Los habitantes de Oviedo, con la opinión divida sobre si el nivel de las fiestas patronales se ha elevado tras el último cambio de gobierno
04 sep 2017 . Actualizado a las 18:40 h.Las fiestas de San Mateo llegan un año más rodeadas de polémicas. Tras el último cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Oviedo las celebraciones patronales siempre han sido foco de debate entre los grupos políticos e incluso entre los vecinos de la ciudad. La opinión está dividida, y mientras unos añoran las fiestas de antes hay otro grupo que valora positivamente los cambios introducidos desde que el tripartito está al frente del consistorio.
Al primer grupo pertenece Conchi Fernández, ciudadana ovetense que opina que las fiestas «estaban bien antes». «Lo que quieren poner ahora en el paseo del Bombé no me convence. El problema no es que eche nada de menos, sino que me sobran cosas», argumenta. Del mismo parecer es el joven Pablo Álvarez, que afirma que «sin ninguna duda eran mejores antes»: «Había más chiringuitos, más color, más imaginación… igual es que lo veo con nostalgia porque yo era un niño», puntualiza. Sin embargo, Álvarez prosigue su argumento: «Se nota que falta gente, un sector de la población se ha ido. Echo de menos entusiasmo. Antes los chiringuitos tenían más color, más decorado, más comedia… Ahora solo hay barras de bebida y comida», y sentencia: «Las fiestas de hoy son una sombra de lo que eran antes».
Menos negativa es Ana Picasso, que comenta que no ha notado ningún «gran cambio» en el San Mateo de antes y después del tripartito. «No me doy cuenta de lo que era de antes y lo de ahora. Son parecidas», considera. Lo mismo piensa el ovetense Jesús López, que cuenta que «no hay mucha diferencia»: «No entiendo la polémica que hay. Las fiestas siguen teniendo sus chiringuitos. Quizás lo único que cambió fue que quitaron los conciertos de pago, pero es algo que no me da mucho más». Sin embargo López deja claro «tampoco es que haya mejorado, la única diferencia que yo noto es que antes los conciertos, al ser de pago, eran de algo más de calidad. Pero la línea general es la misma».
Por último, también está el grupo de los optimistas. A él pertenece Roberto Díaz, que cuenta que «ahora las fiestas son más populares, se expanden más hacia los barrios. Yo creo que son mejores». Díaz prosigue contando que «ahora participa más la gente de los barrios, no está exclusivamente centrado en el centro». Precisamente este último punto es el que no termina de convencer a Belén Fernández, que lamenta que «ahora las fiestas son peores. Está todo demasiado controlado. Me gustaría que no se inmiscuyesen tanto las asociaciones de vecinos, antes era menos problemático». Además, Fernández cuenta que tampoco le han gustado los nuevos carteles. «Son fotos bonitas, pero no me gustan para unas fiestas populares. Me parecerían geniales para una exposición en la plaza Trascorrales o en el museo etnográfico, pero no para unas fiestas. No veo relación», concluye.