No es cosa exclusiva del Partido Popular, pero a éstos sobremanera les cuesta hallar un líder o lideresa que enderece su rumbo en Asturias. Le toca ahora intentarlo a Queipo que deberá remar con fuerza, salvar obstáculos y no quedarse a ver cómo se desgastan los socialistas, que es lo que solían hacer sus antecesores.
Álvaro Queipo está todavía en los primeros cursos de su carrera política y, en un corto periodo de tiempo, ya ha conseguido presidir la derecha en Asturias y ostentar el honorífico título de líder de la oposición en la Junta General. Pensar que estamos ante la persona capaz de ser alternativa sólida a los tradicionales gobiernos socialistas, es mucho pensar. Hasta ahora se le ve con suerte, con habilidad y con astucia, que no son poca cosa.
Cuando Mallada besó el suelo víctima de las zancadillas, Queipo no era más que uno entre mil que pasaba desapercibido en la segunda fila y alguien entre bambalinas pensó que aquel joven, todavía sin experiencia, sin currículo que mostrar y sin manchas en el traje podía ser el adecuado para no provocar rechazo entre las corrientes que siempre tensionan a la derecha.
A día de hoy, Queipo sigue siendo desconocido por una parte importante de la ciudadanía aunque intenta ser noticia, se deja ver en cualquier acto que congregue un puñado de personas, visita concejos y se reúne con la militancia para ordenar las juntas locales sin atreverse a cortar por lo sano en las agrupaciones potentes. Evita meterse en charcos y persigue con esmero la aprobación de sus mayores en el PP, cosa nada fácil, hasta buscó el asesoramiento de Álvarez Cascos, porque el que Ex General Secretario, aunque fuera del partido sigue teniendo infinidad de contactos.
Soportó con estoicidad y resignado silencio cuando en las elecciones autonómicas se optó por un funcionario de UE totalmente desconocido, estando él presto para lanzarse a por todas. No se arredró por ello y se mantuvo firme en su sitio y tampoco dijo nada cuando aquel funcionario desapareció de la escena para nunca más volver.
Hace poco tuvo un encuentro solemne con la Academia de la Llingua y se mostró sin reservas favorable al uso del asturiano que dijo practicar con soltura y habitualmente, por lo que se puede deducir que, llegado el momento, no pondrá objeción a la oficialidad aunque para ello tendrá que vencer rechazos en el seno de su partido. Cuando eso ocurra se merecerá ser nombrado Vaqueiro de Honor, también Académico de la Llingua y hasta Doctor Honoris Causa por la Universidad de Asunción. Seguro que sí.