Una sociedad que aspira a progresar jamás puede renunciar a la sabiduría y la experiencia de sus mayores. Eso es una premisa que debemos gravar a fuego. Sin embargo debemos censurar a esos mayores que ven a la juventud como personas necias, exentos de cultura y ausentes de toda responsabilidad.
En la política actual, de la ideología que sea, da igual mirar al ámbito local, autonómico, nacional o internacional hay muchos ejemplos que resultan llamativos cuando no patéticos. Son las casos de esos personajes, que fueron en su día destacados y que parece que son incapaces de hacerse a un lado y que no cesan de aleccionar como quien está en posesión de la única verdad.
Hay más, pero tenemos un par de ejemplos muy claros, son los expresidentes Felipe y Aznar, que cada cierto tiempo salen para dictar sus opiniones como semidioses. Se diría que anhelan el gobierno de la nación. Nada descabellado dado que la nación más poderosa del mundo va a ser gobernada, en el mejor de los casos, por un señor muy, muy mayor o por otro también mayor y que inquieta más. Aznar o a Felipe no producirían tanta alarma.
Cuando Aznar se expresa lo hace para indicar a sus discípulos el camino a tomar, sigue siendo una voz autorizada y son mayoría los que aplauden sus proclamas. Por el contrario Felipe, y otros socialistas de larga trayectoria, lo hacen para poner a parir al gobierno actual y al propio partido, como si no fuese el de las siglas que otro tiempo veneraron.
Trasladamos a Asturias y también contamos con esas viejas glorias que se resisten a disfrutar de sus jubilaciones dejando la acción a los más jóvenes. Mercedes Fernández o Isidro Rozada, por ejemplo, son de los que aparecen en cualquier cónclave de relevancia, ambos buscan influir en toma de decisiones, pero siguen siendo fieles a su partido, al menos de puertas para fuera.
Por el contrario el PSOE en Asturias, viéndose en el poder del Principado, comete el error de pensar que con eso es suficiente y no se percata de la pérdida de credibilidad y de la carencia de figuras jóvenes que ilusionen. Se ven casos llamativos como en Llanes, liderados por Trevín, o en Cangas de Narcea que se hubo de recurrir a José Luis para encauzar el rumbo perdido, ademas de Oviedo y Gijón donde los socialistas deambulan descabezadas. Y además aparecen personajes como Juan Luis R. Vigil, empecinado en no apartarse de la primera línea y que cada poco vierte sesudas opiniones, sin darse cuenta que está actuando como el payaso que no da risa. Estos ya maduros socialistas si quieren permanecer en activo, pónganse al servicio y colaboren, desde la humildad y desde el anonimato, con las nuevas generaciones que han de ser quienes marquen su futuro.
Comentarios