
I.- Introducción:
Continuando con el libro de El Roto, Parpadeos, me fijo en eso tan biológico que es mover los párpados: un continuo, reflejo y animal abrir y cerrar los ojos, salvo que no se quiera ver o se sufra un doloroso «mal de nervios». También, los Parpadeos de El Roto son un artificio acerca del Arte (valga la redundancia), del dibujo y la pintura, en forma de literatura breve, breve como un Breviario de rezos; de parcas palabras, como parcas eran las palabras de los dioses al contestar a los humanos por medio de oráculos.
Heráclito, el de Efeso, ya lo dijo en un fragmento: «El señor, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta, sino que indica». Y estamos donde siempre, aunque no lo aparente y distraiga esa innovación infinita que es lo Digital (del inglés digit, que es cifra): siempre entre lo natural y lo artificial, siempre entre dioses (theoi) y demonios (daimones).
El aforismo u oráculo número 384 de El Roto, tan apropiado, dice: «El gato abstracto caza ratones abstractos y el gato figurativo caza ratones figurativos, pero ninguno de los dos caza ratones de verdad». Y el gato, sea abstracto o figurativo, que da igual, por más imaginación que se empeñe la gran máquina de lo artificial y/o lo digital, a base de infinidad de datos, nunca será un gato de verdad, pues no cazará ratones. Ya Felipe González, antes de la IA, se refirió al proverbio chino, apropiado ahora por lo de la máquina china «Deepseek» frente a la «ChatGPT americana»: «No importa que el gato sea blanco o negro; lo importante es que cace ratones». Los gatos digitales serán, en el mejor de los casos, dibujos que, como todo lo digital, asustarán.
Ya escribí en la 1ª Parte: «Para que la IA o AI dibuje un gato, hay que meter en el Data Center, para su computación, modelos a miles de gatos». La presente hiper/rapidez y la aceleración en lo relacionado con la inteligencia artificial y sus innovaciones, al no poder «adivinar» qué ocurrirá en dos años (2007) o en cuatro (2009), ha de poner en marcha procesos imaginativos, de imaginación calenturienta incluso, tan próxima a todo lo que es adivinación y/o divinidad. Y para lo de la imaginación, también El Roto tuvo receta, que está en el número 675 de Parpadeos: «Ordeñar la imaginación como quien ordeña una ubre suele acabar en mastitis severa». ¡Lo que le faltaba a la inteligencia artificial, tener dolores por inflamación de las mamas!
Basilio Baltasar, que es prologuista de Parpadeos, también es autor del libro Crítica de la razón maquinal, sobre el cual, Sergi Doria, en el ABC de 1 de febrero de este mismo año, escribió bajo el título Contra la tiranía del algoritmo, una reseña del libro tan apropiado. En la crítica se dice: «En los tiempos de la inteligencia artificial, Basilio Baltasar toca a rebato en una revuelta agonista contra el establishment algorista que ha resituado la máquina que nos confunde y debilita en el centro del universo».
El italiano Luciano Floridi, autor de «Ética de la inteligencia artificial» (Editorial Herder 2024, página 23), que es su penúltimo libro, pues el último es «Filosofía dell´informazione», escribió en el Prefacio del penúltimo:
«La inteligencia artificial (IA), o al menos su filosofía, se centra demasiado en la reconstrucción de algún tipo de inteligencia de tipo biológico cuando debería ocuparse de la configuración de artefactos que puedan funcionar con éxito sin necesidad de inteligencia». Y en la página 83 escribe el filósofo romano: «En lo que respecta a la IA, lo que importa es el resultado, no si el agente o sus comportamientos son inteligentes. Por lo tanto, la IA no consiste en reproducir ningún tipo de inteligencia biológica». En líneas posteriores, Floridi parafraseará a Carl von Clausewitz: «El logro fantástico de la IA reproductiva es la continuación con éxito de la inteligencia humana por otros medios».
Esto, lo de Floridi, es propio de una visión o perspectiva muy europea, normativista como el Derecho Romano, de la IA. Muy lejos del afán del negocio ilimitado, en especial, de los californianos nuevos ricos y de otros magnates made in USA, dueños de las principales compañías tecnológicas, herederos del pragmatismo del «Common Law». Naturalmente que se la juegan los americanos, pues asumen que en caso de fracaso se arruinarán, habiendo invertido muchos millones de dólares. Y los chinos con su Partido Comunista, están por todas partes, aquí también, aunque siempre callados y «ojo avizor», con manos de comisionistas. Por razones comerciales y de prestigios de mercado, aquellas compañías norteamericanas profieren hablar de inteligencia artificial, desafiante a la inteligencia humana, que no de trabajos de máquinas, de superordenadores y computadoras con secretos algoritmos.
