Este es un país asquerosamente desagradecido con sus trabajadores, especialmente con los trabajadores más precarios. Esto se traduce en un deseo insidioso y enfermizo de fiscalizarnos incluso cuando estamos en situación de desempleo. Cuando te pones enfermo de gripe, por ejemplo, y tienes que ausentarte tres días por no estar en condiciones de trabajar, al volver a la empresa es como si acabaras de salir de la cárcel y volvieras al pequeño pueblo donde vives. Tres días que además no vas a cobrar salvo mejora del convenio.
Además hay que justificar esa ausencia con el debido justificante médico, porque puede ser que esos tres días los dediques a vender droga, a jugar en la ruleta o a cualquier otra perversión a las que somos tan asiduos quienes malamente llegamos a fin de mes en lugar de a compadecerte por el dolor en el sofá entre estertores febriles y sufriendo todo lo posible como corresponde a tu clase social congénita.
Así que ahora, Sanidad propone a las Comunidades Autónomas que podamos pedir «autobaja», que sería algo así como una declaración responsable para esos tres días en caso de enfermedad leve y dejar ya de tener que acudir al médico mientras te estás cagando encima. Es algo de una lógica demoledora: no puedes pedir a la gente que no vaya al médico por algo leve y al mismo tiempo pedirle a la gente que vaya al médico a por un papelito que demuestre que no estás engañando a la empresa no vendiendo secretos de estado a los rusos.
Es algo que sería beneficioso para los trabajadores, pero en este país, como digo, el desprecio a los trabajadores, el odio, incluso, contamina incluso a los propios trabajadores, y en contra de este asunto beneficioso para los trabajadores se han expresado la patronal, los sindicatos, los presidentes de comunidades autónomas, Podemos y un sinfín de tolilis de los medios ultras que no tienen pinta de trabajar mucho.
Las excusas son que sería muy difícil de implantar, no como andar cagándote encima a por un papel del que se emitirán varias copias, o que en España existe la picaresca, posiblemente la más piojosa excusa del mundo, o la más alucinante de todas, generalmente después de llamar «yolando» al interlocutor, y viene de las filas podemitas: la autobaja es abrir la puerta al individualismo y, atención, al autodiagnóstico liberal mediante el que decidiremos si tenemos apendicitis, depresión o lumbago sin ir al médico, porque el objetivo es individualizarnos y que renunciemos al derecho a ir al médico. Como se puede ver, todas estas excusas están cargadas de serias argumentaciones basadas en lo que es sin duda el principal modo de razonar de los españoles: el «a mí me parece».
Los trabajadores españoles somos nuestro peor enemigo, pero tampoco hacía falta contemporizar con quienes serían capaces de pagarnos el salario en cacahuetes. A lo largo de mi vida como trabajador solo he podido sacar una conclusión en lo laboral: si la derecha y la patronal están en contra, es bueno para el trabajador. Esta ley de hierro del proletariado deberíamos tenerla grabada a fuego en la frente. Los sindicatos españoles son bastante deficientes en general, a pesar de ser necesarios, y deberían avergonzarse de ser tan terroríficamente reacios a la transformación.
Desgraciadamente, parece que la delirante y caprichosa pataleta irracional ha dado sus frutos y la posibilidad de la autobaja, que funciona estupendamente en otros países, aquí se va a quedar en un cajón, lo que significa que ningún gobierno jamás la pondrá en marcha. Muchas gracias, es otra inestimable contribución de los grandes sindicatos a la mejora de las condiciones materiales de la clase obrera, como todos esos convenios que suelen firmar a los que solo les falta que nos obliguen a pagar por trabajar.
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