Esa mirada. Esa media sonrisa. Esas sombras. En muchas de las fotos que circulan de Isabel Díaz Ayuso esta mujer parece estar tramando algo. La culpa, dirá, es del fotógrafo que las perpetra, de la misma manera que va a ser culpa de Pedro Sánchez y familia política (y judicial) que su novio, Alberto González Amador, esté siendo investigado por dos delitos de fraude fiscal, y por corrupción en los negocios y administración desleal. Sí, con estas presunciones el hombre podría llamarse tranquilamente Alberto González Amador del Dinero. Acaso para confirmar que el amor es ciego, Isabel continúa defendiendo el honor de su pareja, cabeza de turco para acabar con su persona, ella, talón de Aquiles del sanchismo, y bla bla bla. A esta disertación dedicará parte de la mañana en una radio, antes de ser retratada en su visita a la exposición ¡Hispano! Gladiadores en el Imperio Romano. El Imperio Ayuso. Ave, Isabel. Ay de quien ose insinuar que los que van a defraudar te saludan.