España en el tobogán

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Fernando Calvo | EFE

05 dic 2023 . Actualizado a las 09:33 h.

Mientras Junts y Esquerra Republicana siguen rivalizando por el protagonismo de sus respectivas mesas de diálogo «para avanzar decididamente hacia la independencia de Catalunya», el PP y Vox han elevado al pleno del Parlamento Europeo su rechazo a la amnistía. Por su parte, Pedro Sánchez, en su condición de presidente del Consejo de la Unión Europea, visitó Israel y territorios árabes de la zona e insistió en lo mucho que le importa y preocupa este conflicto. La realidad es que ha cosechado imágenes con el primer ministro judío, Benjamín Netanyahu, y con máximos dirigentes de países de la zona en conflicto. Pero, ya de vuelta a casa, cambió de tema.

Mientras, en España pudimos ver unas comparecencias televisivas de Alfonso Guerra y de José María Aznar, ambos por separado pero extrañamente coincidentes en algunas preocupaciones sobre el momento actual de España. Porque es bien cierto que Sánchez ha alcanzado la presidencia del Gobierno por senderos algo inquietantes y tortuosos, con el aparente o real lema de «todo, menos desprenderse del poder».

El escritor francés Víctor Hugo nos dejó los recados de que «la paz es la última forma verdadera de felicidad humana» y que «la guerra es un crimen». Por fortuna, nuestras inquietudes no son bélicas, pero sí que son inquietudes. No esperábamos tener que revisitar el pasado de unos nacionalismos que muchos españoles considerábamos ya bien encajados, para satisfacción de todos. Pero Sánchez prefirió retroalimentarlos antes que consentir que presidiese el Gobierno de España el candidato popular Núñez Feijoo, que había ganado las elecciones. Con lo cual no hizo nada prohibido, pero sí tal vez algo caro.

Todo esto nos ha traído hasta donde estamos ahora, con tensiones y conflictos que enconan el ambiente y nos desvían de unos buenos propósitos generales. Porque el debate político es muy necesario, ciertamente, pero también lo es que este se haga al servicio de los ciudadanos y de la unidad nacional, para lograr la armonía que distingue a las naciones bien regidas. Por eso es tan necesario volver al buen camino, que es ese en el que, sin deslizarnos por absurdos toboganes, cabemos todos los españoles.