El asturianismo «low cost» del PP
OPINIÓN
En la política, como en la vida, hay que distinguir entre «hacer» y «decir». El verbo «hacer» se ha convertido en un sello de identidad de la FSA-PSOE y del Gobierno que preside Adrián Barbón, expresado en la práctica como el impulso de políticas, medidas y proyectos encaminados a construir una Asturias mejor, más fuerte en lo económico, más justa en lo social y más orgullosa de su cultura, sus valores y sus tradiciones. Otros partidos, sin embargo, se sienten más cómodos en el terreno del «decir»: esto es, hablan mucho pero, a la hora de la verdad, no hacen nada.
Viene esta reflexión al hilo del debate abierto en los últimos días en torno a la oficialidad del asturiano y el eonaviego. Como es sabido, la FSA-PSOE revisó su posición al respecto en su 32 Congreso, en 2017, apostando por impulsar una oficialidad que garantice la protección y el futuro del asturiano y el eonaviego. Una posición que se plasmó la pasada legislatura en una propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía que no prosperó por la obstinada negativa de los partidos de la derecha y la extrema derecha.
Ahora, y a la vista del emplazamiento realizado en ese sentido por la Academia de la Llingua Asturiana, el Gobierno de Adrián Barbón ha vuelto a poner sobre la mesa una reforma estatutaria que permita, de una vez por todas, aprobar la oficialidad que asegure el futuro de uno de los principales instrumentos de nuestro rico patrimonio cultural. Como se puede ver, los y las socialistas de Asturias trabajamos con la voluntad de «hacer», de construir, de avanzar.
Pero he aquí que nos encontramos con una derecha, y en este punto me refiero de forma muy directa al PP, que es incapaz de salir del reducido espacio del «decir». En los últimos días nos encontramos con un Partido Popular que «dice» girar hacia posiciones supuestamente asturianistas, en un cambio de rumbo que ni sus más fieles acólitos se creen, pero que a la hora de la verdad, a la hora de «hacer», se disuelve como un azucarillo. Cómo entender, si no, que un partido que quiere hacer gala de asturianismo se oponga de forma tajante y vehemente a proteger y defender uno de los elementos fundamentales de la cultura asturiana, sino el más importante, como es su lengua.
Lo cierto es que los acontecimientos de los últimos días nos permiten constatar dos cosas. La primera, que el sobrevenido asturianismo del PP es un asturianismo de pega, un asturianismo de saldo. Un asturianismo, y permítaseme el anglicismo, «low cost».
Y la segunda, que el único partido que tiene un proyecto de futuro para Asturias, un proyecto que garantice crecimiento económico y creación de empleo, que facilite más derechos y libertades, que defienda y proteja su cultura, su identidad y sus valores, es el PSOE. Fuera de ahí, en el terreno de la derecha, en el seno del PP y sus nuevos dirigentes, solo hay una cosa: nula credibilidad, escasa coherencia -solo así se puede entender que rechacen en Asturias lo que promueven en Galicia- y un intento de decir a cada interlocutor lo que quiere escuchar. Y sobre esos principios nada positivo se puede construir.
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