
El gobierno de Barbón exhibe con orgullo la puesta en marcha del programa de escolarización de 0 a 3 años. Es una de esas promesas que se hacen como señas diferenciadoras de otras opciones políticas y que en este caso, cosa poco frecuente, se está cumpliendo en un plazo corto de tiempo cuando lo habitual es que las promesas electorales se eternicen o simplemente se olviden.
Aunque a algunos les cueste reconocerlo y a otros les moleste que sea así, dicen los que se entiende que están bien informados que en el Principado los servicios públicos funcionan mejor y son de más calidad que en otras comunidades, aunque ello no signifique que no sean susceptibles de mejoría, y en casos de mucha mejoría.
Con la puesta en funcionamiento de las Escuelines, la población asturiana activa, las personas que trabajan o están en disposición de trabajar, gozan de un alivio en la atención de sus hijos. De esta manera se cierra el ciclo de escolarización pública de 0 a 16 años, un servicio digno de valorar. Una franja de edad bien atendida, que lamentablemente abarca a una tramo de la población cada vez más escaso, cabe la posibilidad de alguna de estas escuelinas ahora puestas en marcha dejen de hacerlo por falta de alumnado.
Existe otra franja de edad mucho más numerosa y que no deja de crecer, la de los mayores, mal atendida y olvidada. Hace pocas fechas el PP lanzó en Oviedo lo que llamaron la Declaración de Asturias. También el FSA celebró su congreso donde se revalidó a Barbón. Si se analizan las conclusiones de ambos actos habrá que usar una lupa especial para encontrar algo referido a la tercera edad.
Los mayores, los abuelos, la tercera edad son esa franja de edad olvidada. Son los mismos que ayudan a sus hijos para hacerles más agradable la vida, los que cuidan de los nietos hasta que alcanzan cierta edad, pero llegará el momento en que sus facultades disminuyen tanto que son una carga para las familias y para el estado. La atención a la Dependencia funciona con muchas carencias, como los trenes de cercanías, en la red pública de establecimientos para mayores no hay plazas, hay mucho drama silencioso y silenciado.
La pirámide poblacional actual en un lugar como Asturias estaría formada por una infancia escolarizada desde la más tierna infancia, una juventud con facilidades para acceder a una formación profesional o a la universidad, unos adultos que hoy ya no tienen tan difícil como hace años en encontrar un trabajo más o menos adecuado, unos jubilados aun con salud que gozan de los viajes del imserso y de tiempo para el ocio y queda un resto de personas que ya no son capaces de ser autónomos, los que precisan de algún tipo de atención. Esos que de todos modos se van a morir.
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