
Los jóvenes no solo buscan empleo, sino que están redefiniendo la forma en que funciona el mercado laboral. Con una combinación de creatividad, emprendimiento y dominio de la tecnología están impulsando nuevas formas de trabajo y dinamizando sectores clave. Sin embargo, también enfrentan desafíos como la precariedad laboral y la falta de oportunidades.
En muchos casos, los jóvenes están buscando trabajos más flexibles, que les permita hacer su vida sin tener que asentarse en un lugar específico, pero también las máquinas comienzan a sustituir a los humanos en muchas áreas de interés. Las empresas por las dificultades económicas cada vez se ven menos incentivadas a ofrecer salarios competitivos. De manera que el mundo evoluciona rápidamente hacia una transformación laboral en todo su conjunto, donde retener talento cada vez será el mayor reto de las organizaciones, tanto públicas como privadas.
En el caso particular de Venezuela, su mercado laboral se ha precarizado ante la crisis económica, la migración forzosa de los últimos años y el deterioro de los salarios de los profesionales. Recientemente, la firma Anova Policy Research publicó el informe «Colapso económico y acervo de capital humano: impacto de la crisis económica de Venezuela sobre la cantidad y nivel educativo de la fuerza laboral», le cual revela que Venezuela perdió 4,1 millones de personas en edad de trabajar, de estos 2,3 millones de personas tenían estudios con educación superior, técnica o secundaria completa. Se trata de una pérdida significativa de la mano de obra más calificada que hoy está en países vecinos o en Estados Unidos aportando a esas economías.
La investigación también muestra que quienes abandonaron el mercado laboral durante este tiempo eran personas jóvenes en su mayoría, pues entre edades de 15 a 24 años la caída fue de 30 % y entre 25 a 50 años fue de 27 %. De igual manera, el estudio señala que Venezuela perdió una parte importante de sus trabajadores con mayor experiencia, ya que se estima que se perdió 34 % de la experiencia laboral potencial acumulada, unos 97,8 millones de años de experiencia laboral. «Los cambios en el perfil educativo de la fuerza laboral venezolana, en cuanto a nivel educativo agregado, tuvo una incidencia desproporcionadamente mayor en las mujeres», agrega el estudio sobre el impacto diferencial en cuanto a género.
Una de las principales razones de este éxodo masivo es la depreciación de los salarios dentro del mercado laboral, los cuales cayeron un 86,1 % en términos reales, producto de la contracción de la economía venezolana, que se contrajo en 75 % entre el 2013 y el 2021, siendo el colapso económico moderno más importante para un país que no enfrenta un conflicto bélico.
La investigación propone cuatro vértices para tomar en cuenta en una política de recuperación del mercado laboral. En primer lugar, mejorar los salarios reales para incentivar la participación labora, dado que los salarios de hoy no son competitivos con ningún país de la región, solo se comparan con Cuba e Haití. Promover el retorno de los migrantes venezolanos e impulsar la inserción laboral. Todas medidas que requiere de un cambio en la conducción política para poder llevarlo adelante.
Con Maduro en el poder, no existe posibilidad de que una política de recuperación del empleo tenga éxito. Sin inversión extranjera, talento, inversión en educación y una economía estable, no se podrá garantizar el retorno de la fuerza laboral que se ha perdido en estos años.
De manera que la crisis venezolana se diferencia sustancialmente del resto de la región. En un mercado laboral en estas condiciones, lo esperable es que la migración no de tregua y continúe su crecimiento significativo. España tiene una oportunidad de oro de aprovechar la fuerza laboral joven y talentosa expulsada de Venezuela para promover su crecimiento económico. Una población joven y formada representa una ventaja competitiva para la economía española, todo dependerá de la capacidad de apertura de las instituciones políticas de España.
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