Es indudable -no habiendo contradicción con lo expuesto-, que surgió la llamada cuarta Revolución; la cuarta, según Paolo Benanti (La era digital), después de la copernicana, la darwiniana y la freudiana. Otros la sitúan después de las revoluciones del vapor, la electricidad y el motor de explosión. Y peculiaridad de esta revolución digital, que los italianos llaman «La rivoluzione intelligente», está en afectar a todos los sectores de la vida y de la condición humanas. Sobre todo, desde noviembre de 2022, con la generativa.
Como se ha dicho «quien no se sienta perplejo ante esta revolución digital no ha entendido su magnitud respecto de la biología, la medicina, la lingüística, la robótica, la logística, el armamento y otras ciencias». En el semanal italiano Panorama del 8 de enero de este mismo año, a partir de la página 16, se escribe de la bellísima y perfecta «Stella», que es una mera creación virtual, artificial, hecha a medida del usuario de la correspondiente plataforma de IA, titulando el periodista: «Soy novio de una inteligencia artificial». Hasta los cuerdos pueden caer en la trampa de creer que Stella es de carne y hueso. ¡Y con la cantidad de los otros que hay…!
II.- Cumbre de Acción sobre la inteligencia artificial:
Los días 10 y 11 del mes de febrero de este mismo año, se celebró en París la Cumbre multilateral indicada, co-presidida por el presidente de la República francesa (Macron) y el Primer ministro de la India (Modi), habiendo sobre ella mucha información y cifras en Internet, contando aquí lo que resulta difícil leer allí. Dicha Cumbre y las diferentes intervenciones se pudieron ver, escuchar y hasta grabar por la retrasmisión en directo de la cadena francesa BFM2.
Me interesó la intervención de Sundar Pichai el 11 de febrero, que tuvo lugar después de la intervención del artista y creador Pharrell Williams. Sundar Pichai es el CEO de «Google y Alphabet», compañías made in USA, siendo la primera la que más está en la actualidad invirtiendo en los llamados «Data Centers». También fueron interesantes las intervenciones de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión europea, y Emmanuel Macron, que no perdió ocasión para brillar él y hacer brillar a Francia. Y el vicepresidente USA (J.D. Vance) advirtió de parte de Trump a los europeos para que con su Reglamento y demás normas no molesten a sus financiadores, empresarios tecnológicos. Por eso dijo: «Un terrible error sería apretar las tuercas en Europa a las tecnológicas de USA».
Sundar Pichai estuvo también en la primera fila en la toma de posesión de Trump, en Washington, el pasado 20 de enero, teniendo a su derecha al magnate Bezos y a su izquierda al magnate Elon Musk, que no asistió a la Cumbre de París. Sundar Pichai, naturalmente, se mostró partidario de la inteligencia artificial y cuya tecnología avanza rápidamente, con resultados, según dijo, impensables, de ahora a cuatro años. Destacó las oportunidades que se ofrecen a los seres humanos en la utilización de la IA, abriéndose grandes perspectivas y sirviendo al bien común humanitario.
Puso, como ejemplo de las oportunidades, los análisis, gracias a la IA, sobre la estructura de los 200 millones de proteínas conocidas, reiterando que son los seres humanos los que libremente utilizan la inteligencia artificial y siendo los destinatarios. Lamentó el mucho miedo, especialmente en Europa, a la IA, reconociendo los riesgos inherentes e insistiendo en la prevención de ellos, como se hace, por ejemplo, con la prevención del arriesgado alcoholismo o la conducción de vehículos. Concluyó pidiendo un equilibrio entre las necesidades empresariales y las normativas de control.
Macron se detuvo en el aspecto económico de la IA, anunciando nuevas y cuantiosas financiaciones, de colaboración entre lo privado y lo público, precisando que hay que pasar del actual miedo a la futura confianza, para lo cual son importantes los accesos fáciles y en todos los continentes a la IA, la calidad en los datos, la transparencia en los algoritmos utilizados, los modelos pluralistas («open sources») y el respeto a «las vidas privadas» y a los derechos de propiedad intelectual, lo que ha de suponer respetar la creatividad misma. Patrocinó una «vida tranquila digital», con análisis de los riesgos y medidas potentes contra el «cibercrimen» y los «ciberdelincuentes». Y concluyó sobre la necesidad de una energía limpia, electricidad descarbonizada como la francesa, en especial para los «Data Centers», aconsejando Francia para instalar estos.
Sobre la vía europea a la IA, concentrada en aplicaciones complejas para la industria y de carácter cooperativo, giró la intervención de Ursula von der Leyen, que anunció nuevas e importantes inversiones, refiriéndose incluso al importante «Acelerador de Partículas», que está en Suiza (Ginebra), país que no pertenece a la UE. Y no pudo omitir la singularidad europea que supone el Reglamento sobre la IA, al que me referiré más adelante.
