Trump obliga a Zelenski y a Europa a humillarse

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

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Trump y Zelenski, este viernes en la Casa Blanca.
Trump y Zelenski, este viernes en la Casa Blanca. Brian Snyder | REUTERS

10 mar 2025 . Actualizado a las 10:15 h.

Estaba claro que Donald Trump no se iba a tomar con calma el recibimiento heroico que se le hizo a Volodímir Zelenski en Londres, justo después del encontronazo que tuvieron los dos en el despacho oval. También estaba claro que Trump no iba a permitir que los países europeos buscasen un modo de reforzar a Ucrania para darle una posición mejor en las negociaciones de paz. Todo el mundo asume que esas negociaciones son inevitables, pero Europa quiere una paz que, por lo menos, prive a Vladimir Putin de un triunfo completo. Esto lo haría todo más lento, difícil e incierto, lo que no interesa a Trump, que necesita el fin inmediato de la guerra. Su prioridad es el restablecimiento de relaciones con Rusia, para lo que Ucrania es un obstáculo. De modo que la paz que conviene a Trump es la más fácil de negociar de todas, la que Rusia nunca va a rechazar: prácticamente, una capitulación de Kiev.

Por eso, el presidente norteamericano se ha apresurado a sabotear los planes de una Europa encabezada por Gran Bretaña. La suspensión de la ayuda militar a Ucrania, decretada por la Casa Blanca, hay que verla bajo esa luz: ha dejado a Zelenski y a los europeos sin margen de maniobra. Aunque Ucrania haya puesto en pie su propia industria armamentística y se autoabastezca en un 55 por ciento, el 20 por ciento de material militar que recibe de Estados Unidos es insustituible, porque incluye armamento sofisticado que tan solo poseen los norteamericanos, como los sistemas antiaéreos Patriot, esenciales para proteger a las ciudades ucranianas de los misiles rusos. Los países europeos, de hecho, ya envían más ayuda que Estados Unidos (un 25 por ciento), pero no pueden proporcionar el mismo tipo de armamento, y ahora tampoco van a tener tiempo para fabricarlo y entregarlo.

Cierto que lo que había decretado Trump era una suspensión temporal. Hacerla permanente supondría romper contratos con los fabricantes por valor de unos 30.000 millones de dólares, con las consiguientes penalizaciones económicas. Pero ya nadie puede descartar que Trump sea capaz de llegar tan lejos. En todo caso, la suspensión ha sido más que suficiente para presionar al presidente ucraniano, y también ha servido de advertencia a Europa, y en especial al primer ministro británico, Keir Starmer, que por unos días se hizo la ilusión de que contaba con la confianza de Trump. Al presidente norteamericano le han bastado unas horas para que Zelenski doblase la rodilla. Este anunciaba este martes como si fuese una iniciativa suya el plan de la Casa Blanca. Y es Starmer quien le ha aconsejado en una llamada telefónica que ceda. Europa queda fuera de juego una vez más y Zelenski vuelve a estar a merced de Trump. Ahora la primera exigencia será firmar el tan traído y llevado acuerdo sobre la minería, que más que en un negocio (por otra parte, dudoso) se ha convertido en una señal a Moscú de que Ucrania ya no tiene capacidad de decisión.