El exvocalista hace parada en Oviedo y Gijón los próximos 4 y 5 de mayo para presentar su nuevo disco «Mariposas & Torneos de verano»
26 abr 2018 . Actualizado a las 16:44 h.Miguel Ángel Hernando, alias Lichis, es natural de Barcelona pero ha sido Madrid la ciudad que lo ha visto crecer. Lichis fue el responsable y quien puso voz a La Cabra Mecánica, grupo conocido por sus sonadas «Felicidad» o «La lista de la compra». En 2010, tras quince años de correrías, la banda se apaga y Lichis comienza un camino en solitario cuatro años más tarde. En 2014 publica «Modo avión» y en febrero y diciembre de 2017 dos EP’S que conforman en su conjunto «Mariposas & Torneos de verano», disco que está promocionando este año. Encontraremos un Lichis mucho más maduro, un rock más íntimo con canciones llenas de tristeza, esperanza, alegrías, decepciones… Básicamente lo que cabe en una vida.
- A modo de anécdota, ¿de dónde sale el apodo por el que todo el mundo conoce a Miguel Ángel Hernando?
- Son motes de estos que te ponen en la adolescencia y que se quedan ya para toda la vida. Un mote entre colegas que dura mucho más tiempo del que te gustaría recordar, creo que moriré con él.
-No quiero centrarme en el pasado pero siempre es bueno fijar los cimientos. ¿Qué recuerdos guarda de La Cabra Mecánica?
-Con el tiempo fui guardando recuerdos más agradables pero fue algo que terminó por agotamiento y por toda una serie de circunstancias poco agradables. Yo veía que mi carrera y mi manera de entender la música iban por otro camino y que lo que rodeaba todo aquello era bastante complejo. Decidí pararlo para tratar de guardar el mejor recuerdo posible por lo que a día de hoy con mi carrera procuro no mirar demasiado a «La Cabra».
-¿Le desagrada que le recuerden o reconozcan por el grupo?
-Bueno, lo difícil es que vivimos en un momento de «revival» constante, de bandas tributo, entonces es muy difícil que ahora el público, educado en este tipo de historia, acepte proyectos nuevos. Con este segundo álbum en solitario la gente viene a los conciertos sabiendo lo que va a ver, viene a escuchar las canciones nuevas. El problema es cuando el resto de compañeros de profesión, independientemente de que saques una carrera con otro nombre diferente al grupo con el que fuiste conocido, creen que eres lo que conocieron y eso lo eclipsa todo. Y este no es el caso, no soy el que parecía ser, por eso en ocasiones esto ha creado cierto tipo de problemas en cuanto a la respuesta del público o que algunas personas se sintieran decepcionadas. Afortunadamente, aunque es una lucha dura, parece que está teniendo sus frutos.
-Sabiendo de buena tinta cómo es el mundo de la música y teniendo en cuenta toda su trayectoria, ¿cómo lleva el éxito de esta nueva etapa en solitario? ¿Nota la diferencia?
- Bien, la verdad es que lo asumo, ya sabía que esto iba a ser así. Visto desde fuera todo el mundo te suele decir aquello de «no empiezas de cero, ya tuviste cierta repercusión con un trabajo». Pero no es así. En la música no se vive de las conquistas pasadas, se vive del día a día y por eso ha sido un trabajo difícil que poco a poco ya va dando sus frutos. Además en mi carrera en solitario no tengo el apoyo de ninguna radio ni multinacional ni de nadie. Esto lo saco yo con mi propio sello, grabo los discos en mi estudio, soy yo el que lo hace todo. Es un trabajo muy duro pero bueno, también hay un sector del público que agradece y valora ese esfuerzo por encima de lo puramente musical.
-¿Está disfrutando de esta gira musicalmente?
-Sí, porque estoy siempre probando cosas nuevas. Tengo un estilo muy concreto que es el del rock pop americano con algunos tintes del pop y el rock inglés y lo estoy disfrutando mucho. Con la edad que ya tengo y el tipo de camino que he elegido, que es duro, disfruto de otro tipo de cosas: cualquier aplauso, una voz de ánimo, un disco vendido… Cualquier pequeña meta lograda sabe mucho mejor y es en lo que pienso.
-En varias ocasiones ha afirmado que durante la infancia y diferentes años de su vida se ha sentido solo y la música era una especie de vía de escape por la que poder comunicar a las personas. Ahora bien, ¿cree que lo ha conseguido? ¿Se siente ahora más «tú»?
-Es complicado decirlo pero al final lo que descubres es que lo que haces es expresarte, comunicar depende de un montón de cosas. Es verdad que en ocasiones había una distorsión entre lo que yo quería comunicar y lo que en realidad llegaba a la gente, sobre todo cuando tocaba con «La Cabra». Te paras y buscas otras cosas. Siempre hay un constante esfuerzo por tratar primero de expresar lo que sientes, lo que te nace de adentro con la esperanza de que haya alguien que quiera escuchar. Es ahí donde está la lucha, a veces se consigue y a veces no, Lo que está claro es que debe salir de una necesidad pura de expresión, luego la comunicación puede llegar o no.
-Centrándonos un poco más en la música. ¿Cuáles han sido sus referentes musicales a la hora de crear? ¿Han ido variando a lo largo de los años?
