El año 2024 no ha sido malo para Asturies. A pesar de que el paro, la precariedad y la pobreza siguen en niveles inasumibles; a pesar de los trágicos meses que hemos sufrido con la siniestralidad laboral; a pesar de los nubarrones sobre la industria; a pesar de la crisis de vivienda y las goteras en el Estado de bienestar…, no vamos a negarlo, también se han producido avances y hay buenas señales.
Cerramos 2024 con la aprobación de los presupuestos más ambiciosos hasta la fecha, elaborados con mano izquierda por el Gobierno de coalición progresista, con la aspiración de crear empleo, generar actividad económica y proteger a las personas. Representan una oportunidad que no podemos desaprovechar. Tenemos muchos retos y no sobra el tiempo.
Estos presupuestos avalan además el acuerdo de concertación social que firmamos en septiembre y que marca la hoja de ruta para que nuestra comunidad avance en la dirección correcta en los próximos cuatro años, con objetivos bien definidos (la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial y la igualdad de género), en consonancia con los ejes principales del plan estatal de recuperación, transformación y resiliencia.
No fue un mal año para el mercado laboral, porque Asturies tiene ahora más y mejor empleo (gracias a la reforma laboral). De hecho, según la última EPA, nuestra comunidad autónoma lideró la creación de empleo y del descenso del paro durante el tercer trimestre en nuestro país. También ha ido mejor para los salarios: estimulados por el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, los nuevos convenios firmados recogen subidas por encima de la inflación, iniciando un proceso de recuperación del poder adquisitivo perdido en los años precedentes a causa de la crisis de precios. Y hay margen para hacerlo todavía más, porque los beneficios empresariales están en máximos históricos.
El diálogo social ha dado frutos (la ley ryder, por ejemplo, está poniendo orden en la jungla de la economía de plataformas) y lo tiene que seguir haciendo en 2025, en el que está prevista una nueva subida del salario mínimo interprofesional, para mantenerlo en el entorno del 60% del sueldo medio en nuestro país; y la reducción de jornada, una medida de justicia social, que ayudará a redistribuir el empleo y generar nuevos puestos de trabajo, mejorar la salud laboral y facilitar la conciliación.
Uno de los mayores quebraderos de cabeza nos lo ha dado la industria, pilar básico de la economía asturiana, con noticias muy desalentadoras (la decisión de Arcelor de suspender la inversión para la planta de DRI, el cierre de la división de parabrisas de Saint Gobain, los problemas de Duro Felguera, el chasco de Hunosa…), aunque hay otras ciertamente positivas, como las que llegan de los astilleros y el sector de la defensa, o el anuncio de la apertura el próximo agosto de Royal A-ware en la antigua factoría de Danone.
En 2024 también recibimos positivamente la aprobación de la Ley de Ciencia, que CCOO venía reclamando, y que debe acercarnos a la inversión en I+D del 3% del PIB en 2030. Porque la industria sostenible y de futuro que queremos necesita la innovación como motor. Ha sido importante asimismo el impulso a la Alianza por las Infraestructuras, en la que hemos acordado una serie de reivindicaciones básicas, como la parada del AVE en las cuencas, la mejora sustancial de la red de cercanías o la eliminación del peaje del Huerna, que CCOO lleva tiempo reclamando.
Entre los hitos más señalados del año es merecido destacar que Asturies haya liderado en nuestro país los planes de igualdad firmados en las empresas, un logro que debe mucho al trabajo de las agentes delegadas de igualdad, una figura pionera que logramos incorporar en la anterior concertación. También 2024 fue el año, por cierto, en el que CCOO volvió a ganar las elecciones sindicales en Asturies, ampliando incluso la ventaja sobre el segundo.
En 2025 hay mucho por hacer: Asturies necesita avanzar en la creación de empleo decente, garantizar la salud y la seguridad en el trabajo, eliminar las brechas y acabar con la escandalosa temporalidad en la Administración Pública. Necesita apostar decididamente por la siderurgia integral como sector estratégico, con o sin Mittal, afianzar un turismo respetuoso con la naturaleza y el patrimonio, apoyar sin reservas el comercio de proximidad frente a las multinacionales apisonadoras.
2025 debería ser también el año de asegurar el acceso a la vivienda asequible y de calidad, de afrontar con medidas integrales el reto demográfico y la emancipación de la juventud. El año de las políticas de cuidados. El año de Les Escuelines y la educación pública de calidad. El año de acabar con las listas de espera en la sanidad, de reforzar la atención primaria y atender a la salud mental. Debería ser el año de la simplificación administrativa y la disminución de las cargas burocráticas en la protección social. Queremos una Asturies con más derechos, igualdad y justicia social. Como primer sindicato, tenemos una responsabilidad y seguiremos siendo consecuentes con ella.
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