Wallapop, eBay, Milanuncios, Vinted... Hacienda se mete en nuestro trastero

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

VÍTOR MEJUTO

04 ene 2024 . Actualizado a las 09:20 h.

El trastero de mi casa tiene una capacidad limitada, así que hace ya tiempo que tomé una decisión salomónica: aquello que en dos años no se había movido de allí, iba al contenedor o a una plataforma de segunda mano (en el supuesto de que todavía estuviese en condiciones de ser aprovechado). No inventaba nada: millones de personas lo hacen en todo el mundo, porque no quieren acabar con síndrome de Diógenes y además están en su derecho de recuperar parte del dinero invertido en la compra de unos bienes a los que ya no dan uso. Internet multiplicó exponencialmente las posibilidades de éxito de estas transacciones con la aparición de plataformas como eBay, Milanuncios, Wallapop, Vinted y muchas otras. Ahora,, la entrada en vigor de la directiva europea conocida como DAC7 va a permitir a las autoridades fiscales de cada país miembro recabar información de los usuarios que realicen ventas de bienes o servicios, siempre que superen unos límites establecidos: 2.000 euros o treinta transacciones en el plazo de un año.

En principio, los particulares no tienen nada que temer, ya que tributación de las operaciones de compra-venta de segunda mano establece que solo se deben pagar impuestos cuando hay una ganancia patrimonial (diferencia entre el precio de compra y el de venta de un artículo). Nadie vende algo usado más caro que si fuera nuevo, aunque hay excepciones, como objetos de coleccionismo, joyas, bienes inmuebles o determinados vehículos, que pueden haber subido de precio. La medida va dirigida más contra los autónomos y empresas que hacen uso de estas plataformas como un canal de negocio más y para «prevenir el fraude y la evasión fiscal», según las autoridades de Bruselas.

Sin embargo, cuando se trata de Hacienda a la gente suele entrarle un ataque de pánico y la nueva normativa va a tener un efecto disuasorio: muchas personas no dejarán de vender, pero cerrarán los tratos fuera de internet (mediante el pago en mano u otros sistemas no fiscalizados), lo que a la postre significará un aumento de las posibilidades de engaño o estafa. Y todo, por meterse en nuestro trastero.