Quiero con estas breves líneas reconocer humildemente la persona de Jaime Luis, que fue un gran luchador y defensor del arte y la cultura allá donde pisaba. Has partido demasiado pronto, la vida es así de cruel, nos has dejado huérfanos con tu dedicación y compromiso por el mundo cultural y social. No has dejado tan siquiera despedirnos de ti, me hubiese gustado ver por última vez tu sonrisa pícara y escuchar alguna de tus críticas como siempre me hacías cuando nos encontrábamos.
Te conocí hace muchos años, no puedo concretar cuántos años han pasado, pero ese día lo recordaré siempre, fue en el antiguo edificio Consistorial antes de ser derribado. Acompañaba a mi madre para tramitar algún requerimiento municipal, nos encontramos contigo en la puerta y nos atendiste como siempre hacías, con calidez y cercanía, ayudando en todo cuanto podías.
Años más tarde, en mi primera incursión política, compartimos muchas tardes en reuniones del Patronato de Cultura, tu patronato y tu segundo hogar, en la ya inexistente Casa de la Cultura, hoy transformada en el Centro Cultural Valey, del cual tuviste mucha culpa para que fuese una realidad. Siempre desprendiste amor por la cultura y entusiasmo por tu trabajo, y debes de partir muy orgulloso por el gran legado que nos dejas, artístico y cultural, con el sello de Jaime Luis Martín.
Pienso y no creo equivocarme que los vecinos de Castrillón en su totalidad tenemos una deuda contigo. Estoy completamente seguro que tu figura en el mundo cultural castrillonense y me atrevo a decir asturiano, nunca será reemplazada. Tu originalidad hace que sea imposible sustituirte y el listón tan alto que dejas.
Recordaré siempre los momentos que compartimos dentro y fuera del Ayuntamiento, las largas parrafadas que teníamos e incluso los tirones de oreja que me diste cuando algo no te gustaba como se estaba haciendo y defendías a ultranza tus ideas, en la época de mi segunda incursión en el mundo municipal. Aprendí muchas cosas contigo, dejabas huella por tu afán de mejorar las cosas, no solo yo, cualquiera de tus compañeros de trabajo en los casi 40 años de tu trayectoria dedicada a lo que más te gustaba te recordarán, estoy seguro.
Gracias por todo y por tanto, Jaime, no serás olvidado y espero que en algún momento, en alguna esquina de nuestro municipio, tengas un reconocimiento oficial que inmortalice tu obra y tu persona. Hasta siempre, amigo, en algún momento nos volveremos a encontrar.
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