Los dos osos fueron la principal atracción de la ciudad entre los años 50 y 60
28 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En 1989 Paca y Tola fueron rescatadas después de que los furtivos matasen a su madre. Ante la imposibilidad de reintroducirlas en el medio natural, y tras varios hogares en distintos puntos de España, en 1996 se inauguró el cercado de Santo Adriano, donde vivieron en semilibertad. Estas osas han sido siempre un icono de la naturaleza asturiana y un símbolo de la recuperación del oso pardo en España.
Pero Paca y Tola no fueron las primeras célebres de Asturias. Cuarenta años atrás, dos esbardos fueron rescatados de la crudeza humana. Al igual que a las otras hermanas, estos pequeños fueron llevados de Somiedo a la capital después de que un cazador furtivo matase a golpes a su madre. Fueron bautizados como Petra y Perico y su fama en la capital llegaría hasta nuestros días.
Desgraciadamente, no corrieron la misma suerte que Paca y Tola. Los pequeños, de apenas dos meses, fueron trasladados al Parque San Francisco y encadenados en unas argollas, que enganchados a unos rieles, les permitían paseos de 25 metros. Aquello era conocido popularmente como «el tranvía». Más tarde, fueron ubicados en una jaula verde en forma de cúpula, con gruesos barrotes y una malla metálica. Los esbardos se convirtieron de este modo en la principal atracción de la ciudad. Cientos de familias acudían al parque para observarlos, darles de comer y sacarse fotografías.
Perico murió pronto, en el año 1956, justo al llegar a la edad adulta. Algunas voces aseguran que su muerte no fue repentina sino que se le practicó la eutanasia antes de llegar a la madurez sexual. Posteriormente fue disecado y sus restos fueron custodiados por el ayuntamiento.
Petra sobrevivió 20 años más, sola en su jaula bajo la atenta mirada de todos aquellos que no olvidaban visitarla en cada viaje a la capital. Tras su fallecimiento, el 21 de junio de 1976, sus restos fueron rescatados por los estudiantes de biología y, a pesar de que su pelaje no fuese encontrado, en la facultad aún reside su cráneo.
Perico, de la basura a la facultad de Biología
El cuerpo disecado de Perico pasó años olvidado en el Talud de la Ería. En un pequeño cuarto rodeado de trastos que nadie necesitaba. Pero su suerte cambiaría en enero de 2017, cuando la facultad de Biología le pidió al ayuntamiento poder rescatar sus restos y llevarlos al edificio, donde creían que podían estar. Un mes más tarde Perico descansaba en su vitrina, en los pasillos de la facultad, cerca del cráneo de su hermana Petra.