«Hay que apostar por la música en directo, ir a conciertos y pagar por ello»

OVIEDO

Mickie, propietario del «Rocket»
Mickie, propietario del «Rocket»

Mikie lleva ocho años alfrente del «Rocket Rock'n'Roll Bar», uno de los referentes de la noche y la música rock ovetense

05 feb 2018 . Actualizado a las 13:32 h.

Cuando uno asciende las escaleras que dan acceso al pub, se siente arropado por los acólitos que allí se aposentan para poder disfrutar del mal visto vicio del tabaco. La gente en la puerta de los bares siempre es una buena señal. Entras al Rocket y te conquista por los ojos. Una novia cadáver bebiendo cerveza en una mesa, una pared empapelada con una foto de The Ramones, buena música y mucha y rica cerveza. La felicidad no es tan inalcanzable. Aquí he quedado con Mikie, su dueño. Aprovechando el octavo aniversario del Rocket Rock’n’Roll Bar (C/Oscura 27. Oviedo); compartiremos palabras, risas y birras.

Mikie es un buen tipo en el cuerpo de un motero de los Ángeles del Infierno. Corpulento, mentón cuadrado y frondosa barba. Si uno se lo encuentra en un cajero, pensaría en echar a correr, pero se equivocaría. «Llevo ya 8 años. Empecé siendo un guaje, y ahora ya estoy más cerca de ser un padre». Tenía 29 cuando decidió meterse en el lío, llevaba años trabajando en bares, y decidió dar el salto. Sirve unas cervezas y empieza a hablar: «La noche es dura, tiene que gustarte». «No han mejorado mucho las cosas. Cuando empecé la gente salía de casa y consumían más. A Oviedo la crisis llegó tarde, y tardaremos más en volver a los buenos tiempos», asegura.

Cuando habla de música lo hace con seguridad y conocimiento, es uno de los tipos que más sabe de Rock. «Estoy muy a favor de la música en directo, pero todo son pegas y dificultades. Tristemente, he tenido que dejar de realizar conciertos aquí, y no molestábamos a nadie. No puedo jugármela a una multa que me cierren el bar, yo como de esto». Le estrujo para que hable más sobre el tema: «Hay que buscar una solución. Hay gente muy enrocada en su posición, no quieren ceder ni un milímetro. Hay que respetar todos los puntos de vista, pero debemos ceder cada una de las partes y llegar a un acuerdo. No se está tratando bien a la música, y es triste». «Entre los problemas para encontrar locales en los que tocar y que la afluencia en muchos casos es escasa: nos estamos cargando a nuestros músicos». Su visión del panorama musical asturiano es halagüeña y totalmente positiva, defiende la gran variedad de bandas que pueblan nuestra geografía y su calidad. «Hay que apostar por la música en directo, ir a conciertos y pagar por ello. La gente tiene que vivir de lo que hace».

Por el aniversario tienen multitud de actividades: catas de cerveza, campeonato de «beerpong», fiestas y charlas científicas.

-Oye. ¿Qué es eso de las charlas científicas?

-Vienen unos tipos, expertos en la materia de la que vayan a hablar, y exponen diferentes temas relacionados con la ciencia. Son brillantes, hacen que aprendas y te lo pases bien. Cuando hago esto, se llena el bar. Y entre isótopos y moléculas se toman, sin problema, dos o tres pintas.

La jarra baja, y es hora de recargar. Imposible no fijarse en el cañero: un amplificador remodelado y adaptado para servir cerveza bien fría. «Cada año incorporamos cosas nuevas a la decoración. Un simple detalle hace que un lugar tenga vida, que sea único, que te haga sentir a gusto. Muchos son regalos». Las lámparas están hechas con «toms» de baterías, los taburetes son cajas de cervezas y una cantidad de fotos y discos penden de las paredes.

Sirve otra cerveza diferente, a cada cual más buena. Es impresionante la variedad que ofrece y la calidad de todas ellas. Y lo escribe alguien a quien le gusta la birra y bebe mucha. «Empezamos probando con cervezas asturianas, poco a poco. Yo soy un gran bebedor, y de cerveza aún más. Me fui informando, realizando catas y dejándome aconsejar por gente que sabe. Fue un acierto. Es lo que más consume la gente. Da gusto que alguien venga específicamente para tomar una cerveza determinada. La cerveza es el nuevo vino».

Le conseguimos sacar alguna que otra anécdota: «Las anécdotas no se cuentan, se viven». «Desde este lado de la barra uno ve de todo. Ten en cuenta que trabajo en la noche, y a cierta hora todo el mundo va un poco piojo. He visto peleas, declaraciones de amor y hasta tipos desnudos por el bar. Mira, una vez vino al bar Loquillo, el nota tuvo que agacharse para pasar por la puerta. Es un pedazo de bicho. Fue un poco borde y gilipollas, no te voy a engañar. Buscó algo de bronca, pero se quedó en nada: iría pasado». Y nos deja una recomendación: «El Jagger es lo que tumba antes a la peña, id con cuidado. Ahora lo que se lleva es el Fireball”. Nada que no se supiese ya, pero es de agradecer.

Ahora que no le permiten hacer conciertos sigue apostando por la creación y el directo. Deja su local para que la gente exponga sus obras, realiza charlas y promueve teatro y monólogos. .La cultura hay que ciuidarla entre todos, porque es un bien de todos