Exceso de ruido político y jurídico en España. Repetimos algo parecido a lo vivido con el procés. Entre corruptelas, imputaciones y querellas, todos los días parecen históricos, pero realmente son histéricos. Hemos destruido muchos niveles de institucionalidad y convivencia, aún así, no podemos quejarnos mucho: en EE.UU. es peor.
A poco más de un mes unas elecciones que pueden marcar el rumbo del planeta, la primera potencia mundial vive una intensa fractura social marcada por oleadas de desinformación, pero que va mucho más allá. Como escribe el periodista Charlie Warzel en un impactante artículo en The Atlantic, allí hay millones de personas que quieren vivir en una realidad alternativa, acorde a sus creencias y sesgos, pero disociada de lo que pasa en el mundo.
Cuando el huracán Milton azotó Florida. Influencers, activistas ultras y «buhoneros de fake news» propagaron patrañas de primera categoría sobre «armas climáticas» creadas por la Casa Blanca. Y fomentaron campañas de acoso al personal de emergencias, dentro de una estrategia sostenida durante años para callar a las voces de la razón, para despreciar y silenciar a los expertos, alimentando corrientes de odio contra ellos. Los consideran tan peligrosos para su delirante cosmovisión que han llegado al punto de amenazar a los meteorólogos de muerte. La situación es tan grave y preocupante que un hombre del tiempo llegó a escribir en la desprestigiada Twitter (X) del ahora trumpista Elon Musk: «Matarnos no hará desaparecer a los huracanes».
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