Ni el BOE es ya fiable en campaña electoral

OPINIÓN

Un barco descarga carbón en el puerto de El Musel
Un barco descarga carbón en el puerto de El Musel J.L.Cereijido | Efe

03 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El 17 de mayo del año pasado comentaba la excelente noticia que, para Gijón y para Asturias, suponía la publicación en el BOE de la licitación del nuevo vial de acceso al puerto del Musel. Con frecuencia se hacen promesas en las elecciones que después se retrasan o incluso se olvidan, pero la publicación de la licitación de una obra en el BOE siempre implicó la certeza de que se realizaría. Sin embargo, tras unos meses de incertidumbre, el ministerio se desdice; la desvergüenza ha llegado extremos desconocidos en la política española. 

El ayuntamiento gijonés confirma que el proyecto era una chapuza irrealizable, que carecía de los estudios técnicos necesarios. La alternativa que ahora se propone desde el ministerio es un vial en superficie, que no evitaría el paso de camiones por las zonas pobladas del oeste, mucho más barato, y, con el dinero «sobrante», pagar viejos proyectos pendientes, que debían realizarse en cualquier caso. Tenía razón la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, cuando escribía el pasado domingo que se trata de un engaño intolerable. No se puede convertir el embuste en una forma habitual de hacer política. 

Extraña la poca dimensión que la noticia ha tenido en medios ovetenses. El Musel no es un asunto de Gijón, es el principal activo económico de una Asturias que ya no cuenta con la minería como fuente de riqueza. Solo el gran puerto asturiano saca al Principado de la marginalidad; el de Avilés, aunque importante, juega un papel complementario por motivos evidentes. Al problema de los accesos se une el abandono de la ZALIA. No solo padeció también el problema del aislamiento de las principales vías de comunicación, ¡carece de suministro eléctrico! Todavía hay quien sigue con la cantinela de que es un proyecto megalómano destinado al fracaso. Es evidente que nunca acogerá empresas si no reúne las mínimas condiciones para ello. ¿A quién perjudica esta situación? ¿A Gijón o a Asturias? Solo desde una perspectiva muy aldeana se puede seguir sin comprender que, afortunadamente, toda la zona central es una gran unidad no solo económica, sino prácticamente urbana. Da igual que las empresas estén en Langreo, Llanera, Avilés o Gijón, lo importante es que existan y puedan elegir el lugar más conveniente para su actividad porque tengan el suelo adecuado a sus necesidades, que esté próximo al puerto es indiscutiblemente positivo. 

Si el Musel y la ZALIA son un problema de Asturias, no estrictamente gijonés, hay otros que afectan a la ciudad y que no pueden seguir eternamente enquistados. No es admisible que una población que ronda los 300.000 habitantes, la mayor de Asturias, carezca de estación de autobuses. Tampoco que la de ferrocarril, por donde llega buena parte del turismo de la región, sea poco más que un apeadero. La estación intermodal no puede esperar más, tampoco el metrotrén, que ya ha recibido una inversión millonaria. 

En este aspecto es importante que se imponga la racionalidad. Lo fundamental es  que se hagan las estaciones y se ponga en marcha la comunicación con Cabueñes, que beneficiaría a toda la ciudad y a su entorno. Sería muy bonito que «el solarón» se convirtiese en un parque, pero no a costa de continuar con la parálisis de las estaciones y del metrotrén. Hay alternativas que pueden combinar la construcción de edificios y la consiguiente obtención de recursos con la existencia de zonas ajardinadas. Realismo y eficacia es lo que Gijón necesita. 

Gijón es una ciudad históricamente progresista, pero el voto de su ciudadanía no es cautivo. Lo ha demostrado en las elecciones municipales. Si el PSOE pierde Gijón, perderá también el gobierno del Principado y la mayoría en las elecciones generales, no está sobrado de poder autonómico y de diputados en las Cortes como para jugarse Asturias. La actual mayoría municipal, al desembarazarse de Vox, se ha alejado del sectarismo y, con una buena gestión, podría consolidarse, pero el voto en las autonómicas y las generales no coincide necesariamente con el de las municipales, que la izquierda hizo todo lo posible por perder el año pasado. Del Principado y del gobierno central va a depender en buena medida lo que suceda en el futuro. Lo que está claro es que se ha sobrepasado un límite y que el hartazgo de la ciudad solo se disipará con hechos.