Broncano y Motos se han convertido en algo así como los Messi y Cristiano Ronaldo de la televisión. Su rivalidad está llegando a ser épica y ambos tienen fans irreductibles, entusiastas y entregados. Es como una versión del enfrentamiento de las dos Españas, la conservadora de Motos y la progresista de Broncano, el Real Madrid y el Barça, la modernidad y la caspa. Cada punto de audiencia de diferencia se celebra como si fuera un gol en el clásico e incluso hay una clasificación parecida a la liga. De momento, contra todo pronóstico, van igualados, aunque El hormiguero partía como claro favorito ante La revuelta. Los dos son programas de entretenimiento y humor, pero Motos lleva mucho tiempo haciendo política, concretamente de derechas, y no puede evitar que Pedro Sánchez le caiga peor que mal, lo mismo que a sus tertulianos. Broncano es puro caos y surrealismo guionizado, diversión para los que les guste su estilo, aunque de la elección de invitados y de ciertos comentarios suyos y de sus colaboradores, dichos como de pasada, se deduce que está en las antípodas políticas de Motos. En todo caso, es mucho más sutil. La pelea es tan feroz que conozco a mucha gente que veta totalmente uno de los espacios para hacer audiencia al que quiere que gane. De repente, la televisión generalista, de capa caída, ha vuelto a cobrar protagonismo, e incluso muchos jóvenes han regresado al redil de la caja tonta. Al igual que la pugna de tantos años entre los dos astros del fútbol, esta entre dos animales televisivos sirve como opio del pueblo, lo que tampoco está mal de vez en cuando. ¿Quién ganará esta semana, con qué nos sorprenderán? La expectación está asegurada.
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