En resumen: que, como siempre en este tipo de Cumbres o Conferencias multilaterales, hay muchas dudas sobre la puesta en práctica de lo pregonado, y habrá de tenerse cautela con los dineros prometidos a la IA, después de las inversiones obligatorias para la defensa de Europa, que habrán de realizarse.
III.- Y Los chinos en Asturias:
Se sabe que la IA, la generativa, caso de la americana Chat GPT, lanzada a finales de noviembre de 2022, de «Copilot» (Microsoft) o «Gemini» (Google) y otras, alguna francesa (Mistral), ahora también la china «Deepseek», mucho más reciente, de finales de enero, para hacer su trabajo de inteligencia artificial, precisan el almacenamiento de colosales cantidades de datos, que no cesan de aumentar. Y todo ello para que las máquinas simulen capacidades cognitivas humanas.
El almacenamiento, como ya expusimos en la 1ª Parte, se efectúa en los llamados «Data Centers», que demandan ingentes cantidades de energía, funcionando las 24 horas del día y con refrigeración a base de agua potable y «pulverizada». La ubicación de esos centros de procesamiento de datos presupone haber valorado plurales factores: costos baratos de energía y agua, prefiriéndose la energía eléctrica «descarbonizada», con fácil acceso a renovables, plantas fotovoltaicas principalmente y eólicas, de energía más barata que la nuclear y la procedente de la combustión del carbón; unas facilidades administrativas para la instalación; y una localización en lugares estratégicos.
Se ha escrito que Aragón, en España, es un buen lugar por abarcar la Península Ibérica y el Sur de Francia. Y los «Data Centers» son mucho más que mega/centros logísticos como el de Amazon, inaugurado recientemente en Asturias.
De las plantas que quedan en España, que producen electricidad a base de carbón (las térmicas), dos son asturianas, la de Aboño y Soto de Ribera, ambas bajo control portugués, y ya en tránsito seguro hacia lo nuevo, sin carbón. El portugués Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo, podría hacer de buen «lobista» ante lo que se avecina, aunque hay un inconveniente: la nacionalidad y naturaleza pública (Estado) de algún accionista, con participación importante y principal, directa o indirectamente en las centrales asturianas. Accionista que antes fue Imperio y ahora dibuja la hoz y el martillo en su bandera roja, que tanto intimida e irrita a los norteamericanos. Todo dependerá de cómo quede la geopolítica planetaria, ahora tan incierta. Y la presencia china en empresas de energía, occidentales, puede plantear problemas. Se verá.
Y ya surgió una competición para instalar aquellos grandes centros de almacenamiento. Macron hizo de «lobby» para su instalación en Francia, manifestando su deseo de que se invierta en los «Data Centers», gracias a la financiación pública y a la privada obtenida en la misma Conferencia.
La presidenta de la Comunidad europea expuso el Programa europeo, ya en curso, para la creación de los numerosos «Data Centers» necesarios.
IV.- La llamada Gobernanza:
Los riesgos de la inteligencia artificial obligan a que la llamada «Gobernanza» sea elemento central de la IA. Tres modelos emergen, según el editorial de La Vanguardia Dossier de enero/marzo de 2024: «Estados Unidos, más centrado hasta ahora en la autoregulación del sector; la Unión Europea, pionera en la regulación exhaustiva del espacio digital; y China, con un control gubernamental que utiliza la IA con fines de vigilancia y control social (Cedric)».
Es curioso que Europa, que está lejos de tener la potencia en IA que tienen los EE. UU y China, esté a la cabeza en lo normativo, pues dispone ya de un Reglamento, el 2024/1689 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de junio de 2024, por el que se establecen normas armonizadoras en materia de inteligencia artificial. Dicho Reglamento entró en vigor el 2 de agosto de 2024, y con esa especialidad, de tanta tradición en el Derecho europeo, que es la diferencia entre la entrada en vigor y la aplicación de las normas, será aplicable, según el artículo 113, a partir del 2 de agosto de 2026, con las matizaciones que en dicho artículo se establecen. Un Reglamento, no Directiva, que es una de las principales batallas entre la UE y los EE. UU.
Curiosamente su propulsor y gran patrocinador, el francés Thierry Bretón, Comisario europeo del Mercado Interior, llamado a aplicarlo en el segundo mandato de Ursula von der Leyen, tuvo que dimitir el pasado 16 de septiembre, al parecer por enfrentamiento con la presidenta de la UE. Asunto muy poco explicado y confuso. Algo lo aclaró en la entrevista televisada del jueves, 27 de febrero, en BFMTV. Continuará.
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