-Yo nací en 1970 por lo que generacionalmente me tocaba que en casa, como en la de muchos, hubiera todo tipo de música: desde flamenco hasta música de cantautor. Mucha música en catalán también ya que yo nací en Barcelona y luego me mudé a Madrid. Estaban todos los clásicos de aquella época como los Beatles, Bob Dylan, Leonard Cohen, los Rolling Stones o los Kinks. Cuando hace años decidí este camino me metí ahí: estuve muchos años tocando blues, sobre todo el repertorio de la Chess Records de los años 50, Tom Waits o Willie Dixon. Sigo todavía en ello así que estos últimos discos deben de estar llenos de estas fuentes clásicas además de pop español de los 60 y los 70. En cuanto a dónde me gustaría ir… supongo que por la misma línea ya que estos dos discos de alguna manera son continuistas. No lo sé, sí es verdad que yo tiendo, cuando me siento un poco atascado o me cuesta sacar la creatividad, a buscarme en contextos poco habituales para mí. Es por eso que aunque el género de estos discos sigan siendo rock tienen un poco de eclécticos ya que aparecen toques del blues, soul o géneros de esta música americana.
-Su primer disco fue grabado en Nueva York, entre Brooklyn y Manhattan, ¿cómo vivió esa experiencia?
-Muy bien, la experiencia fue maravillosa además de poder ver a músicos que has admirado durante muchísimo tiempo y que están en todos los discos que has escuchado. Es increíble. El cariño y la entrega con la que trabajan fue muy inspirador para mí, se me quitaron muchas tonterías de la cabeza en aquel viaje y me di cuenta de porqué quizá allí la música es tan importante y grande. Su manera de actuar, la humildad de la gente a la hora de enfrentarse al trabajo es lo que les hace ser lo que son, parte de la historia. Al volver supe que no podría volver a costearme una experiencia así por lo que monté mi estudio en Madrid cuando ya estaba grabando «Modo avión». Poco a poco fui sacando todos mis aparatos del almacén y pude grabar mi música, que es una manera muy gratificante de trabajar. Cuento con la ayuda de buenos amigos y grandes músicos, además me permito grabar en algunos temas la mayoría de los instrumentos. Esto es un reto para mí pero también algo muy divertido. La verdad que ambas experiencias han sido muy positivas.
-Su canción «Girasoles» parece una especie de «quiero y no puedo, pero aun así soy feliz», una búsqueda de la felicidad desde una posición un tanto derrotista. ¿Hemos acertado o es otro el mensaje que quiere dar? ¿Qué le inspiró?
-En general sobre todas las canciones sobrevuela el mismo concepto del mundo en el que vivo y el que veo a mi alrededor. Cualquiera ahora mismo en su profesión, alguien más joven o alguien de mi edad, se ha acostumbrado a no tener seguridad, no tener nada claro. Nadie sabe qué va a ser de su futuro, la mayoría de los contratos indefinidos han desaparecido, muchas profesiones también desaparecen y es difícil echar raíces. También creo que hay una enorme crisis de valores como el replanteamiento del concepto de familia, por ejemplo. Llegando a este momento creo que estamos todos abocados a disfrutar del día a día o a buscar belleza o satisfacción, alegría en las pequeñas cosas y pequeños triunfos. Vivimos con cierta melancolía, hay quien vive con rabia toda esta situación, por ejemplo algo que está crispando a las personas es el momento político que estamos viviendo. Creo que es la mezcla de esperanza y desesperanza lo que se puede encontrar en prácticamente en todas las canciones.
-Este disco es la suma de los dos últimos anteriores que habían salido con menos de cinco canciones cada uno, ¿por qué? ¿Cree que ha obtenido los resultados esperados?
-Me gusta mucho la manera de trabajar que te permite el EP, me recuerda a los típicos de la industria en los años 50 o 60 donde había una enorme oferta de gran calidad. La gente tenía un gusto muy ecléctico: country, blues, flamenco, rock. El formato single era mucho más fácil de utilizar lo que pasa es que ahora estamos acostumbrados a recibir una enorme cantidad de oferta de artistas que gustan mucho pero es difícil escuchar el disco entero. Yo prefiero hacer 4 o 5 temas con especial cariño y esperar a mostrar novedades con más tiempo. Ahora es posible que en 6 o en 7 meses la vida del disco se haya extinguido y es mucho más difícil comunicar un trabajo a la gente. Es un formato asequible para mí en muchos aspectos y facilita que el público te escuche con la atención debida pocas canciones para que después de un año, después de haber escuchado otras cosas, tenga algo de tiempo para escuchar más material tuyo.
-¿Pondrá la voz solo en los conciertos que dará en Asturias o también tocará algún instrumento? ¿Cree que el público le pedirá alguna canción de «La Cabra»?
-Sí, iré con la guitarra acústica y con Joe Eceiza, un brillante guitarrista y compositor que llevará la guitarra eléctrica por lo que presentaremos un formato «semieléctrico-semiacústico», o como se quiera llamar. Normalmente toco algunos temas pero quizá aquellos que la gente no conoce y que posiblemente podrían haber formado parte de estos discos en solitario. Son temas de rock y de pop que hubo en La Cabra Mecánica pero que quedaron eclipsados por el éxito puntual de una parte del repertorio.
-Si pudiera escuchar una canción en bucle propia y otra de algún otro músico, ¿cuáles serían? ¿Qué le viene a la cabeza cuándo las escucha?
-Hay muchísimas canciones, es difícil. Tus canciones favoritas son como los discos, o libros, o películas. Cambian con el tiempo. Hay canciones que te pueden haber marcado, para mí es una especie de curso del río. En ese fluir de tu constante aparecen y desaparece un montón de canciones por lo que me parece casi imposible decidirme por una o dos en particular.