El rencor del verano

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

CARMELA QUEIJEIRO

15 jul 2024 . Actualizado a las 10:03 h.

Mucho ha cambiado el pronóstico del tiempo. Desde Mariano Medina, aquel señor bajito y de corbata que más parecía un inspector de abastos que un meteorólogo, hasta Himar González, la musa de las isobaras, todos hemos cambiado mucho. Ahora los datos son infinitos y las predicciones se ajustan cada vez más. El cambio climático, que se expande lentamente como la marabunta o como el mismo universo, está siendo seguido por las mujeres del tiempo que nos declaman las máximas como quien cuenta lo del premio de los euromillones. Pero se mantiene un reducto que resiste al invasor, nuestra Galia feroz, a la que, ya sea por miedo, ya por despecho, el calor no se atreve a llegar. La historia de siempre. Ahora que España se desertifica y los veraneantes de la costa del Levante vuelven sus ojos hacia el oeste, que los precios de los apartamentos de nuestras ciudades costeras suben como no lo hacen los termómetros, es hora de plantarse y cerrar las fronteras. Porque frente a nuestros compatriotas andaluces, murcianos, canarios o pitiusos que disfrutan frívolamente del calor y las playas masificadas, de las cafeterías, de los paseos con orquestas cantando los éxitos de hoy y de siempre, frente a todo ese paraíso de la felicidad barata y hortera, nosotros, con nuestro silencioso sufrimiento por la lluvia y el frío del verano, con nuestro rencor hacia España y sus telediarios, hacia ese prometido cambio climático que nunca acaba de llegar, nosotros, como Cirano, mantenemos nuestra dolida dignidad.