


El club de patinaje de velocidad busca en los colegios la cantera de los deportistas federados que preparan citas internaciones en Piedramuelle y Fozaneldi
06 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Después de una ausencia, el Novares estará de vuelta este año en la liga nacional de patinaje de velocidad. Al club le gustaría que ese fuera el primer paso de un renacimiento de la disciplina tanto en Oviedo como en el conjunto de Asturias. No hace tanto tiempo, los deportistas de la comunidad eran un referente inexcusable en toda España, pero esa hegemonía se ha perdido. Y no por falta de una base. En las escuelas deportivas, financiadas por el Ayuntamiento, que el Novares mantiene en siete colegios de la ciudad se han matriculado en este curso más de 200 niños. Es fácil reclutarlos, cuenta Mar González, la presidenta del club. «Es una actividad atractiva para ellos. Basta con que empiecen unos pocos. Después, solo con verlos en el patio, los demás ya se animan y quieren apuntarse», explica.
De esa base deben salir los deportistas federados, los que se entrenan hasta dos horas al día en las pistas de Santa Marina de Piedramuelle o del polideportivo de Fozaneldi para preparar, según su nivel competitivo, torneos autonómicos, nacionales o internacionales. Del Novares han salido mundialistas con la selección española y la presidente está convencida de que, si los clubes y la federación asturiana aciertan en sus líneas de trabajo, ese éxito se repetirá. «En la federación está junto todo el patinaje y es cierto que las fichas de velocidad son pocas. Por eso es tan importante la labor en las escuelas. De ahí saldrán los chavales», apunta.
En las edades más tempranas, la velocidad sobre los patines atrae sobre todo a las niñas. A medida que se sube de categoría con los años, se tiende al equilibrio entre los géneros. Pero quienes empiezan suelen seguir. El éxito en los colegios es tan grande que en todos se han desdoblado los grupos. Los monitores no trabajan con grupos en los que haya más de chavales y la demanda es tan superior, que hay que crear más de uno en cada centro para no dejar a nadie fuera.
Todo iría mejor con más dinero, pero el deporte modesto, relegado de los medios de comunicación y de los patrocinios de las empresas por la atención obsesiva al fútbol y a muy pocas disciplinas más, está acostumbrado a vivir con poco. La actividad formativa del Novares en los colegios queda pagada por las subvenciones municipales, que cubren los salarios de los monitores. Para volver a la liga nacional, el club cuenta con otra ayuda del Gobierno regional que le permitirá cubrir los viajes de los técnicos y los deportistas. Sus salidas incluyen destinos relativamente cercanos en el norte (Galicia, País Vasco, Navarra), Madrid y desplazamientos más largos hasta Cataluña y la Comunidad Valenciana. Todo lo demás, los 36.000 euros al año que cuestan sus actividades, salen de las cuotas que pagan los socios y las aportaciones de las familias de los deportistas.
Las calles en cuesta del centro de Oviedo no son el entorno más amable para los patinadores. El Novares, nacido de una escisión del equipo de hockey de los dominicos, lo sabe desde el principio y busca en los barrios y en las afueras los espacios llanos que le van mejor. Solo le gustaría convencer a quien ya patina por la ciudad (cada día se ve a más personas) de que prueben con ellos. Tienen también cursos para adultos y clases de técnica para que el deslizamiento sea más fácil y no pare nunca.