
Recuerdo que hace cerca de 30 años un buen amigo venido desde Madrid me comentó, tras patearse la ciudad durante unas horas, que los ovetenses vestían todo el año de domingo. Me lo contaba enfundado en un chándal de táctel, que por entonces hacía furor en los suburbios de la zona sur madrileña, una moda que siempre espantó a los carbayones. ¿Un ovetense en chándal por la calle Uría? Encuéntrenlo: yo no lo he visto nunca. Oviedo es una ciudad de domingo permanente aún hoy: acicalada, con la memoria de Vetusta siempre en la frente. Buenos paños, buenos cortes, buenas peluquerías, buenas tiendas. Así es este juego de espejos: los ovetenses proyectan su imagen hacia los demás, preocupados por su apariencia, (comprueben el boom de los negocios de estética) con ese estilo de ciudad de provincias del norte de España, de paraguas y tonos apagados. La ciudad bien vestida: no con la modernidad de Londres, París o Milan sino con una sobriedad hidalga, cosas de aquí. Hace unos días, 30 años después de aquella visita, otro amigo ovetense de viaje por Madrid me comentaba un tanto horrorizado el aspecto deplorable de los madrileños, su dejadez en el atuendo, la pobreza que reflejaban en los vagones del metro. Y su contraposición con las calles del barrio de Salamanca, donde los pijos se pasean por la calle Serrano con chaqueta ceñida y melenilla rizosa sobre la nuca. Un Madrid de desigualdades sociales, cada vez más acentuadas. Es decir, la ropa como reflejo de clase, una visión que ha circundado la historia: pienso ahora en los sans culottes de la Revolución francesa. Quizá en Oviedo no vivamos ese desfase de una manera tan aguda, quizá sea una ciudad más homogénea, enemiga de las extravagancias. En cualquier caso, alrededor de la moda, Oviedo se mueve como pez en el agua. Tiendas de siempre, boutiques, sastrerías, modistas, ropa low cost, diseñadores de prestigio nacional y otros jóvenes que están por llegar y que van vistiendo la ciudad día a día.
En este nuevo número de Ovetenses hablamos también con ovetenses que hacen urbe. Paseamos por las calles de Otero, interrogamos a la ciudadanía en Uría, analizamos el nuevo futuro que se ha abierto en La Vega, reconstruimos la memoria con Yolanda Lobo y Nikola Jerkan o con los apuntes de Antonio Masip, profundizamos en la Fundación Vinjoy o en los nuevos sonidos del folk que están por llegar. ¿Oviedo una ciudad de moda? ¿Y por qué no?
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