Éste sí que fue un desfile pa paisanos, como Marta Sánchez, de los que le gustan al alcalde, o eso parece. Esta 69 edición de América en Asturias ha rescatado a las bailarinas en tanga y se ha olvidado de las batucadas. Está claro que cada equipo de gobierno lleva lo suyo al desfile, pero ambas (las bailarinas y las batucadas) están ya muy vistas. La carroza de Gascona repartiendo sidra originó codazos y empujones entre los mayores, que parecía que aquello que se les ofrecía era algún tipo de maná y no un simple culín de sidra. Vi a una señora abalanzarse sobre un niño, embutido en un traje regional y sudando a chorros, para alcanzar un vaso. Quizá no sabía que por algo más de tres euros, en la calle con el mismo nombre que la carroza, podía comprar botellas de ese delicioso líquido amarillo. Las reinas y los haigas se multiplicaban mirases donde mirases. Que algunos no querían reinas, pues tres tazas: las de San Mateo, las de la Fiesta de la Sal en Torrevieja y las del Centro Asturiano. Ante las del Centro, Canteli se mostró más entusiasmado que con las otras, el pasado y su club le tira. Luego encallaron dos carrozas en Marqués de Santa Cruz. En una, un operario tuvo que decapitar a una de las esculturas que decoraban la carroza para poder seguir el rumbo. También sufrió un desmayo el actor que hacía de Benny Moré, bailar tanta salsa conlleva su peligro.
Por la noche, ante el ‘Tekilazo’ en el Bombé, me decidí a visitar los chiringos de La Corrada del Obispo. Cené en La Folixaria unas patatas muy buenas, aunque algo mal fritas, con ketchup y veganesa, que no sé muy bien lo que es, pero que imagino que será la mahonesa de los veganos. Cuantas atrocidades culinarias se están perpetrando en el nombre del veganismo. Antes de disfrutar del show de Rodrigo Cuevas, me anime a echar allí unos bingos. Estos de La Foli tienen más peligro que CODERE, se aprovecharon de mi mente débil y una y otra vez lograban convencerme, y yo me pertrechaba de cartones para quedarme siempre con la miel en los labios. Antes de irme casa, pasé por la APARO, que es bueno dejarse ver y uno siempre encuentra a alguien, y por el Rincón. Baile ‘woman del callao’ y me fui a casa, no me fuese a pasar lo mismo que al Benny Moré mateíno.
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