
Próximamente será la convocatoria extraordinaria de la EBAU y seguimos con la misma cantinela, muchos colegios siguen buscando y buscando cómo ayudar a su alumnado, pero no con más horas de clases sino inflando sus notas, para elevar su puntaje, sin embargo, dicho en forma sencilla, la experiencia ha enseñado que entrar a la Universidad es muy simple, lo difícil es mantenerse en ella…, ante esto, no sacamos nada con ayudarlos a entrar, si al poco tiempo, igual surgirán las diferencias con el alumnado de colegios más exigentes, solo igualando desde el ciclo básico a los alumnos en sus conocimientos y oportunidades los preparará para sortear con éxito la educación superior, evitando la deserción, de una vez se debe entender que la supuesta empujada de notas, es solo pan para hoy y una gran decepción y mucha rabia para el mañana del alumnando «inflado en notas», para su ilusionada familia, y para todo el alumnado del sistema educativo.
Sí, la notas en España se inflan. Sí, las notas en Asturias se inflan. Es algo tan simple y demostrable como comprobar las desviaciones de un punto o punto y medio entre las notas que se ponen en el colegio, y los resultados en la EBAU. Hay que pedir explicaciones y aplicar controles, rigurosos, de calidad por parte de las administraciones. Y esto es muy diferente a la otra realidad de que en muchos centros se ven forzados a adaptar el nivel de exigencia a la media que sus alumnos tiene. Esto es más preocupante, pero la manta es muy corta, ya que solo logramos amplificar las diferencias y que muchos estudiantes llegue a la EBAU con calificaciones infladas en sus expedientes académicos, obedeciendo siempre al cliente, que busca esta alternativa para que no se frustren los sueños de sus hijos/hijas.
Sin embargo, tenemos que saber enfrentarnos con la realidad y, como todos sabemos, al final la realidad se empecina en ser la que es. Y sí, ojalá las infladas de notas no existieran, pero negar esta obviedad sería hacer un flaco favor a la profesión y lo que es más importante, al alumnado. Porque, la única manera de mejorar en educación es ver qué no funciona, qué problemas tenemos en el sistema e intentar, con datos y evidencias, que mejore.
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