Virus y bacterias: prevención en el 2025

OPINIÓN

María Pedreda

02 ene 2025 . Actualizado a las 08:49 h.

En el 2024, estas dos palabras, virus y bacterias, ocuparon gran número de titulares en periódicos y revistas de carácter divulgativo asociadas al campo de la salud, las enfermedades infecciosas y/o la microbiología. En relación a los virus podríamos destacar, por su potencial pandémico y/o de expansión a nivel nacional e internacional:

Virus influenza H5N1 (gripe aviar). Infección que en un inicio se encontraba focalizada en aves de corral, pero que sin embargo ha evolucionado con capacidad de infectar y replicar en aves silvestres, mamíferos y humanos. Recientemente, en Estados Unidos se han producido varios casos en humanos que han estado en contacto con animales infectados, lo que se denomina zoonosis. Sin embargo, su capacidad de replicación en humanos permitiría sufrir mutaciones y recombinaciones que se asociarían a una transmisión de humano a humano. Por ello es de vital importancia la vigilancia epidemiológica mediante secuenciación masiva, así como técnicas moleculares de detección rápida y la potenciación de vacunas que permitan una adecuada protección inmunológica.

Virus responsables de enfermedades tropicales (fiebres hemorrágicas). La globalización y el cambio climático influyen en la expansión y distribución de mosquitos que actúan como vectores de transmisión de virus como fiebre de Chikunguya y dengue. Dichos virus son transmitidos por los mosquitos Aedes, que no son habituales en nuestro país, pero que han empezado a detectarse en determinadas áreas, sobre todo en zonas de Levante. Además, es de gran importancia el Virus del Nilo Occidental, cuyo vector de transmisión es el mosquito Culex, que reside en la Península Ibérica, especialmente en el sur. En aquellas regiones de mayor riesgo, las medidas de prevención son claves para evitar grandes brotes. Entre ellas destacan todas aquellas destinadas a evitar las picaduras de mosquitos y hábitats que favorezcan la cría de las larvas (aguas estancadas de cualquier naturaleza), fomentar el uso de larvicidas y favorecer el desarrollo de vacunas frente a dichos virus.

Virus con riesgo de desarrollo de brotes en países occidentales (polio y viruelaM). La polio es una enfermedad infecciosa viral que puede llegar a producir cuadros clínicos graves por afectación del sistema nervioso central, especialmente en niños menores de 5 años, dando lugar a parálisis irreversible y deformaciones en los miembros. También puede producir portadores asintomáticos con replicación intestinal del virus, así como sintomáticos leves. La vía de transmisión es feco-oral, cuando heces de una persona infectada se introducen en la boca de otra persona a través de agua o comida contaminada. En el último año existe por parte de la comunidad científica un sentimiento de pesimismo en cuanto a la erradicación global de la polio, debido a los nuevos brotes detectados en países desarrollados, siendo necesaria una acción conjunta para el cumplimiento de las campañas de vacunación con la vacuna inactiva de la polio (vacuna Salk de administración intramuscular, la cual se utiliza en España), junto con una estrecha vigilancia epidemiológica. Finalmente, el virus de la viruelaM (también llamada viruela del mono o Mpox). En 2022 se declaró la alerta sanitaria internacional por la Organización Mundial de Salud (OMS), notificándose 8.104 casos en España; la gran mayoría, 7.521, se produjeron ese mismo año, principalmente asociados al clado IIb del virus y a una transmisión sexual. La situación fue controlada gracias a la vigilancia clínica, la detección molecular, la prevención y el refuerzo de la vacunación en determinados grupos de riesgo.

Por otro lado, existen bacterias que presentan un riesgo epidémico con importante repercusión en la salud humana. Entre ellas resaltamos:

Bacterias resistentes a los antimicrobianos (RAM). Múltiples son las causas que están provocando su expansión, entre las que destacan el uso excesivo de los mismos tanto en el ámbito sanitario como animal, la contaminación ambiental y la movilización global que permite la transmisión de patógenos de unos países a otros. Se han desarrollado importantes avances, como la elaboración e implementación de programas y políticas de acción global en el ámbito de la salud humana, animal y medio ambiente, la llamada estrategia One Health, con el objetivo de evitar o limitar el impacto de la resistencia antimicrobiana en la salud pública. Aun así, se requiere un mayor esfuerzo en el uso adecuado de los antibióticos, junto con el desarrollo de líneas de innovación e investigación tanto en la prevención como en el diagnóstico y tratamiento de las bacterias resistentes. También necesitamos tener nuevas técnicas moleculares de diagnóstico rápido aplicables tanto en el ámbito hospitalario como en centros de salud. Y, en último lugar, urge tener nuevos tratamientos anti-infecciosos basados en innovadores mecanismos moleculares que permitan, solos o en combinación con los antibióticos (actuando como posibles potenciadores de los mismos), erradicar los principales clones de bacterias resistentes a los antibióticos con el fin de evitar su propagación.

Bacterias responsables de las infecciones de transmisión sexual (ITS). Durante los últimos años, las ITS han experimentado un incremento alarmante, entre las que destacan la sífilis, la gonorrea y la clamidia. La prevención y control de las ITS requiere de la implementación de campañas de educación sexual, la lucha contra el estigma asociado a ellas, la promoción del uso el preservativo y, finalmente, el acceso fácil a servicios de diagnóstico y tratamiento, ya que las vacunas frente a estos patógenos se encuentran en fase de desarrollo.

Por todo ello, nos espera un año repleto de retos sanitarios, que requieren un abordaje multidisciplinar (equipos de profesionales especialistas en infecciosas, microbiología, preventiva, veterinaria, cuidados intensivos…), destinados al control de las enfermedades infecciosas provocadas por virus y bacterias.