
Sobre la captación de los exiliados científicos y la exclusión de personas trans y migrantes
03 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hay estos días, con esto de la autodestrucción de Estados Unidos, voces que dicen que deberíamos atraer a científicos que desarrollan su actividad en aquel país, que deberíamos captar sus talentos. Las academias científicas estadounidenses publicaron un comunicado ante la situación en la que ese viejo de color naranja con tupé y sus secuaces están dejando a la ciencia allí, situación que sin lugar a dudas va a afectar a todo el planeta. El que Europa se abra a captar a científicos está bien, aunque, como en nuestro país, el estado lleve años maltratando a nuestros científicos, algo que es casi un rasgo cultural español. Resulta paradójico que científicos españoles que trabajan actualmente en casa de quien se ha convertido en nuestro enemigo en apenas tres meses, quieran regresar a España, aunque no sé si España tiene algo que ofrecerles.
En cualquier caso, este apremio por ver quién capta exiliados científicos, me rechina un poco si empiezo a pensar en otros grupos de población. Pienso en las personas trans, que están viéndose perseguidas, estigmatizadas, encarceladas, recluidas en prisiones sin mirar su género en las que se verán expuestas a todo tipo de abusos. Las personas trans en Estados Unidos son un objetivo de Trump y todos sus sociópatas. Recientemente, una mujer trans fue arrestada en esa pesadilla fundamentalista que es Florida por utilizar el baño para mujeres en el Capitolio estatal. La mujer, al parecer, anunció lo que iba a hacer a las autoridades. Era un acto de protesta. Lo cierto es que la paranoia antitrans ha llegado también a la locura de intentar detener a una mujer cis por no parecer lo suficientemente cis mientras utilizaba un cuarto de baño público y a despedir de su trabajo en ese engendro llamado Walmart a una mujer cis por no parecer lo suficientemente cis, es decir, por la sospecha de ser trans, como si eso fuera un motivo para despedir a alguien. Tengo pocas dudas de que ese estado de locura colectiva produce ansias en las personas cis, ansias de delatar a quien parece sobrarles, estorbarles o repugnarles.
En realidad, no hace falta ser trans, solo que alguien piense que otra persona lo es. Es una manera de destruir a la gente, algo normal en un régimen autoritario como el estadounidense. Las personas trans se han convertido, por desgracia, en el anuncio de todo lo que está por llegar. Aunque ahora no parecen importarle a casi nadie políticamente en este país, creo que en Europa se les debería dar asilo político a las personas trans de Estados Unidos. Alguno dirá que es una locura esto que digo, pero estoy convencido de que deberíamos hacerlo porque están siendo objeto de una persecución y la vida de esas personas bajo el yugo de Donald Trump y Elon Musk, conocido tránsfobo, solo puede conducir a una situación cada vez peor para ellas. La verdad es que esto de atraer a personas a Europa solo en función de lo que creemos que pueden aportar económicamente, es discriminatorio y un tanto obsceno.
No podemos jactarnos de ser un oasis en este mundo cada vez más autoritario, no podemos darnos golpes de pecho sobre nuestro respeto por los Derechos Humanos y diferenciarnos así de lo que tienen por otros lugares, si solo valoramos a la gente con dinero o prestigio. Pero bueno, tampoco espero mucho de esta zona del mundo en ese sentido. Es lo que se está haciendo con todos los migrantes, salvo con los que vienen a especular con vivienda. De hecho, llevamos casi tres meses viendo cómo se deportan a El Salvador miles de personas en condiciones humillantes para ser torturadas y olvidadas para siempre, sin juicios, sin nada, y parece que da igual. Ahora toca traer científicos, lo que encuentro realmente positivo, y dejar que vuelvan los nuestros, pero deberíamos abrir la puerta a las personas trans y otras minorías que están siendo perseguidas y detenidas ahora, aunque molesten a Carmen Calvo.