El acuerdo de compra entre ayuntamiento y EDP permite la conservacion del patrimonio industrial del complejo y abre un abanico de posibilidades
13 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La Fábrica de Gas ha sido históricamente uno de los elementos alrededor de los que ha crecido Oviedo. De capital importancia en los siglos XIX y XX, fue perdiendo peso poco en la ciudad hasta su cierre. En pleno frenesí de la construcción, y ante la falta de suelo en el centro, el ayuntamiento del PP llegó a un acuerdo con EDP -propietaria de los terrenos- que permitía levantar edificios y suponía arrasar la inmensa mayoría del patrimonio industrial de la zona. La llegada del tripartito -Somos, PSOE e IU- paralizó ese proyecto y ahora han llegado a un nuevo acuerdo con la eléctrica para comprar los terrenos por 4,5 millones. Los 13.000 metros cuadros en el corazón de la capital abren un sin fin de posibilidades. La intención de los socios de gobierno es dotar al completo de equipamientos culturales. Además, el acuerdo permitirá que Oviedo no olvide su historia y que la fábrica siga teniendo mucho que decir en su desarrollo.
El Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias (COAA) ha sido uno de los grandes defensores del mantenimiento de la Fábrica de Gas por su relevancia en la ciudad. De hecho, la decana, Sonia Puente Landázuri ha calificado el acuerdo de «una gran noticia». El interés del colegio viene de lejos, como demuestra la ponencia «Una nueva mirada», sobre el complejo industrial, de los arquitectos Marcos Balbín Pacios y Álvaro Portela Peón.
Su trabajo es minucioso. Es un repaso a la historia de la fábrica puesta en contexto con el crecimiento de la ciudad. Además, incluye un catálogo de los elementos que tienen algún tipo de protección, según el Plan Especial. En total son diez, aunque de diferentes niveles.
El más alto, el de protección integral, es para los siguientes elementos: el gasómetro -la pieza industrial más singular, en cuanto a tamaño e influencia estética- visual en la ciudad; la marquesina; la chimenea; el depósito elevado; el horno y las escaleras. Cada una de ellas tiene valor por separado, pero los arquitectos consideran que «creemos que sería un error tratarlas por separado así como obviar el espacio en el que se encuentran, es quizás la parte del complejo con mayor valor para explicar el proceso fabril que aquí se realizaba».
El siguiente rango de protección es la parcial, que incluye la puerta de entrada, el pabellón de servicios y el edificio «Azul» de Vaquero Palacios. «En estas edificaciones se centran las principales expresiones arquitectónicas del complejo», explican los arquitectos, que añaden que el plan especial «establece una protección a nivel de fachadas, si bien no de sus espacios interiores, los cuales han sufrido diversas transformaciones a lo largo del tiempo y entendemos que carezcan de cierto valor». También señalan que «la puerta de entrada constituye la seña de identidad del conjunto fabril».
Por último, la fachada a la calle Postigo Bajo de la Fábrica de energía eléctrica tiene una protección ambiental. «Es un espacio de cierto valor, del cual solo se protege una de sus fachadas, tras analizar el conjunto puede ser uno de los espacio más complejos sobre el que tratar», opinan los arquitectos.
Marcos Balbín destaca que la Fábrica tiene «valor en su conjunto». En su opinión, a parte de nuevos usos, la conservación del patrimonio industrial permitirá «leer la historia de lo que allí se hacía». El acuerdo servirá para «no perder la memoria de la ciudad y ponerlo en valor», añade. «En su momento, nosotros hicimos un análisis histórico para poner en valor todo lo que tiene interés», concluye. Ahora, su punto de vista se ha plasmado con el acuerdo suscrito entre el ayuntamiento y EDP.
Posibles usos
La ponencia no se limitaba a hacer una radiografía de la situación, sino que incluía una serie de recomendaciones que, a su juicio, deberían seguirse para recuperar la zona. Entre sus conclusiones destaca la relativa a «los usos que puede llegar a albergar». «No estamos ante una realidad muerta que deba ser museo de sí misma, sino ante un espacio singular abierto a acoger usos propios de la ciudad», detallan.
Esto enlaza con los planes del tripartito, que en uno de sus acuerdos programáticos recogía la necesidad de recuperar la Fábrica de Gas para dotarla de equipamiento cultural. Ahora los socios de gobierno tienen que detallar sus propuestas, aunque el primero en aportar una idea ha sido el alcalde: la posibilidad de llevar el archivo municipal a esos terrenos».