Aunque la globalización se empeña en hacernos cada vez más uniformes en todos los sentidos, todavía existen importantes diferencias y resistencias culturales. No me gusta por lo general poner a la sociedad norteamericana de ejemplo de nada, pero hay que reconocerles que en algunos aspectos me gusta su filosofía de vida. Está muy idealizado el ‘american dream’ porque en muchas ocasiones esas grandes promesas y expectativas acaban en fracaso, pero aunque esto sucede con frecuencia, ellas y ellos siguen insistiendo hasta lograr un reto, aunque sea un objetivo incompleto. No obstante, no existen reglas sin excepciones y en ello se están empeñando en el Partido Demócrata para que Joe Biden dé un paso atrás y renuncie a continuar como candidato a la Casa Blanca. La prensa más cercana también le está pidiendo que se aparte porque no está en condiciones ni físicas ni psicológicas para afrontar la próxima campaña electoral. Por ahora solo hay rumores de que se lo está pensando, aunque sus portavoces oficiales están lo desmintiendo y aseguran que se enfrentará a Donald Trump en noviembre. A mi modo de ver es necesario que se retire por él mismo, porque no merece la pena que se sacrifique. Confío en que así ocurra aunque sea más complicado potenciar ahora a otra persona para derrotar a Donald Trump.
Quienes ya habían tirado la toalla antes de jugar del partido fueron los tories con Rishi Sunak. Ya era hora de que se marcharan de Downing Street tras catorce años en los que sus diferentes primeros ministros ejecutaron la salida del país de la Unión Europea, privatizaron y recortaron en todos los servicios públicos, actuaron de manera irresponsable durante la pandemia (con Boris Johnson de fiesta en momentos en los que había que cumplir con los confinamientos) y casi colapsan el sistema financiero en 49 días (aguantó más la lechuga que Liz Truss). Espero que el Partido Laborista aproveche la ocasión para reconducir la situación y, si puede ser, vuelva a mirar a Europa (confío en que ocurra).
Sin duda alguna lo que nos tendrá a todas y a todos en vilo todo el fin de semana será Francia. Macron ha decidido unir sus fuerzas con la izquierda en más de doscientas circunscripciones con un ‘frente republicano’ que actúe de cordón sanitario contra la ultraderecha, que tras la primera vuelta del pasado domingo tiene más cerca que nunca antes la mayoría absoluta (y Jordan Bardella se convertiría en el primer ministro del gobierno). Confío en que ocurra en las legislativas la victoria del Frente Popular, pero lo que es innegable es que el apoyo popular que le están dando las urnas a Marine Le Pen no es pasajero y que hay que prepararse bien para luchar contra esta tendencia mundial que está a las puertas de vencer en 2027 en la carrera al Elíseo.
Se requiere bajo mi punto de vista un análisis más allá de lo económico (precarización laboral, empobrecimiento de las familias y la frustración con el futuro) para comprender que muchos votantes eligen opciones políticas que realmente no van a solucionar sus problemas, sino que van a culpar a un enemigo (por ejemplo, los ‘jovenlandeses’, vocablo despectivo que utiliza la extrema derecha contra personas de origen extranjero que cometen delitos, generalmente magrebíes) de las penurias, cuando son gente que huye del hambre, de la miseria, de la guerra y solo quieren un vida mejor (no buscan vivir de las paguitas públicas, como también se difunde a través de bulos). Ayer fue bastante desalentador escuchar la petición del PP de desplegar al ejército para evitar la llegada de cayucos a Canarias, pero no me sorprende desgraciadamente, porque ya desde la campaña en Cataluña se les vio más preocupados por competir con Vox contra la inmigración. Conste que es un rechazo al pobre, porque al extranjero rico no le ponen reparos. Bueno, quizás tampoco les haga mucha gracia ver que dos de los jugadores que están triunfando con la Selección Española de Fútbol en la Eurocopa (y confío en que ocurra hoy la eliminación a la anfitriona, a Alemania) sea uno de padre marroquí y madre ecuatoguineana (Lamine Yamal) y otro de origen ghanés (Nico Williams), pero les guste o no son dos extraordinarios jugadores, muy luchadores, buena gente y reflejo de la sociedad española (diversa y plural).
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