El polvorín

OPINIÓN

Donald Trump responde a la prensa de regreso el miércoles a Washington en el Air Force One.
Donald Trump responde a la prensa de regreso el miércoles a Washington en el Air Force One. Kevin Lamarque | REUTERS

21 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Muchas veces lo más complicado en la vida es acertar cuál es el sitio más correcto en el que hay que estar, porque sin conocer el futuro es difícil saber qué va a pasar y es duro mantener un cierto equilibrio entre lo que realmente piensas que hay que hacer y lo que posteriormente aceptas (aunque conlleve contradicciones).

En Vox festejaron sin remordimientos la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y, en tan solo un mes que lleva al mando de la primera potencia mundial, hemos visto que muchas de sus decisiones perjudicarán a los intereses de nuestro país (y a los de otros tantos). Por ahora, a Santiago Abascal no parece preocuparle que Estados Unidos haya sentado las bases para modificar la política internacional en dos frentes principales: por una parte, con la guerra comercial a base de imponer aranceles a productos importados de diferentes lugares (entre otros, de la Unión Europea); y, por otra, con la elección de nuevos socios preferentes enfocados en dos áreas geográficas: una con Rusia, donde parece que va a acercarse a Putin y apoyar su invasión a Ucrania (a la reunión celebrada en Arabia Saudí no fue invitado Volodymyr Zelensky y el líder norteamericano le ha llamado «dictador» por no celebrar elecciones en los últimos años aun estando en guerra), y otra con Israel, reforzando las tesis de Benjamin Netanyahu para echar al pueblo palestino de todos sus territorios y desplazarlos a otros países árabes.

Trump no es el único perfil que la ultraderecha en España alaba. Javier Milei es sin duda el mandatario latinoamericano más peligroso y, cuando se equivoca, da aún más miedo. Ahora que está metido en un buen lío a cuenta de la estafa de una criptomoneda que ha perjudicado a 40.000 personas, el presidente argentino se ha quedado tan pancho diciendo que no la promocionó en un tweet en su cuenta personal de X, sino que simplemente la difundió. Se da la paradoja de que, al parecer, es economista (algo debería saber de los riesgos que conllevan este tipo de operaciones, mucho más peligrosas a mi juicio que el apostar en juegos de azar).

Espero que este tipo de personajes no sigan alcanzando el poder. Lo que pronostican las encuestas en Alemania ojalá que no se confirme el próximo domingo, porque un país que le dábamos por superado el atroz pasado del nazismo se encuentra tentado a que sus discursos populistas (principalmente relacionados con la economía y la inmigración) obtengan su mejor resultado desde el final de la II Guerra Mundial. En la Conferencia de Seguridad de Munich quedó más que claro el polvorín al que nos enfrentamos las democracias, y no hablo solamente a nivel de defensa y de protección, sino incluso en el ataque a los valores europeos que nos ha servido para llevar ochenta años consecutivos sin pelearnos entre nosotros como ocurría hasta entonces. Debemos estar muy atentos para salvaguardar nuestras ideas y nuestro estilo de vida de quienes quieren reventar el sistema tanto por dentro como por fuera.

Hay quien piensa que no hay mejor idioma para insultar que el castellano (de hecho, haciendo una búsqueda rápida por internet he visto que hay un libro escrito por un tal Pancracio Celdrán con 10.000 improperios). Pese a que muchas veces los extranjeros se interesan especialmente por aprender este tipo de palabras (que se lo digan a Hristo Stoichkov, mítico exjugador del Barcelona, que incluso vistiendo la camiseta de la Selección de Bulgaria no dudaba en utilizar el español por todo el mundo para recriminar a los árbitros), los hay que emplean sus lenguas nativas. La «masterclass» que hemos tenido esta semana por parte de la prensa deportiva española traduciendo el «fuck off» que le espetó Jude Bellingham al árbitro Munuera Montero durante el Osasuna ? Real Madrid no ha servido de mucho para los intereses madridistas, puesto que el Comité de Competición ha decidido castigar con dos partidos al futbolista inglés (parece ser que en el Reino Unido es una expresión muy coloquial similar al «no me jodas» y, por tanto, no es igual de sancionable a decir «que te jodan», que es lo que el árbitro interpretó). ¿El polvorín originado podría sentar un antes y un después en la relación sobre el césped entre los jugadores y el cuerpo arbitral? Me da que no.