dispares. El desconocimiento de la ley y el miedo a perderlo todo jugaban en contra de Raquel y de su familia, pero su lucha se vio finalmente recompensada. Cuando ya había tirado la toalla, había renunciado a su piso e incluso había solicitado la dación en pago, un giro del destino le abrió un camino de posibilidades. El banco no aceptó su propuesta, ella encontró el asesoramiento que necesitaba en la PAH de Oviedo, se enfrentó al fondo buitre que había comprado su hipoteca sin que a ella nadie se lo hubiera notificado y, tras meses de pelea, un juez le dio la razón. Decretó el sobreseimiento de la ejecución hipotecaria y, desde hace año y medio, Raquel sigue viviendo en el piso que compró en el año 2003. No es la propietaria pero tiene un techo en el cobijarse junto a su marido y sus tres hijos. No paga nada en concepto de alquiler.
Un juez ya le ha dado la razón, pero Raquel sigue teniendo miedo. De hecho prefiere utilizar un nombre falso y no quiere salir en fotografías para evitar que se le reconozca. Es la entendible desconfianza de quien ha estado cerca de quedarse en la calle. En el año 2003 solicitó una hipoteca por valor de 68.000 euros para comprar un piso en Oviedo. Lo hizo junto a su marido, que es camionero. Ella no trabajaba. Tenía una letra que comenzó en 350 euros mensuales y que debería pagar durante 30 años. Con la subida del Euribor llegó a pagar 475 euros.
Como a tantas otras familias, la crisis les cogió con el pie cambiado. Su marido perdió el empleo y comenzaron a llegar los problemas económicos. Fueron haciendo frente a los pagos de la letra, pero comenzaron a llegar los retrasos. Nunca acumularon más de tres meses sin pagar, ya que era el límite para que el banco pudiera desahuciarlos. Pero la situación se volvió insostenible y Raquel intentó negociar con el banco. Solicitó que le ofreciesen la dación en pago, pero la entidad se negó. «Yo no quería que me desalojaran y tener que seguir pagando», explica.
En ese punto es en el que todo comenzó a cambiar. Junto a su hermana, acudió a la PAH de Oviedo, y allí fue donde encontró una solución. Lo primero que le recomendaron es que dejara de pagar. «En un principio tuve miedo, pero me dejé guiar porque ellos son los que saben, y está claro que acerté», afirma. El banco la llevó a juicio, y cuando comenzaron a indagar se dieron cuenta de todas las irregularidad que rodeaban a su caso.
El banco que le concedió la hipoteca había quebrado, pero antes de hacerlo vendió la hipoteca de Raquel, como otras muchas más, a un fondo buitre. El precio fue de 23.000 euros. En ningún momento le notificaron esa operación, pero para ella sí que hubo cambios. Le llamaban por teléfono diciendo que eran del banco y le comunicaban que debía pagar la hipoteca en un número de cuenta que le notificaban. Debía hacerlo en la oficina de Correos. Ella guardó todos los recibos, prueba que asegura que le sirvió en el futuro.
Cuando fueron a juicio, su abogado, recomendado por la PAH de Oviedo, le aseguró que prácticamente había pagado todo el crédito, mientras que el fondo buitre defendía que solo había pagado unos 10.000 euros. La diferencia es evidente. Finalmente, el juez declaró abusiva la cláusula del contrato por la que el fondo buitre le reclamaba el importe total de la hipoteca. Además, decretó el sobreseimiento de la ejecución hipotecaria. El fondo buitre tuvo un plazo de 20 días para recurrir, pero renunció a ese derecho.
Tras este fallo, el fondo buitre sigue siendo el propietario del inmueble, pero Raquel vive allí junto a su familia. Desde la PAH de Oviedo sostienen que la única opción que tendría el fondo sería iniciar un procedimiento ordinario, pero se trata de una medida que, hasta el momento, este tipo de empresas no está aplicando en ninguna parte de España. La batalla era desigual, pero en esta ocasión, David ha vuelto a vencer a Goliat.