Pedro Sánchez ha venido a hablar de su último libro, Tierra quemada, perdón, Tierra firme. El hombre no descansa ni en los puentes. Anda empeñado en colocar su mensaje: que en toda biografía se puede producir un fantástico giro de guion, vamos, que es de lo más normal llegar a la presidencia del Gobierno prometiendo una cosa y luego hacer la contraria, por ejemplo, una amnistía. Es probable que la coartada de Pedro Sánchez no se la crean ni Pedro ni Sánchez, indicios de ello hay en su mirada, o en la mano que, en este instante, le advierte a Susanna Griso algo así como «quieta parada, por ahí no sigas». Tierra firme. Si el título es obra de este hombre, se ha ganado el sueldo del próximo decenio. Las malas o las buenas lenguas dirán que Pedro podría haberse ahorrado el trabajo de escribir, que hay políticos que entran directamente en esas listas bautizadas Los más vendidos sin necesidad de sacar un libro. Que basta con que uno se abrace, por ejemplo, a Carles Puigdemont.
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