Me ha sorprendido gratamente ver en la televisión gallega un programa semanal que profundiza en el sentimiento de pertenencia de todo un pueblo. Cos pes na terra, que así se llama el programa, nos muestra tres historias de retorno, en unos casos, o de afianzamiento, en otros, de personas que han optado por la cultura campesina y ganadera, recuperando oficios olvidados, rescatando rebaños y razas de vacas, cabras, gansos o cerdos a punto de extinguirse, o exhumando tradiciones que se habían perdido entre los husos y ruecas de un telar.
Los protagonistas nos ofrecen una narración pedagógica de las posibilidades de la madre tierra cuando la cuidas, la trabajas con mimo y ella te devuelve, como en la lectura bíblica, ciento por uno.
Pero lo más interesante de esta cultura del arraigo es el compromiso, el pacto con la tierra, adquirido por hombres y mujeres jóvenes que han decidido quedarse en su aldea, en su lugar de nacimiento, para rehabilitar las tareas campesinas que ejercieron sus abuelos. Su mejor legado
Es el momento del mayor respeto ecológico para quienes han optado por el campo, por las granjas, como lugar de trabajo. Es admirable cómo manifiestan su respeto por el paisaje, y su «alabanza de aldea y menosprecio de corte», siguiendo el planteamiento del obispo Guevara, que lo dejó escrito en el siglo XV.
Es la crónica del arraigo secuencial centrado en los viejos oficios, en las disciplinas campesinas que han pasado de padres a hijos. Es una exhibición formal del sentimiento de pertenencia a esta tribu antigua de las gentes del poniente.
Y regresan al punto de partida con una preparación técnica altamente cualificada. Han vuelto para quedarse, para vencer a los elementos, al viento y a la lluvia, al frío extremo y al calor agobiante. Encuentran respuestas en los injertos realizados para derrotar las plagas, o en la armonía de los frutales cuando llega la primavera.
No se por qué extraña simbiosis recuerdo ahora una serie muy popular en la televisión pública de finales de los años setenta, Raíces, que narraba la historia épica de Kunta Kinte, quien, raptado en África, fue vendido como esclavo en América. Sus descendientes mantuvieron intacto el sentido del arraigo, que se unió al sentimiento de rebeldía que enarbolaron a lo largo de generaciones.
Cos pes na terra nos reconcilia con todo aquello que hemos sido, con lo que estamos siendo y con lo que queremos ser; nos cuenta historias recuperadas que son el nuevo relato de Galicia. Están regresando, vuelven.
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