«De vez en cuando la vida / afina con el pincel / se nos eriza la piel / y faltan palabras / para nombrar lo que ofrece / a los que saben usarla».
Empiezo este artículo con una canción de Joan Manuel Serrat, Premio Princesa de Asturias de las Artes, porque tiene mucho que ver con el motivo que nos reúne estos días. Si algo saben las personas reconocidas en esta edición de los Premios Princesa de Asturias 2024 es usar su vida para llevarla a la excelencia. El impacto de sus acciones en la sociedad es tangible y mesurable. Por eso están hoy aquí, porque su entrega y dedicación nos mejoran a todos.
Creo, sin ninguna duda, que existe un verso de Serrat adecuado a cada situación de la vida. No hay tristeza como la de Curro el Palmo, amor como el de Lucía, nostalgia como la de Aquellas pequeñas cosas o plenitud como la que inspira Mediterráneo: la convicción de haber llegado a casa.
Su poesía es un arte entreverado de cotidianeidad que nos desvela una verdad que nunca es triste, pero que no tiene remedio. Su coherencia profesional y personal, y su compromiso con la libertad y los derechos humanos han convertido sus canciones en un idioma universal que nos une y nos identifica.
Su canto a la libertad lo hermana con Ana Blandiana, Premio Princesa de Asturias de las Letras, firme opositora al régimen de Nicolae Ceausescu y cuya obra fue parapeto y altavoz, al mismo tiempo, contra la tiranía del dictador rumano. Sus poemas incitan a la rebeldía y alimentan el alma, por eso leerla entonces era un riesgo para la vida.
Ensayos, poemas, relatos, no importa el traje con que la vista, su obra nos interpela siempre y nos empuja a tomar partido. Luchar contra la injusticia y rechazar toda censura son los renglones irrenunciables sobre los que articula una vida y una voz que siguen siendo un símbolo en su país y en toda Europa.
A Marjane Satrapi, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, la inspira igual compromiso con los derechos humanos que a Serrat y a Blandiana. Su nombre es, además, uno de los más notorios del cómic internacional, un ámbito que hasta hace poco tiempo no era sino un club privado sólo para hombres. Su obra más famosa, la novela gráfica Persépolis, radiografía desde el punto de vista de la niña que fue Satrapi lo que supuso crecer en un país gobernado por un régimen fundamentalista islámico.
El exilio exterior, con su marcha de Irán para instalarse en París, y su exilio interior, siempre a caballo entre dos mundos, la han dotado de una querencia especial por las mixturas culturales, el diálogo entre civilizaciones y el acercamiento intergeneracional. Su obra es un fiel reflejo de coraje e implicación, que la han convertido en un ejemplo del compromiso cívico que impulsan las mujeres.
El Premio Princesa de Asturias de la Concordia lo recibe la agencia internacional Magnum Photos por sus casi ochenta años de labor periodística desde que fue creada en 1947, entre otros, por Robert Capa, un nombre ficticio tras el que trabajaba la pareja de fotógrafos Endre Ernó Friedmann y Gerda Taro hasta que ella perdió la vida en la Guerra Civil española.
Reconoce este galardón el rigor y el peligro que acompañan una profesión imprescindible porque nos permite formarnos un criterio sobre los acontecimientos, tomar postura y actuar en consecuencia. El impacto social, político e incluso económico de una imagen puede derribar gobiernos, arruinar empresas y, quizás, mejorar el mundo. Los fotoperiodistas son notarios de la realidad que enfrentan un subfusil con una simple lente de cristal.
También desde el periodismo, Michael Ignatieff, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, ha analizado los grandes conflictos del convulso tiempo en que vivimos. Y desde la historia y la filosofía… este multifacético escritor, académico y ex político es un intelectual comprometido con la democracia y la libertad, adalid de la tolerancia y defensor de las instituciones que garantizan el entendimiento entre personas y naciones. En un mundo donde hoy las guerras son la principal noticia de cada día, sus análisis reflexivos y valientes nos son más necesarios que nunca.
La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Premio Princesa de Asturias Cooperación Internacional, es el mayor organismo de colaboración multilateral entre países iberoamericanos de habla española y portuguesa, que trabaja con especial ahínco por el fomento de la educación, la cultura, la ciencia, la lengua y los derechos humanos. Con este objetivo, la OEI pone en marcha cada año una media de 600 proyectos que benefician a doce millones de personas en 23 países. Ha tendido, además, un firme puente entre Europa e Iberoamérica, que refuerza una conexión vital para el desarrollo de esos países americanos. La OEI es la prueba tangible de que está en nuestra mano marcar la diferencia, de que, en realidad, es posible cambiar el mundo. Y de que estamos obligados a intentarlo.
