Las llamas que destruyeron la ciudad marcaron un antes y un después, pero no son las únicas que recuerdan las crónicas
02 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Los siglos XV y XVI marcaron un antes y un después en la ciudad de Oviedo. El paso de la era medieval a la moderna fue realmente notable en la capital, sobre todo arquitectónicamente hablando, ya que a inicios del siglo XVI la ciudad tuvo que ser reconstruida casi al completo. Si hay una fecha determinante que cualquier ovetense conoce es la del 24 de diciembre de 1521, día en el que un terrible fuego asoló y destruyó casi al completo la ciudad. Si el cambio de siglo supuso también un cambio de era, este incendio marcó aun más este salto.
Cuentan que fueron unas brasas mal apagadas las que originaron el fuego en una céntrica vivienda de la calle Cimadevilla. En apenas una hora tres cuartas partes de la ciudad ardían y fueron necesarios dos meses para apagar todas las llamas. De aquel desastre pudo salvarse la Casa de la Rúa, actualmente el edificio civil más antiguo de Oviedo. Varios meses después, la ciudad solicitó ayuda al monarca para iniciar su reconstrucción, dado que le era imposible afrontar tal gasto.
En 1525, Carlos I concedió a Oviedo un mercado de los jueves libre de todo impuesto. La ciudad fue reconstruida al completo y se llevaron a cabo otras obras no relacionadas con la catástrofe como la construcción del Acueducto de los Pilares, la finalización de la torre de la Catedral y la construcción del monasterio de los dominicos, fuera de la muralla, y el de los jesuitas, fundado ya en la segunda mitad del siglo, muy próximo a la muralla, en la zona del Fontán.
Este incendio fue el más grave pero no el único histórico en la ciudad. Casi cuatro siglos más tarde, en 1893 ardía el Teatro Circo, situado en la calle Santa Susana. Con apenas nueve años de recorrido, la noche del 11 al 12 de julio de aquel año el fuego devoró el edificio, reduciéndolo a cenizas. Poco pudieron hacer los bomberos, la Guardia Civil y los soldados del Batallón de Cazadores Habana por controlar aquel incendio que no se achantó ante las aguas del depósito del Fresno. Las llamas alcanzaron las casas aledañas pero, afortunadamente, no hubo víctimas. Las pérdidas de aquella noche se cifraron en más de un millón de reales.
El 6 de febrero de 1911 el fuego arrasó el edificio del Banco Asturiano de Comercio, situado en la plaza de Porlier. Su gravedad obligó a solicitar ayuda a la Compañía de Bomberos de Gijón, cuyo vehículo se averió a 13 kilómetros de Oviedo, por lo que los bomberos se vieron obligados de recorrer a pie aquella distancia hasta llegar a la capital. El 17 de noviembre de 1937 un incendio en la calle Uría de Oviedo provocó decenas de muertos. El fuego alcanzó un almacén de municiones que terminó explotando, a pesar de los esfuerzos del alcalde Carlos Rodríguez Almeida , bomberos y voluntarios. Fallecieron en el acto.