Algunos quieren pintarlo en negro, los más optimistas sueñan con verlo en azul o rojiblanco, pero todo apunta a que el color más determinante de 2025 será el verde. El objetivo es que el próximo no sea un año en blanco para Asturias, y para que así sea es necesario el impulso de un buen número de proyectos y medidas que en estos momentos se encuentran en diferentes fases.
La descarbonización es el principal reto al que se enfrenta la economía asturiana. El negro del carbón hace ya años que se fue blanqueando, pero es el momento de avanzar y de pasar del gris al verde que brilla desde hace décadas en el eslogan de Asturias Paraíso Natural y que ahora debe pasar de forma definitiva también a la industria. Y debe hacerlo por imperativo legal de la Unión Europea pero también por la convicción que supone saber que es la única forma de frenar —veremos si ya demasiado tarde— el cambio climático que muestra su peor cara con fenómenos como la dana.
Una de las grandes esperanzas para esta transición verde es el hidrógeno, pero en las últimas semanas han llegado noticias que han puesto de manifiesto que su desarrollo será más lento de lo que se esperaba. Al menos por parte de ArcelorMittal, el gigante del acero que anunció que deja en suspenso la posibilidad de ejecutar la inversión en hornos de reducción directa de mineral de hierro (DRI) mediante el uso de hidrógeno verde y, transitoriamente, gas natural para sustituir sus altos hornos europeos. La decisión afecta a Gijón y, como todo lo relacionado con la multinacional, tiene un impacto decisivo en la economía autonómica. La empresa —que tiene aprobada una ayuda del Gobierno central de 450 millones para el proyecto— considera que no se dan las condiciones para acometer la inversión.
Estrategias de negociación y presiones a la Unión Europea al margen, para que cree un contexto más favorable para el acero, lo cierto es que la compañía ha mostrado sus cartas. El Ejecutivo nacional ya ha dejado claro que el proyecto saldrá adelante con o sin ArcelorMittal y de la resolución de este punto dependerá en buena medida el futuro de la industria en la región, que inevitablemente pasa por la apuesta decidida por las renovables.
El plano económico estará marcado en 2025 por otros dos factores. Por un lado, que el Principado volverá a tener presupuestos desde el principio de año. Serán más de 6.600 millones, un 5% más que en 2024, y las sextas cuentas que saque adelante Adrián Barbón a pesar de estar siempre en gobiernos en minoría y de necesitar el apoyo de parte de la oposición. Entre los ejes fundamentales destacan la vivienda; el impulso a las comunicaciones —con nuevas conexiones aéreas y la consolidación y mejora del AVE—; y el avance en las bonificaciones en el peaje del Huerna.
Además, el Principado profundizará en lo que ha bautizado como la vía fiscal asturiana, una serie de bonificaciones y medidas propias que persiguen el objetivo de beneficiar a la clase media y afianzar población. Por cierto, y a pesar de los pronósticos más pesimistas de hace ya años, el número de habitantes se mantendrá un año más por encima del millón. El saldo vegetativo sigue siendo negativo pero la población crece de forma continuada en los últimos ejercicios gracias a la emigración.
Deuda y financiación
La otra patata caliente, esta con un encaje más que complicado, es la financiación autonómica. En la última conferencia de presidentes, celebrada en Santander en diciembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió a negociar en enero la quita de la deuda con las comunidades autónomas. Será un balón de oxígeno, pero está por ver cómo sale parada Asturias en la comparativa con el resto.
En cuanto a la financiación, el presidente del Principado, Adrián Barbón, ya adelantó que será complicado el acuerdo pero se mostró confiado en que sí que haya consenso. Las exigencias de Asturias están claras y son las que viene defendiendo desde la Declaración de Santiago. En síntesis, que no solo se tenga en cuenta el número de habitantes, sino que se pesen otros factores como la dispersión, la orografía o el envejecimiento.
Turismo sin morir de éxito
Para corroborar que Asturias está de moda solo hay que darse un paseo por los principales puntos de interés de la región, especialmente en los periodos vacacionales o los festivos. Los datos constatan nuevos récords de turistas en cada nueva estadística. El número de visitantes crece de forma constante desde la pandemia pero, tanto las administraciones como los empresarios y la mayoría de los habitantes quieren apostar por la desestacionalización para evitar morir de éxito como en otras comunidades.
Los atractivos están claros —naturaleza de playa y montaña a pocos kilómetros, calidez y cercanía de la población, una gastronomía de calidad y un clima que, al contrario de lo que ocurría hasta hace poco, atrae a los turistas al conseguir surfear las olas de calor—, por eso el objetivo es preservarlos para no caer en los excesos.
Relacionado con este tema está la regulación de las viviendas turísticas, un punto que el Principado tiene avanzado y que espera que sirva para capear dos problemas: el de contribuir a poner freno al turismo desbocado y, al limitar el número de inmuebles destinados a este fin, aumentar la oferta de alquileres regulares. La teoría dice que a más oferta, rentas más bajas, lo que serviría para paliar en cierta medida el problema de los precios que existe en toda España, Asturias incluida.
En el ámbito educativo, el Principado seguirá ampliando la red de escuelines, un referente nacional en la educación de 0 a 3 años, y la región vivirá un hito con la implantación de las primeras universidades privadas. Si se cumplen los planes previstos, será el momento de conocer los proyectos concretos de las instituciones interesadas.
Proyectos locales
Son muchos más los proyectos para los que 2025 será definitivo. En el ámbito local, cada una de las ciudades más pobladas tiene en marcha iniciativas de calado. Por ejemplo, en Oviedo está previsto que comiencen los derribos de los edificios del antiguo HUCA, un primer paso para volver a dar vida a un barrio en el que se eternizan las actuaciones. Además, se esperan avances en la antigua fábrica de armas de La Vega y que el Calatrava vuelva a tener vida. Gijón dará el impulso definitivo a los antiguos terrenos de naval para desarrollar sus planes de economía azul. Avilés seguirá creciendo a través de las obras en su puerto y Siero culminará actuaciones que contribuirán a refrendar la idea de que es un concejo al alza y actividad continua.
Oviedo y Sporting
Y si hay algo que no cambia, es que los sueños de miles de asturianos seguirán siendo en azul o rojiblanco. Tras un 2024 en el que los dos equipos de fútbol de la región se clasificaron para el playoff de ascenso —y los carbayones llegaron a la última eliminatoria—, este año los dos vuelven a estar en forma, al menos cuando ya se han disputado la mitad de los partidos de la temporada. El Oviedo con una de las plantillas más completas de la categoría y una posición de privilegio en la clasificación. El Sporting a solo un puñado de puntos y con las ilusiones intactas. ¿Será este su año? Y, si los dos consiguen, ¿de qué color pintaremos 2025?
Comentarios