Nadie cuestiona el impacto de la salud sobre la calidad de vida y el desarrollo de una colectividad. Enfermedades endémicas y sin tratamientos adecuados pueden lastrar el crecimiento de las naciones y limitar sus potencialidades. Por eso cualquier adelanto en la investigación y atención sanitarias es una aportación al progreso común que nos favorece.
Con sus avances en el campo de la endocrinología, los científicos Daniel J. Drucker, Jeffrey M. Friedman, Joel F. Habener, Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov, Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, han contribuido de un modo fundamental a combatir dos importantes patologías que suponen un problema global de salud pública y que carecían hasta ahora de un tratamiento eficaz: la diabetes y la obesidad. Se calcula que sólo esta última afecta a 900 millones de personas en el mundo debido, sobre todo, a la falta de alimentos saludables. Porque no nos engañemos, este problema se asocia más a la pobreza que a la abundancia.
Su trabajo está obteniendo ya valiosos resultados con la creación de medicamentos para combatir ambas enfermedades y que benefician, además, a otras patologías asociadas a ellas, como las cardiovasculares. Un trabajo pionero el de este grupo de científicos cuyo impacto clínico y social es indudable.
Si algo nos enseñan también estos galardones es que el triunfo, a veces, es un amante esquivo y que la victoria consiste en ponerse de nuevo en pie tras haber caído. Carolina Marín, Premio Princesa de Asturias de los Deportes por su excepcional palmarés en bádminton, en el que es un referente internacional, tuvo que abandonar los recientes Juegos Olímpicos de Paris debido a una lesión, pero nada empañará su historial de méritos deportivos: triple campeona del mundo; ocho veces campeona de Europa; primera europea en lograr dos títulos mundiales consecutivos y primera del mundo en conseguir los tres títulos. Y es, sobre todo, un modelo de superación, fuente de inspiración y un ejemplo de valores, tanto en su vida profesional como personal.
Estos premios han situado a nuestro país, a nuestra comunidad y a todos cuantos participan de su celebración a la vanguardia de las mejores manifestaciones del ser humano: la literatura, la música, la ciencia, el arte, la tecnología… obras que nos enriquecen como sociedad y que dejan una huella que podrán seguir aquellos que vengan después. Los Premios Princesa de Asturias siguen siendo referencia de solidaridad y tolerancia en todo el mundo.
Su creación, hace más de cuarenta años, alimentó el sueño de que el avance de nuestra sociedad y la convivencia en paz es posible y, sobre todo, perdurable. Hoy, en esta gala que nos reúne en torno a las personas más destacadas y a su admirable labor es más fácil creer que de vez en cuando la vida «nos regala un sueño tan escurridizo / que hay que andarlo de puntillas / por no romper el hechizo».
Pueblo Ejemplar de Asturias 2024: Sotres
Un centenar de vecinos nos convoca este año desde el corazón de los Picos de Europa para celebrar los frutos de un trabajo colectivo que preserva para el futuro lo mejor de nuestras raíces y nuestra cultura. Asomados a los más de mil metros de altitud desde los que nos miran los sotrianos, tendremos la oportunidad de disfrutar con ellos, y con todos cuantos quieran acompañarlos, de una Asturias al borde mismo del cielo.
La entrega del Premio Pueblo Ejemplar de Asturias será un día que Sotres no olvidará nunca y pondrá un punto y seguido, que no final, a la historia de esfuerzo común que todos sus habitantes han escrito para llegar aquí. Que la unión hace la fuerza lo sabemos bien en esta tierra y cada año dejamos constancia de ello con cada nuevo galardón que reconoce el compromiso con su pueblo, su barrio, su parroquia… de un puñado de vecinos obstinados en mejorarlos para todos.
Y esa unión es lo que recompensa no sólo la Fundación Princesa de Asturias sino todos los asturianos, que queremos retribuir con nuestra presencia y nuestro apoyo una entrega que os ha hecho merecedores de admiración y ejemplo de la mejor Asturias.
Si por vuestra ubicación en el mapa se os ha llamado, en ocasiones, el último pueblo de Asturias, hoy sois, muy al contrario, el primer pueblo de una Asturias que mira a lo más alto para aplaudiros con entusiasmo.
Gracias a cuantos habéis hecho posible este premio que reconoce el compromiso tan especial de quienes trabajáis de forma desinteresada por el bien común. Gracias también por hacernos un poco mejores.
¡Enhorabuena!
Comentarios