Ay, la efusividad entre políticos, esas muestras de cariño resistentes como el diamante. En esta bonita estampa, Íñigo Errejón y Yolanda Díaz se funden en un abrazo de tal intensidad que es difícil saber dónde acaba la una y donde empieza el otro. Cuánto te quiero, Yolanda, pues yo te quiero mucho más, Íñigo. La foto está tomada apenas unas horas antes de que lo que queda de Galapagar se marche aullando al Grupo Mixto. Nadie como Pablo Iglesias y bla bla para dar su versión de cómo acaban estos amores perros, pero ni siquiera va a hacer falta que se tome la molestia; los derechazos, con perdón, se están emitiendo en riguroso directo. El cariño en política siempre es impostado, porque la historia dice que aquí, como en Los inmortales, solo puede quedar una. Podemos. Más País. Sumar. Imposible encontrar nombres más premonitorios, ejem. Y he aquí un último dato: hay abrazos tan sinceros que solo pueden acabar mal.