
Un hombre cercano y simpático que dignificó la política
29 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Se ha escrito, en estos días posteriores a la muerte del doctor Enrique Portilla, elogios a su larga y prestigiosa trayectoria profesional como traumatólogo. Sin duda, un reconocimiento merecido. Permítame el lector que destaque otra faceta de Portilla en la que primó la valentía, el compromiso y el altruismo. En 1979, durante las primeras elecciones municipales democráticas tras la dictadura, fue candidato a la alcaldía de su concejo, Mieres.
Enrique encabezó la candidatura de Coalición Democrática, unión de organizaciones de centroderecha y derecha articulada por la Alianza Popular de Manuel Fraga. Aceptó un reto que iba más allá de intentar lograr representación —en un tiempo histórico, complejo y determinante— en la Corporación Municipal de un concejo poco favorable a opciones políticas conservadoras. Consiguió su acta de concejal y, durante los cuatro años de mandato, logró ejercer con normalidad la civilizada convivencia que amparaba la flamante Constitución.
Enrique Portilla formó parte de ese grupo de mujeres y hombres valientes —aquí no puedo evitar recordar a la gran Clara Martínez Cueva— comprometidos con guiar a una derecha sensata desde el régimen franquista hacia el nuevo Estado de Derecho. Personas como ellos, a derecha e izquierda, compaginando sus profesiones con sus responsabilidades políticas, desde pequeños concejos, fueron fundamentales en la reconciliación entre compatriotas. Me siento muy orgulloso de haber sido concejal del Partido Popular en Mieres durante ocho años por muchas razones. Una de ellas es haberlo hecho en el mismo lugar y bajo las mismas siglas que Enrique y Clara.
En aquella época tuve la suerte de conocer al doctor Portilla, muchos años después de su participación en la política y ya jubilado como médico. Fue en los actos que él, al frente de la Hermandad de Médicos y Farmacéuticos, organizaba en el Santuario de los Santos Mártires de Valdecuna. Conocí a un hombre cercano y simpático.
Mantengamos en la memoria el ejemplo de aquellos que dignificaron el ejercicio de la política. Al éxito de su labor en aquellos años de cambio, debemos las libertades que hoy disfrutamos.
Descanse en Paz.
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