Es como si esta especie de increíble Hulk pero de color naranja se dispusiera a descargar su puño sobre la ciudad de Nueva York, destrozando rascacielos, astillando puentes, haciendo volar por los aires taxis y autobuses amarillos. No hace falta subirle el volumen a la foto para saber que el hombre del puño cerrado y la boca abierta no está cantando, precisamente, La Internacional. Él es más de cantar las cuarenta, suele practicar el deporte de estar enfadado. He aquí a Donald Trump a punto de escuchar de boca de un juez que no, que no se desestiman los 34 cargos que le han caído por pagar el silencio de una actriz porno, Stormy Daniels. Su historial de presunciones de culpabilidad ya rodea el Capitolio. Pues como si nada: tiene muchas posibilidades de volver a ser presidente de los Estados Unidos. Solo faltaba que Putin dijese que Biden es más riquiño. Ya lo ha dicho. Definitivamente, el sueño americano produce monstruos.
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